-¡Cuidado con el cieguito!-
Grita la señora Mary del kiosko, como anunciando un verdadero peligro pùblico…
-Siga derechito no más socito-
Grita otro, muerto de la risa al ver que el bastòn del muchacho invidente arrasaba con toda una mercancia colocada sobre un paño en medio de la vereda, perteneciente a un desafortunado comerciante ambulante…
Fastidiado el afectado y maldiciendo a regañadientes trata de rescatar lo posible de sus valiosos cds pirateados de mùsica mp3; dvds; pelìculas; juegos; programas. Muchos de ellos yacìan desparramados y despedazados por doquier, de la atestada calle Mey. Reconocida como informal mercado de maravillas tràficadas… a muy conveniente precio…
Pero Nibaldo sin inmutar, continuaba a paso rápido como si nada.
Sólo pensaba en llegar pronto a su destino. Y se abría camino entre el gentìo con dìficultad pero seguridad a la vez. Poco a poco el bullicio de la comuna de Estaciòn Central iba quedando atrás también.
Casi con cálculo matemático, doblo un par de cuadras, sin chocar ni una sola oportunidad.
A medida que se iba acercando a su meta, destensaba sus otros sentidos alertas anteriormente. Y los latidosde su corazòn se aceleraban a cada instante… Era como si el tiempo se estubiera deteniendo en aquel latente silencio que reinaba ahora… cerca de la plaza donde estaba a punto de llegar, después de cruzar ese último pasaje que le quedaba, pero no alcanzó…