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LA PROMESA

 

Abril de 1666

Tess dio unos pasos atrás horrorizada, era tanto el miedo que sentía, que se quedó muda e inmóvil. La pequeña cabaña de madera pareció aún más estrecha por la figura de gran tamaño. Su cabello era azulado e igual el color de su piel escamosa, por sus rasgos, mujer. ¡Una Monstruo! Pero eso no era lo que la petrificaba. Era la habitación. Bañada por la sangre de sus padres y hermanos, esparcidos por el cuarto en posturas anormales. Notó como su madre empezó a mover la mano hacía ella. Sus ojos inyectados en sangre la apuraron para que se marchara. Que huyera lo más rápido posible, pero su cuerpo no respondía. Su madre a la que le faltaban las piernas y su brazo izquierdo, dejó de moverse mirándola aun fijamente con unos ojos ahora sin vida.

La bestia que estuvo en reposo mientras Tess veía la escena espantada, comenzó a brotar sangre sin parar por su boca, menguando su cuerpo. Soltando tal cantidad de sangre que pareciera que no la necesitara. Que esto solo había sido consumado por el simple disfrute, un juego. Una vez que acabó de expulsar lo que no necesitaba y que no iba a empequeñecer más, adquirió rasgos más humanos.

Tess sintió sorpresa y rabia al mismo tiempo. Apretó los puños con tanta fuerza que no se dio cuenta de que llevaba la muñeca de madera de su hermana pequeña en su mano derecha. La cabeza de madera cayó al suelo de la ahora silenciosa habitación, haciendo que el ruido retumbase por el espacio. Aunque su familia acababa de ser asesinada, su ira no era por ello ni la sorpresa porque fuera la asesina una humana, la única razón de ello era el hecho de que la conocía y supo entonces que esto era por venganza y no por diversión.

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Todo empezó cuando a principios de invierno Tess atravesaba el puente viejo del lago, cerca del cementerio camino hacia su casa cuando una parte de este cedió, cayendo bajo ella tablones podridos de madera que rompieron la fina capa de hielo, haciendo que esta se hundiera en el lago helado. Ella sabía nadar, pero el hielo cedía ante su peso, su intento por subir fue inútil. Al poco tiempo su cuerpo simplemente se durmió y Tess dejo de estar en la superficie.

Pensaba que iba a morir, pero sintió algo o a alguien nadar cerca de ella, abrió los ojos y ciertamente podía percibir una figura borrosa oscura nadar alrededor de ella. Sabía que no podía ser un pez, esa figura era grande y alargada. Al momento su cuerpo noto un fuerte calor, era un alivio para su cuerpo entumecido que empezaba a calentarse, pero de nada le serviría, ya no podía aguantar la respiración y simplemente abandonó perdiendo la conciencia.

Notó que la cabeza le daba vueltas y de nuevo volvió a sentir el calor. Abrió  los ojos poco a poco. Veía el cielo nocturno despejado con muchas estrellas. Se dio cuenta de que estaba en el suelo tumbada con su ropa ahora seca. Sintiéndose mejor se puso en pie y se dio cuenta de que no tenia el vestido mojado por detrás de estar acostada en la nieve. Todo esto era muy extraño.

A pocos metros de ella se oyó un extraño chapoteo procedente de la orilla del lago en el que se había caído. Tess camino hacia la orilla y al lado de una roca grande con mucho musgo, vio para su asombro que había una mujer tumbada boca arriba. De cintura para abajo estaba sumergida en el agua.Tess sorprendida pudo ver el origen de aquel chapoteo. Aquella mujer en vez de sacar las piernas del agua, sacó una cola larga de pez azul que impacto de nuevo en el agua haciendo sonar aquel chapoteo. Tess no sabía cómo reaccionar.

La mujer mitad pez abrió los ojos de un color azul claro parecido al de su cola y la miró. Le ofreció una débil sonrisa muy agradable a la vista. Esta le dijo que no se asustara, que no le haría ningún daño y que si Tess estaba viva era gracias a ella. Había usado sus poderes para resucitarla y secarla. Así  no moriría de frío durante el tiempo que estuvo inconsciente. Tess se relajó por primera vez después de todo lo sucedido y quiso agradecerle ayudándola con lo que quisiera. Ya que la veía muy débil. La joven había acertado, la mujer le dijo que lo estaba tras usar una gran cantidad de poder y aceptó su ayuda.

La mujer sentada ahora contra la roca le dijo que había una forma de que se recuperara por completo. Tess escuchó atentamente lo que le decía. Tendría que volver dentro de un mes cuando ésta despertara de un sueño profundo, para así poder absorber parte de su fuerza y vitalidad de la joven. Como efecto secundario haría que Tess se sintiera demasiada agotada y mareada por un periodo de tiempo. Esto a la joven la asustó, pero no se echó a tras ya que era un precio justo por salvarle la vida y quería ayudarla.

Por ello le prometió que vendría dentro de un mes. La mujer dudó haciéndoselo prometer una vez más. Ya que si no venía, no se recuperaría y podría morir o peor, convertirse en algo horrible. Una vez le prometió por segunda e incluso una tercera vez, se giró y se marchó trotando hasta su casa. Ya era de noche y empezaba a tener frio. Además deseaba estar en su cálida casa rodeada de su familia que debía estar preocupada.

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La mujer ahora humana y sin cola salió de la cabaña, sabía que no la mataría. Era una noche muy nublada y sin estrellas. Tess sin moverse ni una sola vez de su sitio tenía vistas al exterior de la casa. Vio cómo se alejaba hasta cierto punto, parándose para al instante virarse hacia la casa. La miró fijamente a los ojos. Solo dijo una cosa antes de evaporarse entre la niebla espesa que rodeaba toda la casa:

“No hagas promesas que no vayas a cumplir»

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