Interpretar es mi tormento,
como desearía solo captar lo literal.
Lo que es. Lo que está
El contexto, el trasfondo, lo que implica
me persigue, me atormenta.
Cada carácter escrito integra cientos de mensajes.
Que no dependen de ti. Sino de mí.
De lo que yo quisiera que escribieras.
La confrontación entre lo que está y lo que,
desde mi soledad, debió haber estado.
Una palabra despierta una cadena posibles escenarios.
Todos generados por mí. No por ti.
Inician con una palabra…
Leo “hola”. Siento “quiero saber de ti”
Infiero “aburrimiento”. Espero “te extraño”
Busco “te necesito”.
Desesperadamente, víctima de mi propia imaginación,
extenuada mi alma de las posibilidades infinititas,
imagino poder leer “hola” sin buscar otro significado.