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EL INTERROGATORIO

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La habitación era a la medida. Ni tan grande ni tan pequeña. Pero como a cualquiera, no me gustaba estar aquí. No había ventanas donde se pudiera ver el exterior. Las paredes eran grises y la luz era escasa. La cama era cómoda, pero no había un baño en la habitación. Rayos, ni siquiera tenía un libro para leer. Además, el hecho de tener esposas me daba urticaria. No estaban apretadas pero estaban atadas a la mesa de metal. Llevaba casi una hora sentado allí. Había dos sillas al otro extremo de la mesa. La puerta enfrente de mí era de metal. La persona que la custodiaba estaba afuera. Podía ver su sombra debajo de la puerta. Si era una sala de interrogatorios faltaba el espejo a mi derecha o a mi izquierda. Aunque sí había una cámara en una de las esquinas.

La situación se había salido de control. Ahora estoy en un agujero del cual será difícil salir… Creo que ya no hay escapatoria…

Las cosas habían dado un giro de 360 grados. Después de lo que ocurrió en Washington, los militares me detuvieron, me cubrieron la cabeza y me trajeron en un auto a Dios sabe dónde. No sé dónde estoy, ni siquiera sé que está pasando. Barry y Grant no lo podían creer. Ni siquiera sé dónde están. Pero lo que vieron allí era obvio… cuando entraron a esa habitación… Rayos, las cosas no están a mi favor ahora. Es posible que crean que soy un traidor pero… no lo soy. Hice lo que tenía que hacer…

No lo sé… Trato de mantener la calma pero es difícil, teniendo en cuenta de que soy una especie de acusado en todo esto. ¿Cómo pudieron terminar las cosas de esta forma? ¿Dónde estoy?

En ese momento, se escuchó el sonido del metal detrás de la puerta y esta se abrió. Dos personas entraron por la puerta. Un hombre y una mujer. El hombre era caucásico, de cabello negro y ojos marrones. Llevaba unos documentos en la mano. Iba vestido con unos jeans azules y una camisa blanca. Debía tener unos 33 años. La mujer era muy guapa, caucásica, de cabello castaño y ojos de color avellana. Llevaba una camiseta henley de color gris y pantalón negro. Rondaría entre los 28 y los 30 años. Ambos tenían botas militares. El hombre habló primero.

-Buenas tardes, Señor Oliveira. Soy Dan Keller. Ella es Elena Lewis. Somos agentes de la NSA.

-Genial. ¿Cuándo van a decirme que esta ocurriendo?

-Disculpe que lo hayamos traído hasta aquí contra su voluntad pero era necesario hacerlo. No somos su enemigo así que le sugiero que no se preocupe.

-¿Qué no me preocupe? Llevo dos días aquí, nadie me ha dicho lo que está pasando o por qué estoy aquí.

Elena habló de inmediato con tono serio.

-¿Se da cuenta del problema en el que está metido señor Oliveira?

Yo la mire. No parecía muy amigable. Como dije la mujer era muy guapa pero se notaba muy seria al observarme. Como si no tuviera sentimientos al verme.

-Tranquila Elena. No queremos incomodar a Carlos con tu actitud –dijo el agente Keller con sarcasmo.

Yo no tenía tiempo para sarcasmo. No estaba de humor. Me levante de la silla y hable con voz fuerte.

-¿Qué está pasando señor? ¿Qué estoy haciendo aquí?

Keller levanto la mano y habló con un tono muy tranquilo. La mujer saco de detrás de su pantalón lo que parecía un arma de electrochoque.

-Señor, necesito que mantenga la calma por favor. Trataremos de responder sus preguntas pero tiene que ayudarnos a aclarar algunas cosas. Por favor, siéntese –Luego miro a su compañera.– Guarda eso Elena, no queremos usar la fuerza bruta con el señor Oliveira. Nuestras órdenes son muy claras.

Trate de contener la ira un poco. No me gustaba la idea de estar en una celda y ser interrogado por “agentes de la NSA.” Pero no tenía opción y no podía ir a ninguna parte.  La mujer estaba armada y podría neutralizarme cuantas veces quisiera si no me quedaba quieto o si no cooperaba. Además, a ella no parecía importarle lo que dijera el agente Keller. Tome asiento lentamente. Ellos también hicieron lo mismo.

-Se dará cuenta de que lo que ocurre es muy serio señor, así que voy a ser lo más breve posible para que me comprenda –antes de que pudiera afirmar con la cabeza el siguió hablando.– Usted es objeto de investigación. Se le acusa de cometer Traición y de ser un Bioterrorista. Somos investigadores asignados por la NSA y el señor Aaron Graham para analizar su situación.

¿Qué? Estaba con la boca abierta. Fue como si me hubieran disparado en el corazón. El agente Keller continúo hablando.

-Es por eso que lo hemos retenido aquí. Esto es extraoficial. Nadie sabe que está aquí. Y nos encargaremos de que así sea. Sé que su acusación es muy seria. Pero como toda acusación, se requieren pruebas sólidas y fundamentos razonables, así que tenemos todo el tiempo que queramos. Por lo tanto, necesitamos que coopere con nosotros señor Oliveira. Puede que su cooperación lo saque del problema en el que está metido actualmente así que, todo lo que tiene que hacer es ayudarnos a entender si las acusaciones en su contra tienen fundamento o no. Sera interrogado por mi persona y por la señorita Lewis a partir de ahora y va responder todas nuestras preguntas e inquietudes. ¿Entiende lo que le acabo de decir?

Yo respondí lentamente con la cabeza. En realidad, no sabía que decir. ¿Traición? ¿Bioterrorista? ¿Dónde están Barry y Grant?

-Si necesita agua o algún refrigerio, avísenos. ¿Tiene hambre?– dijo la agente Lewis.

-Ya me dieron de comer. ¿Dónde están Ian Grant y Barry Burton?

-Sus amigos están bien. Es todo lo que tiene saber sobre ellos –respondió Keller. La mujer volvió a retomar la conversación.

-Bien. Empecemos. Como se habrá dado cuenta, esa cámara de allí estará grabando todo lo que hablemos –dijo mientras señalaba la cámara de la esquina.

-¿El señor Graham sabe que estoy aquí? Si es así, ¿por qué no ha venido él personalmente?

Fue Keller el que respondió.

-¿Quiere que le sea sincero? El señor Graham no está seguro si debe estar aquí ya que, fueron sus amigos los que acudieron a él y lo acusaron a usted de ser un traidor. De hecho, algunos de ellos creen que es un doble agente de la compañía Umbrella Corporation. Por no mencionar el hecho de que piensan que es un bioterrorista muy peligroso. En resumen, el señor Graham no confía en usted debido a la presión de sus amigos y los hechos que han ocurrido en Washington. Pero aún tiene fe en su capacidad. Así que él quiere comprobar si estas acusaciones son ciertas, por mucho que mis amigos quieran evitarlo.

Esto no puede estar pasando. Ahora mis amigos están seguros de que los he traicionado. Santo Dios…

-¿A qué se refiere?

El agente Keller cambio el tono de su voz así como la expresión de su rostro.

-Hay cosas que es mejor no saber señor Oliveira. Ahora díganos que fue lo que pasó en el hotel Capitolio. Lo escucharemos con atención.

***

Esta historia forma parte de uno de los capítulos de un libro que estaba escribiendo hace tiempo. Se basa en la serie de videojuegos Resident Evil, creada por Capcom. En este capitulo cuento la historia de un personaje llamado Carlos Oliveira, un mercenario del Servicio de Contramedidas Biológicas de la Corporación Umbrella.

 Puede que la historia sea un poco confusa para algunos pero tiene bastante intriga y suspenso. Espero les haya gustado. Sobre todo a los que les gustan las historias de Resident Evil.  Atento a sus comentarios.

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