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VAGABUNDO

Triste esta el vagabundo,
Se ha escapado de su hogar,
Le ha llamado el mundo
Ha querido deambular.

Se ha sentido extraño
Ya que todo le ha faltado
Es como un naufrago
De la sociedad olvidado.

Vagabundo ¿Qué as observado?
¿Qué me puedes platicar?
El vagabundo me ha contestado
Que no encuentra su hogar.

Ya que lo que ha soñado
Jamás lo podrá encontrar,
Por eso siempre ha vagado
Y mas se a de alejar.

Pues el mundo conocido
Ya no lo encontrara
Pues todo ha desaparecido
Y todo se acabara.

Se aleja como un mendigo
En busca de la libertad
El mundo que ha conocido
No le gusta para anclar.

Es un alma libre e invencible,
Y quiere un mundo de libertad,
Donde la guerra siempre se olvide
Donde solo haya cabida para la paz.

Vagabundo tristemente
Te voy yo a comentar
Que la paz por la gente,
Mas lejos de nosotros esta.

Vagabundo busca ese rincón
Donde exista siempre la paz,
E invítame a conocerlo
Y dime como lo lograras.

Gracias vagabundo
Por decirme de la paz
De la que no hay en el mundo,
Pero que podemos lograr.

Hasta luego vagabundo
Se que lo lograras
Aunque en el fin del mundo
Lo que buscas encontraras.

Akire astrid «la nave de los dioses»

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ABANDONO.

Triste esta aquel anciano,
Al que abandonaron sus hijos,
A los que les compartió su destino,
El se los dedico sin reproche y condición.

Lo abandonaron sus hijos,
Y sin piedad lo hirieron;
Ellos triunfaron muy lejos
Y lo arrumbaron por viejo.
Ya no les sirve
Ya no hay razón
Para cuidar a ese viejo;
Que les entrego su corazón.

Pero ha llegado el momento
De la revancha que es dulce
Esta escapando de pronto,
Pues apareció la muerte.

Ahora el abandona a sus hijos,
Como ellos lo hicieron,
Por que aunque estuvieron lejos,
Siempre con crueldad lo hirieron.

Para ellos a llegado
Un amargo remordimiento,
Pues aunque lo tenían olvidado,
Siempre los estaba esperando.

Todo eso es lo que el abandona,
Es dulce su venganza
La muerte apareció
Con una nueva esperanza.

Ahora le gritan y lloran
Aquellos que le abandonaron;
Y todo en sus adentros se desgarra,
Y le dicen viejo te necesitamos.

El lloro por el abandono,
Lagrimas de dolor,
Que hasta su muerte
Le sangraron el corazón.

Pero el no abandona
Con la misma crueldad,
El simplemente camina,
Un sendero al mas allá.

El no los abandona
Ya que en sus sueños vivirá,
Y seguirá dándoles amor y ternura,
Y por siempre su recuerdo
Vivirá en sus corazones con galanura.

por Akire Astrid ¨la nave de los dioces¨

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EL DÍA QUE DIOS ME VISITO.

Eran como las cuatro de la tarde, nosotros vivíamos camino a la subida de Necoxtla, cuando de repente se presento un señor un limosnerito sin zapatos, y con ropa muy roída de momento me espante y empecé a gritar.
-¡Abuelita! ¡Abuelita! Hay un hombre en la puerta.
A lo que el hombre me dijo con dulzura.
-No nena no te espantes. Yo solo vengo a preguntar ¿Sí no tienen algo de comer?

Mi abuelita al oír los gritos, salio vio al señor y le pregunto.
-¿Qué desea usted señor?
-Tengo hambre y sed señora vengo de un lugar muy lejano, no tendrá algo que calme mi hambre y mi sed.
Es lo que le contesto el señor, mi abuelita sin ningún temor le ofreció una silla, el limosnerito se sentó en ella descansando sus pies se veían ampollados de todo lo que había caminado.
Sin ningún sentimiento de codicia busco ropa que mi papa no usaba pero que estuviera en buen estado se la dio.

-Señor pase al baño y póngase esto, para que no le frio es ropa que ya no ocupa mi hijo y también estos zapatos eran de mi esposo.
Esto le dijo mi abuelita y el señor paso a cambiarse de ropa y se puso los zapatos en lo que mi abuelita le servia un plato de sopa caliente y le hacia un blanquillo no éramos de dinero.
Pero mi abuelita era de un corazón noble y desprendido así que mi abuelita lo atendió como si fuera un familiar un poco agua de limón.
El señor se dirigió a mi abuelita y le dio las gracias y con mucha ternura me hablo diciéndome.
-Aprende que la nobleza y desprendimiento del corazón de tu abuelita, es una mujer excepcional.
Cuando nos dijo esto se despidió y se marcho rumbo a Necoxtla y yo me le quede viendo a mi abuelita y le dije.
– No te dio miedo era un desconocido a mi me dio miedo abuelita. Pero los ojos del señor eran muy buenos.
Mi abuelita se sentó en la silla y me cargo y me dijo.
-Eso hay que ver, la bondad y la nobleza de los corazones y aprender que a veces en una persona como esta se te puede presentar dios probando tu fe y tu corazón.
Yo me baje corriendo y salí a la calle a ver para donde se había ido el señor y lo vi caminando todavía hacia el cerro,
Y cuando llego a la subida volteo y movió su mano despidiéndose de mi pero ya no subió el cerro subió en un rayo de sol hacia el cielo, y su cambio era impresionante llevaba una túnica blanca y cabello largo y la ropa que mi abuelita le había dado quedo en el lugar. Le grite a mi abuelita.
– ¡Era dios abuelita! ¡Era dios!
Mi abuelita sonrió se encamino a donde había quedado la ropa, y la recogió y alzando sus ojos al cielo dijo.
-Gracias Señor por mostrar que existes,
Y por tu visita gracias por tantas bendiciones. Y por que a mi nieta le has demostrado que existes.
Desde entonces y para entonces veo a la gente humilde a los ojos por que se que entre gente muy humilde puede andar ¡Dios! Solo en sus ojos hay amor, Bondad, Nobleza y todo el amor de un padre a sus hijos.
Hemos de fijarnos bien de lo que nuestros ojos ven, para guardarlas en nuestro interior, y pasar nuestras experiencias a nuestros hijos y a nuestros nietos.
Y dios siempre esperara a que nosotros le abramos nuestro corazón fíjate bien dios puede estar a tu lado
Escrito por. Akire Astrid la nave de los dioses.

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