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El Desierto Roba Años.

 

El Desierto Roba Años.

Se decía que en el centro del desierto habitaba una mujer muy hermosa, una mujer capaz de conquistar a cualquier hombre; sin embargo, esta mujer, con ayuda de un demonio, había levantado una maldición en todo el desierto: “todo aquel que se atreva a pisar este lugar morirá”, esa eran las palabras que se habían transmitido de persona en persona.

Todas las personas que ponían pie en ese desierto morían: niños, mujeres, hombres, no había ningún tipo de discriminación en ese lugar. Todos se movían en base a una sola cosa: llegar al centro, unos por accidente, otros por deseos malévolos, otros por deseos humildes, todo tipo de cosas servían como motivación.

En las lejanías de ese desierto, en un pequeño pueblo, se encontraba un hombre, ese hombre provenía de una familia muy pobre, todos excepto él estaban muertos, era un hombre que lo había perdido todo, todo el sentido de su vida se había perdido, era un hombre que estaba pidiendo ayuda a gritos; sin embargo, nadie lo escuchaba.

— Ya no me queda nada, no tengo nada que perder.

El hombre, decidió poner fin a su vida perdiéndose en ese desierto.

El hombre camino y camino a lo largo de ese desierto hasta apenas poder mantenerse en pie: su cara estaba llena de sudor, sus piernas estaban temblando, su respiración era irregular, a ese ritmo el hombre moriría.

La mujer, al ver al hombre, por alguna razón había comenzado a llorar, las lágrimas estaban brotando de sus ojos. En llanto le pidió al demonio que retirara la maldición; pero, para mal, este se negó, eso iría en contra de su deseo inicial. La mujer ofreció cualquier tipo de trato hasta que el demonio aceptó.

—Lo hare, pero con una condición, todos los años de las personas que murieron alargaran tu vida —Dijo el demonio.

El hombre logro llegar al centro del desierto, donde solo se encontraba una pequeña y humilde casa.

El hombre abrió la puerta de la casa y vio a una mujer esperándolo.

—No es mucho el tiempo, pero quiero que estemos juntos el resto de tu vida, valiente hombre.

Y ellos vivieron juntos hasta que la muerte los separo.

La mujer le había respondido al demonio: “Esta bien, nunca antes se había esforzado tanto para llegar, y nunca espere que mi hermano lo hiciera”.

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Nuestro Asunto Pendiente – El Asunto Pendiente De Vicent 1

Hace dos años un joven misterioso llegó a una localidad poco habitada, ningún habitante lo conocía, ¿que asunto lo llevaría ese lugar? Lucía un tez clara y la inquietud de un inspector buscando atrapar a un delincuente.

Un joven quien llegó tras un viaje de doce horas buscaba un lugar dónde descansar un rato. Se trataba de Vicent, quién estaba muy bien vestido: con traje y sombrero negro. No conocía el lugar, tampoco conocía a nadie que viviese en ese lugar, así que se hospedó en el único hotel que había. Era un pequeño hotel con modestas habitaciones, pero con un bar usualmente concurrido por los habitantes del lugar.

Dio un vistazo al cielo, el cual se encontraba despejado; empezó el día revisando el mapa que traía consigo, no tardó en memorizar el camino que debía tomar, aunque el mapa no era actual al caminar descubrió que casi nada era diferente; supuso que no tendría problemas en llegar.

Tras unos minutos de caminata encontró lo que buscaba: la casa de los Montaña blanca. Era era una gran casa blanca, de grandes ventanales pero cubriéndose con cortinas que no dejaban ver el interior. La atmósfera estaba silenciosa desde el exterior, lo que preocupó a Vicent, quien comenzaba a preguntarse si acaso había llegado tarde. Llamó a la puerta, nadie respondió; intentó abrir la puerta y esta fácilmente se abrió, al cruzar la entrada se dio cuenta de que su presentimiento no se había equivocado: había llegado tarde. No encontró a nadie con vida lo único que vio a su alrededor eran cuerpos que sucumbieron ante una fuerza superior y un charco de sangre fresca. Se trataba de los residentes de esa gran casa, de quienes había oído cómo eran y a los cuales jamás conocería. Contemplaba sus cuerpos deformados en la sala principal, tratando de adivinar lo que debía hacer.

Llamó el nombre de Agust una y otra vez, pero nadie respondió. Recorrió la casa abriendo puertas y cajones; lanzó gasolina alrededor de los cuerpos y del lugar y cuando estuvo a punto de encender un cerillo vio un rostro empalidecido en la entrada de la puerta. Se trataba de una niña de cabellos y ojos negros, pero que estaba paralizada, Vicent se acercó  hasta la entrada y murmuró: lo siento, esto es algo horrible; quieres por favor borrarlo de tu mente?  Seguir leyendo Nuestro Asunto Pendiente – El Asunto Pendiente De Vicent 1

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Nuestro Asunto Pendiente – El Asunto Pendiente De Diana 5

Era en el final del invierno, el juicio por el asesinato de una familia casi completa. El tutor de Diana estaría presente, pero la dejó en casa esperando impacientemente el resultado final.

En un solo día se habían ido todas las personas con su misma sangre y ahora en un solo día se sellaría el destino del criminal. El proceso en general fue más corto, dado a la inusual confesión del culpable.

Tras horas de espera se escuchó como el automóvil de su tutor se acercaba. Al cruzar la entrada, el cuidador encontró a Diana de pié en la entrada frente a la puerta, queriendo tranquilizarla dijo: tranquila, nunca más sabrás algo sobre él.

Diana dudando de sus oídos respondió: ¿Qué sucedió? ¿Lo sentenciaron a muerte?

El curador le respondió tratando de tranquilizarla: no, lo siento, no lo hicieron por su confesión; sin embargo tiene cadena perpetua y dado a la gravedad del crimen lo llevarán a una cárcel donde pueda cumplir su condena en absoluto aislamiento y sin algún tipo de beneficio penitenciario.

Diana menos inquieta, pero no menos mortificada respondió: ¿llegó a decir el motivo?, ¿el por qué de la muerte de todos ellos?

El tutor la observó por un momento, y se acercó un poco a Diana para decir: Diana, en lo único que debes pensar es en los buenos momentos que viviste junto a tu familia, y en que ya todo acabó; ellos así lo querrían.

Diana más calmada le dió la razón, pero le señaló que le hubiese querido conocer la razón para tan plan violento. Algo más le llamó la atención de Diana, no entendía por qué, pero tenía la impresión de que alguien estuviese detrás de la puerta; preguntó esto y la respuesta que le dieron fue: Hay alguien a quien quiero presentarte.

El tutor abrió la puerta, detrás de ella apareció un joven totalmente desconocido para Diana, era de mediana estatura, delgado, de cabellos negros, cortos y ordenados. Entró a la casa y gentilmente saludó a Diana, ella se ruborizó al ver que sus ojos eran grises y su sonrisa deslumbrante.

Yillberth, tenía la apariencia de un joven educado y con clase vestía el uniforme de la misma escuela de Diana y según el tutor se quedaría a vivir con ellos por un tiempo, esta visita inesperada trajo consigo una amistad para ofrecer a Diana y todo el afecto y resguardo para el futuro que la amenaza.

 

 

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Nuestro Asunto Pendiente – El Asunto Pendiente De Diana 4

Era un día frío de invierno, en una localidad poco habitada, se encontraba una jovensita llamada Diana frente a su tutor. Por las viejas ventanas se podía ver cómo la neblina comenzaba a expandirse. Diana estaba apunto de oir la noticia que tanto esperaba: El culpable de la muerte de su familia sería atrapado.

Hace dos años, en el único hotel de la localidad, se hospedó un extranjero el cual sólo estuvo un día, los vecinos no lo conocían y esto no habría sido importante sino se tratase del mismo día en que ocurrieron los hechos. Aunque esto solo lo hiciera ver como un sospechoso alguien lo reconoció y aseguraba haberlo visto el mismo día, cerca del lugar y antes de que llegase la policía y todos se enterasen de lo sucedido.

Diana al inicio no creyó que la noticia fuese cierta, pero luego empezó a emerger en ella la esperanza. Y preguntó: ¿saben donde se encuentra? Y la respuesta fortaleció su espíritu; lo que vendría después la regresaría al infierno: Lo siento Diana, tal parece que se trata de nuestro vecino Vicent.

En la casa vecina, muy temprano se encontraba un propietario solitario, veía a través de una ventana  cómo la neblina se apoderaba de todo el lúgubre paisaje. Sus pensamientos usualmente culpables, hoy sólo eran acaparados por la neblina y lo extraño de su belleza.

De pronto escuchó a alguien golpear la puerta principal; al abrirla tuvo al frente un rostro familiar, era su vecina Diana; traía una expresión que pocas veces había visto en ella. Mientras ella hablaba recordó lo rápido que crecen los niños y lo obstinados que podrían llegar hacer. Pero realmente él quería que ella pudiese abandonar el pasado para disfrutar la maravillosa etapa de la pubertad. Finalmente le respondió aquello que necesitaba oir, quizás con eso podría al fin abandonar el pasado y atender el presente.

Diana abandonó los límites de la propiedad vecina, unas sirenas llegaban al lugar y Vicent esperaba frente a la neblina la figura del devastador futuro cercano. Sólo había alguien que lo podía salvar y era su enemigo.

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LOS TRES JINETES DEL CAMINO.

En medio del camino.

Último otoño en París

No sé si me lo vayan a creer,  pero esto sucedió hace mucho tiempo, pero lo recuerdo tan claramente como si fuera ayer.
Un día cualquiera en mi vida fuimos de paseo,  por donde nos llevara el camino.

Recorrimos mucho que no nos dimos cuenta que se había terminado el combustible.

Así que no quedamos varados en un camino abandonado junto a un bosque muy espeso.
A lo lejos vimos una casa con la luz encendida, así que nos dirigimos hacia ella.

De la nada aparecieron tres jinetes que cabalgaban pausadamente ya que todos estaban cubiertos con una capa negra muy larga.

Nosotros nos pegamos hacia el bosque alejándonos de ellos.

Entonces aparecieron un grupo de jóvenes que venían ebrios se molestaban unos a otros.

De repente vieron a lo lejos a los jinetes entonces empezaron a gritarles y lanzarles botellas

Pero los jinetes seguían su camino sin ni siquiera regresar a ver.
Los ebrios corrieron y les quitaron su capa gigante, de pronto los caballos se detuvieron.

Al bajar los jinetes solo eran tres esqueletos con ropa que se fueron sobre los ebrios y empezaron a cercenarles uno a uno.

Quedamos paralizados sin saber qué hacer y empezamos a correr como si nuestras vidas de pendiera de ello.

Uno de los jinetes nos empezó a perseguir y luego vinieron los otros pero ya estabas por llegar a la casa.

La casa no era más que una cantina, cuando entramos en ella el dueño dijo no se preocupen aquí nunca han podido entrar.

Estábamos asustados sin saber que hacer de pronto escuchamos los caballos y los jinetes bajarse de los mismos.

Entonces golpeaban la puerta tan fuerte como si la fueran a tumbar.

El dueño nos dijo que deberíamos guardar silencio hasta que se fueran.

Así lo hicimos a cada momento escuchábamos el golpe sobre la puerta no dormimos toda la noche.

Al amanecer el dueño nos dio combustible para que pudiéramos regresa.

Teníamos mucho miedo,  el dueño nos dijo no teman solo salen por las noches y si no los molestas ellos tampoco.
Le agradecimos por su amabilidad y luego le preguntamos cómo podíamos salir de aquel lugar.

Nos dijo que solo siguiéramos el camino y que no molestemos a nadie que encontráramos por el camino.
Regresamos corriendo al auto le suministramos el combustible.

Nos fuimos al regresar la mirada hacia la casa no eran más que ruinas aceleramos.
En el camino vimos muchas cosas como hombre adentrándose al bosque, mujeres con niños en brazos.

Al recordar lo que nos dijo el dueño de la posada, no dimos importancia a lo que vimos en el camino, de repente salimos del mismo.
Estábamos en la carretera principal al ver por el retrovisor solo había un camino viejo e intransitable.

Nunca volvimos por aquel lugar ya que esa fue la noche más larga de nuestra vida.

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