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Insomnio

la noche esta nublada y el frió recorre por mis ventanas
no esta el fuego de tu mirada arrolladora y tus besos sabor a café
que me envenena en el invierno las dulces noches en vela y me espera porque soy la única que lo desespera y no le ruega
porque sabe que soy su dueña cuando quiera y no hay quien lo quiera a su manera tan tierna y se revela como arte , no paro de mirarte si al verte me quedo inerte en tus delirios y gemidos y gritos
no paro de darte , darte todo sin quedarme con nada por es así como uno se asemeja con las cosas bellas que solo se sienten sin saber explicarlo tan solo experimentarlo un rato que me lleven al cielo y me eleve como el viento y no me freno en este instante sosiego.

 

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Quiero Olvidar

Quiero olvidar esas palabras, que golpeaban mi alma

Quiero olvidar tu rostro, tu sonrisa y tus labios rotos

Que encandilan mis grises ojos

Quiero olvidar el día en que te conocí

Quiero borrar de mi vida tu subsistir

Y olvidar que ese día en el muelle te conocí una tarde de abril.

Parecía que nada nuevo sucedería hasta que me hablaste y no supe que decir

La brisa congelaba mis huesos y entorpecían mis pensamientos y las palabras

No fluía hasta que prendiste un porro de marihuana el ambiente y las circunstancias cambiaban con la piel helada mi ser se erizaba el humo sobre mi espalda y solo nos encontramos los dos solos en medio de la nada…

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Ser, Sentir, Nada.

De repente sabes que algo no va bien, sabes que lo que es ha dejado de ser y que los acuerdos tangibles, quedan en simples palabras al viento.

Alex había llegado a mi vida como un torbellino, de esos que no te das cuenta que están haciendo estragos hasta que todo finaliza. A Alex le dije te quieros, pero aún tenía el control, aun creía tener el control. Y es que no me gusta perder, y de cierto modo siempre he creído que enamorarte, es perder algo.

Cuando era niña recuerdo a mama llorar, una y otra vez, decepcionarse tanto, y decirme que el amor no existía, yo le decía que sí, pero que había que buscar muy pero muy bien. Pero en cierto punto, ni yo lo creía.

La primera persona que me hablo de relaciones estaba en el primario, se llamaba
Ricardo, era un niño moreno y con tono de voz extraño, lo recuerdo como intenso amante del fútbol, y yo era la niña rara, no puedo imaginarme realmente, yo me creía normal, nunca fui consciente realmente de que me convertía en rara porque yo me sentía muy normal. Aunque todos dijeran lo contrario.

En la escuela a nadie le caía muy bien, pero no lograba entenderlo, porque de niños, de cierta forma, solemos disfrazar el rechazo. Recuerdo que me golpearon, empujaron, y me hicieron llorar muchas pero muchas veces, pero necesitaba seguir en el camino de la aceptación. Y mi primera relación fue la broma que más me avergonzó.

Llore cuando Ricardo les dijo a todos que se casaría conmigo. Era una niña inocente. Recuerdo golpearlo con mi sombrilla, y mi sombrilla se dañó. Y creí entender a mama. Algo pierdes por «amor». Y es que nos convencen tan desmesuradamente de lo pequeño, que todo se vuelve real.

Ay estúpido amor.

Creces, y el amor se va a algo más, y hablo de algo, porque literalmente son algos, por lo menos mientras yo crecía, cuando aún jugábamos a corretearnos y la virginidad era más común que los unicornios.
Yo recuerdo amar a un cantante, enamorarme del protagonista de «Diez razones por las que te odio» y amar profundamente los libros. Pero lo entiendes aún mas, el amor duele.

Son las mismas épocas en las que me gusto un chico mayor, que las modelos vestían con poca ropa y que mis kilos por tanto refresco me ponían a llorar en el baño.

Y volví a enamorarme… De la tristeza, de la inconformidad. Me enamore perdidamente, del dolor.
Fue la época en que entendí que la escuela me odiaban, que los niños aman a las delgadas y que si no tienes una bella sonrisa. Jamás triunfaras y fui tan infeliz. Fue cuando me sentí nada, cuando me hice nada. Y todo se recompone y de verdad llega la nada.

Nada.

Nada.

Nada.

Así. Como la palabra, vacía.

Era el cero que nadie miraba, era el cero que yo misma me había hecho, era tan nada, como la historia que se le niega importancia. Era nada.

Nada.

Nada.

Pero hasta de la nada se debe aprender a salir, de la nada se debe aprender a salir del dolor, porque si no eres nada, no tienes derecho a sentir nada.

Y así es el mundo.

Deber. Tener. Sentir.

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Sentimiento

Tantas cosas suelen pasar y 

ese sentimiento queda intacto

aun sabiendo que ya nada es igual,

tal vez por el orgullo no podrá seguir y

el resultado sera fingir que esta olvidado, 

aunque es algo bien complicado, 

por que en la vida hay que reconocer y 

aceptar que todavía ese sentimiento profundo;

oculto, debe ser expresado.

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EL ABANDONO NOCTURNO

«Hace mucho tiempo que nuestra vida ha dejado de ser lo que era.
Abandonamos un mundo maravilloso al descubrir que podíamos subir un escalón más, ignorando que a medida que nos acercábamos a las estrellas, más difícil sería avanzar.
Ahora todo se derrumba.
Solo vemos el día para cumplir nuestras implantadas obligaciones. Solo vemos la noche para salir y divertirnos o descansar con el motivo de seguir con la rutina del día después. No nos damos cuenta de lo majestuoso, del cual formamos parte.
Mas, si queremos volver a recordarlo, volver a la armonía del origen; echemos un vistazo al cielo cuando la vida se deje ver al esconderse el sol. Escuchemos el sonido de la noche y sintamos su tranquilidad en nuestros corazones. Porque siempre ha estado ahí cuidando de nosotros, solo que lo hemos olvidado.
En este mundo somos los únicos que han alterado el juego, quebrantado el código de honor, no demos más razones de expulsión.
De esa forma, descubriremos de verdad el significado de la vida»

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