En buen plan, ser la otra implica… pasar momentos en los que no sabes si sentirte miserable o sentirte sola.
Llegar al final del día y darte cuenta que ninguno de tus sueños o ilusiones se hicieron realidad.
Es como jugar a la ruleta rusa, como acelerar tu auto en una curva, como atravesar una autopista con los ojos cerrados estando consientes de todos los riesgos.
Ser la otra es saber que no existen sentimientos, palabras de amor o compromiso más que el hecho de convertirte en el comodin, algo pasajero o un momento de disfrute que no formará parte de sus vidas.