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Una Página En Blanco

De pronto empiezan a bailar mis pensamientos y sentimientos, buscando letras que unidas, mezcladas y entrelazadas, les den forma, vida y movimiento.

Un día, la soledad asalta la página en blanco y la torna gris con su tristeza, arremolina y desordena las letras a su alrededor y las convierte en escudo de su dolor y desazón.

Otro día, en cambio, la alegría ilumina la página con divertido esplendor, baila con las letras y ríe con los signos, las convierte en coro y pareja y las hace volar por los aires de la libertad, el color y la imaginación.

Un día más, la tristeza humedece la página con las lágrimas de quien escribe y lee, las letras desdibujan su forma, el corazón se encoge, los labios se aprietan y se convierten en mueca de desazón mientras los recuerdos olvidados retornan al corazón… las cicatrices cobran vida y vuelven a romper las carnes con dolor.

El día de la esperanza la página queda inmaculada e impoluta, lista para el asalto de las letras, en tropel, en desorden, con ahínco, con fuerza… con vigorosa y bizarra ilusión!

El día que el desamor toma posesión, las páginas quedan rasgadas por el filo de las letras del dolor, ellas mismas se rehúyen y se rechazan, sufren y se desgarran, dibujan tormentas, escriben tormentos y se apropian de la más terrible aflicción.

Un día le toca el turno a la pasión… las letras, tímidas, enrojecen… los signos se esconden para no verse arrastrados por el torrente del ímpetu, vehemencia, delirio y frenesí… la página queda arrebolada y arrebujada por tan insoportable pasión y por fin, un suspiro precede al manso y sereno sueño al que se desliza finalmente complacido el placer.

Y el día en que la paz llega, suaviza las letras, adorna la página, silban las comas, brincan los puntos, los interrogantes ríen y la admiración se crece y maravilla. El día en que la paz reina, las letras retoman su cauce, las palabras recobran su significado, los puntos marcan descansos, las comas permiten un respiro… el día en el que la paz llega, los signos, palabras, frases, párrafos, historias… recuerdan, recobran, sienten y viven nuevamente su sentido y signficado.

Por fin llega el día del amor, la página se rinde ante él, las letras le hacen venias y los signos se atropellan por estar a su vera, orgullosos de distinguir, resaltar y realzar su significado y esplendor.  El amor es siempre esperado, por página, letra y lector.  Renueva motivos, encuentra razones, impregna sentimientos, descubre promesas y devuelve sueños y emoción. Es el amor que se vierte desde el corazón, se siente en cada pulsación, altera la respiración, calma el miedo y vive al lado de la razón. Es el amor que une al humano y su humanidad. Es el amor que hace sentir la Divinidad. Es el amor que se llama vida y verdad.

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