Tu mano y mi mano, juntas como aquella hoja de aquel caluroso árbol cerezo. Tus suspiros y los míos, que se agrupan para encender aquella fría llama de aquel coral bello. Tu cuerpo deslizándose como pluma en aquel helado suelo, que junto a ti, se derite. Tu calor frío que me abraza en mis oscuras noches. Tus gemidos que hacen que mi oídos florezcan aunque estén helados sin tu ausencia. Tu aroma que no tiene encuentro, que me permite revivir aunque esté destrozado..

Y aunque estés bajo oscuridad y bajo la inmensa soledad de la tierra, yo te seguiré esperando en aquel helado suelo de verano…

Y cuando me mire en un reflejo, pensé realmente soy esa o es simplemente es una alma rota y perdida en cada grano de aquel frío desierto. Suspiré y salí a fuera, escuchar música y simplemente escribir todo lo que me salga de la mente, a veces me pregunto si realmente vivo para vivir o vivo para escribir.

Y si tanto dices que ya no lo quieres, ¿por qué le piensas tanto por la noche?

La noche en que mi alma se escapó, por que un día tú decidiste irte. La noche en que el corazón me latía a mil estaciones pero a la vez lloraba por tu presencia; La noche en que las plumas huyen y sale la luna, luna rota y sin brillo. La noche en que las estrellas se burlan de ti, por que eres diferente.

Y día en que el piano gime y flores que germinan en invierno, pero por desgracia tú sigues en aquella noche.

Me gustaría vivir en una inmensa casa donde mi soledad pueda estar, con ventanas pequeñas pero no tan pequeñas para que mis ojos permitan ver lo cruel que es la realidad. Una casa con un pequeño jardín, lleno de flores, para que el aroma repare mis pequeños hoyos de cueva.

Mi otro sueño es ser libre, libre de la vida y de la muerte; quiero escribir en invierno y en primavera, hacer que mis palabras germinen en ese pequeño vacío que me destruye poco a poco.

Y antes de que la muerte me duerma y me lleve lejos, quiero ser valiente.