Una tarde calurosa, inicia como cualquier otra, esperar que llegue el sol para acudir al río y zambullirse en la tranquilidad del agua, que refresca por unos minutos el cuerpo, zambullirse en esta tarde no era tan buena idea ya que el sol había secado el río, no había tanta agua, y no daba ganas de meterse, solo de poner lo pies y luego pensar en la rutina que ya cansaba, que ya el río no la escondía como se quería.

Las piedras eran un llamado a prestar atención a algo que no fuera únicamente el rió, porque sobresalían del agua, pero la rutina en ese momento empezó a terminarse cuando pude evidenciar las figuras que tenían, la mayoría dando formas que uno se podía imaginar y que eran demasiado fácil hacerlo. rápidamente surgió mi asombro y surgió ideas de que podía hacer con las piedras, cuando vi una piedra plana, grande, en forma de plato; luego vi una en forma de taza, solo le faltaba el hueco para el liquido: luego vi muchas piedras en una sola forma, que eran uniformes. y así daban muchas figuras.

En ese momento empece a juntaras en un solo lado, y saber que puedo hacer con ellas, regrese a casa, y me acosté en mi cama, la única cama que me acompañaba, era el suelo acompañado de la noche, luego de haber cenado, cogiendo frutos de los arboles, bajando frutos que los encontraba en los arboles ajenos, y me di cuenta en que puedo utilizar las piedras que había visto en el rió, las voy a utilizar en hacer cosas para mi, tengo un suelo y no he sabido nunca que hacer con el, las piedras estuvieron ahí para mi, para que pueda aprovecharlas, hice platos , y cucharas, mi cama, y mi casa. me di cuenta que mi casa, la pude sacar de mi casa, del mundo que me puede ofrecer todo para ser feliz.