Jueves 17 de noviembre de 1984,
La noche del 29 de enero de 1975 Toronto, Canadá, según los registros, esa noche la familia del 32-B olvidó apagar la chimenea, él edificio se quemó.
¡Un niño!, gritaste con fuerza al entrar al departamento 32-B, corriste hacia él, lo cargaste y lo sacaste, al sacarlo siguió llorando y le preguntaste que dónde estaba su familia, el entre sollozos te respondió que seguían dentro. Volviste a entrar a buscar a su familia, pero no encontraste nada más que cadáveres, empezaste a gritar, mientras tus lágrimas no paraban de derramarse. Saliste y le dijiste a tus compañeros que no había nadie vivo.
Te secaste las lágrimas, te acercaste al niño y le preguntaste su nombre, no te respondió, entonces tú le dijiste: Bueno, yo me llamo Micke, ¿ahora si me puedes decir el tuyo?, el niño con los ojos hinchados de tanto llorar te respondió: Billy, me llamo Billy. Tratando de no llorar le dijiste que su familia había ido a la tienda, pero que iban a tardar mucho. Lo cargaste, le secaste las lágrimas y le diste un beso en la frente, le pregúntate que si tenía más familiares, él te respondió que no, pues sus abuelos habían fallecido de viejitos y que no tenía tíos. En seguida le preguntaste que si se quería quedar contigo por un tiempo, a lo que él te respondió que sí.
Se te ocurrió que los sobrevivientes sabrían algo sobre él y su familia, así que te dirigiste a tus compañeros y les preguntaste que quienes eran los sobrevivientes, a lo que te respondieron que de 120 personas viviendo en el edificio, solo sobrevivió el niño, te quedaste impactado y un poco confundido.
Fuiste con el niño y le preguntaste que si te acompañaba a ver a unos amigos, él te dijo que si, caminaste hacia un oficial y le pediste que si te llevaba al departamento policiaco, el asintió, se subieron a la patrulla y se dirigieron hacia allá. Llegaron y le agradeciste. Entraste junto con el niño y preguntaste por Rob, te dirigieron hacia él y le preguntaste que si te ayudaba a buscar sobre el niño y su familia, él te dijo que sí. Esperaste unas 2 horas, el niño se durmió y seguía sin darte resultados. Rob dio un largo suspiro y te dijo que no había ningún registro sobre él o su familia, que tal vez su familia era ilegal, le dijiste que era lo más probable y le agradeciste, cargaste a Billy, llamaste a un taxi y se dirigieron a tu departamento.
Lo acostaste en tu cama, lo cobijaste, te fuiste a poner tu piyama fuiste a la cocina por un vaso de leche, respiraste hondo, te acostaste en el sofá y te dormiste.
Sin darte cuentas los meses iban pasando y conforme cada día pasaba te ibas encariñando más con Billy.
Un día recibiste una llamada de la detective James la cual te decía que la causante del incendio no fue la chimenea ni nada que estuviera en la escena del crimen y que el sospechoso más probable era el niño, al escuchar eso colgaste de inmediato, empacaste lo que pudiste, llamaste al niño, se subieron a tu coche y te dirigiste al pueblo más lejano que encontraste. Compraste una cabaña muy pequeña, en la que tú y Billy vivieron por unos meses, hasta que un día la detective te volvió a llamar, enojado le gritaste ¿Qué quieres? Y ella te respondió que había investigado más sobre el niño y que ha habido 4 casos en los que se quema un edificio y que el único sobreviviente es un niño llamado Billy de alrededor de 5 años. Pero no pueden ser iguales, son solo coincidencias, le respondiste. Te siguió insistiendo pero no le hiciste caso. Una cosa más, te dijo, por secuestrar a un sospechoso y testigo eres fugitivo, en cuanto te vean las autoridades te meterán a la cárcel, perdón. Perdón ¿Por qué? Le preguntaste. Es que detuviste el caso, llamé a la policía están afuera de tu cabaña, te dijo. ¿Qué? Gritaste con odio, colgaste de inmediato, miraste por la ventana, estabas rodeado, ¡Billy, corre! Gritaste fuertemente, corriste a buscarlo, lo encontraste en un cuarto prendiendo una vela ¡con sus manos!, te volteó a ver con una mirada despiadada y te dijo: Yo fui el que quemó el edificio. Te pusiste pálido y te desmayaste.
Despertaste en un cuarto con la detective James, estabas sentado y amarrado a la silla. La detective te empezó a hablar sobre aquel niño y te explicó que tenía una rara enfermedad llamada el “síndrome X”, la cual no te permite envejecer, el niño no era un niño, en realidad tenía más de 30 años y sabía manipular muy bien a las personas. Te quedaste sin palabras, la detective salió y dos guardias entraron por ti. Dos semanas después de que estuvieras en la cárcel el departamento donde vivías se quemó. Ahora estas sentando en tu celda pensando sobre quién era ese “niño”, pero nunca lo averiguarás. Ahora te quiero decir una cosa más, yo, el que te manda esta carta es Billy.