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VERSOS AL VACIO

Por algún tiempo caí en la cursilería barata, me daba el tiempo de pensar en ti, y trataba de cubrir tus vacíos sin importarme si cubrías o no los míos. No pensé en mí, siempre pensé en ti. Y asumí que en ti no podía caber la mentira y la traición. ¿Pensaste que era el crimen perfecto? ¿Pensaste que jamás llegaría a saberlo?…

 

¿De qué podría lamentarme ahora? De nada, pues las cosas hechas ya están. Me atrapaste con tu basura en forma de amor, me cautivaste y a consecuencia no podía ver la falsedad de tus actos.

 

He sabido sentir el dolor, incrustarle espinas y tragármelo a mi antojo… Yo ya sabía cómo era el sufrimiento, yo ya sabía cómo llorar, yo ya sabía la figura exacta de la soledad e imaginé que contigo no volvería a pasar. Pero fuiste inoportuno, y gracias a ti volví a recordar que el dolor es parte de la vida terrenal.

 

 

Lóbrega.

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SIN MANOS

No están manchadas de sangre.
Mis manos no están manchadas ni un ápice.
Las estiró por encima de la manga de la camisa almidonada y las veo limpias y tersas, con las líneas del destino claramente definidas pero sin sangre.
El Sr. Williams me lo repite y yo asiento y cuando vuelvo a mi cuarto hago figuras de papel y las dejo encima de la mesilla para que todos las vean.
Mi compañero de cuarto está tumbado bocabajo, con la cara aplastada contra la almohada y respirando profundamente, como si le estuviera asfixiando el hombre invisible.
Dicen que está más loco que yo, pero no me creo la mitad de lo que dicen mis compañeros, porque nadie creería lo que dice un loco de otro en un manicomío, y es normal.
Salgo al patio cerrado y un cielo encapotado me da la bienvenida al país de las maravillas. El elenco de actores ensayando eternamente es excepcional.
Está Arthur, que es el que se tapa la cara con las manos para que no le piquen las avispas, y Gretel, que corretea de un lado a otro como un corredor de marcha dopado. Yo parezco normal al lado de estos dos, sino fuera por que de vez en cuando, y de forma disimulada, me miró las manos con detenimiento.
Se acerca Billy, que en realidad no se llama así, y me dice algo al oído.
No entiendo lo que susurra. Al parecer nadie le entiende.
Luego se va encogiéndose de hombros como si le hubiera contestado con una incoherencia como la suya.
Me acerco a Paul y le pido un cigarrillo.
– No hay cigarrillos, nunca los hubo -. Me contesta sin dejar de mirarme como si oliera mal – Ni humo, nunca lo hubo -.
– Sólo está el fumador, solo y tranquilo -.
Me temo que hoy no puedo hablar con Paul. Me alejo y me siento en una silla cerca de la valla que da al bosque.
Intento concentrarme, pasar por encima de los sedantes y saltar la valla y volver a casa a seguir con mi vida. Es un ejercicio que realizo a diario, para relajarme, para hacerme ver que todavía me queda músculo en el cerebro, que no he perdido totalmente el juicio.
Vuelvo de regreso del trabajo. Con mi smoking impecable, mi flamante coche esperando entrar en mi enorme garaje, junto a mi lujosa casa, con mi mujer modelo y mi hijo superdotado. Todo es felicidad, redondo y perfecto.
Redondo y perfecto.
Así son las ruedas. Así giran y avanzan dejando un gran surco en la hierba de la mente. Las veo atropellar al niño y a la anciana sin darme tiempo a reaccionar. Ni mi prepotencia ni mi velocidad evitan que la sangre salpique mi cara. Como hubiera deseado haberlos aplastado simplemente, sin que saltaran por los aires aquel brazo y aquella cabeza. Es terrible pensar de este modo, pero cuánto dolor me hubiera evitado, cuánta locura y remordimiento se habrían quedado en su sitio, agazapados en el fondo de mi psique.
El Sr. Williams se acerca tras saludar a Paul como si alejara humo de su cara.
– Robert, ¿Qué tal esta mañana?.
Por un momento tengo unas terribles ganas de mirarme las manos, pero me resisto y observo a través de la valla, a la nada.
– Bien, Doctor. Los sedantes me ayudan, estoy más… tranquilo.
– ¿Y esas manos?. -Me las coge y las sopesa con ternura- Limpias como le dije.
– Sí Doctor, intento no mirármelas. Es una buena señal, supongo.
– Muy buena, Robert. Muy buena.
Me da un golpecito en el hombro y se marcha.

Sé que es un hipócrita, incluso un mal Doctor, pero allá cada uno con su cruz.
Lentamente me levanto e inicio el regreso a mi cuarto. Está empezando a llover y Arthur tiene un ataque y se lo tienen que llevar entre dos enfermeros. Paul habla ahora sobre la lluvia. En cierto modo es un genio, un filósofo, un erudito. Quien sabe por qué está aquí.
– Lloro para darme a conocer a la lluvia. Somos elementos de un mismo organismo que no se percata de sus partes.
El pasillo se llena de enfermos con sus gruñidos y quejas y trato de pasar ante ellos sin que me toquen. No quiero que me contagien su locura.
Abro la puerta del cuarto y mi compañero sigue bocabajo, resoplando sobre la almohada mojada.
Me pregunto si superaré esto algún día. Si me dejarán salir antes de que me vuelva como todos. Si pudiera vivir un sólo día sin arrepentirme de esas dos muertes, de aquel maldito accidente… si fuera lo suficientemente fuerte para salir adelante y pensar que fue el destino…
El destino. Las líneas del destino.
Vuelvo a pensar en las manos.
Tengo que distraerlas, antes de que empiece.
Me acerco a la mesilla, vuelo hacia el papel.
Entonces me detengo aterrorizado.
Allí está mi avioncito de papel, y mi barco y mi pájaro antaño inmaculado.
Están manchados de sangre. Grandes pegotes de sangre y carne resbalan por sus dobleces, haciéndome recordar, volviendo al pasado.
No puedo evitar mirarme las manos.
Están rojas.
La sangre chorrea por mis dedos.
Empiezo a gritar y me las muerdo con fuerza.
Pero sólo consigo que salga más sangre, mientras la cabeza de la anciana me observa desde el asiento de atrás.

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NECECITO TUS BESOS MORENA

Y CARICIAS TIERNAS SOBRE MI

Y UN ABRAZO QUE ME HAGA SENTIR

CON CARIÑO QUE ACABAN MIS PENAS

Y SENTIRME LIBRE Y SIN CADENAS

Y CON TU AMOR ALEGRAR MI SUFRIR

HOY ESTRELLAS VUELVEN A ALUMBRAR

EL FIRMAMENTO MAIGO DE MI PUEBLO

Y EN EL CIELO SE PUDO MRAR

UNA ESTRELLA FUGAZ QUE QUE QUEMO MIS RECUERDOS

CANTANDO ME VOY A  ACORDAR

DE LO MUCHO QUE TE NECECITO

DE LO DICHOSO CUANDO ESTOY CONTIGO

MI MARTIRIO YA SE QUEDO ATRAZ

GRACIAS MUJER POR SABERME CURAR

Y ENSEÑARME LO QUE ES LE VERBO AMAR

NECECITO MUCHO AMOR DE TI

PARA SEGUIR CONSTRUYENDO MIS VERSOS

Y PENSARTE ADORARTE HASTA EL FIN

SER UN POETA SAGAZ EL LADRON DE TUS BESOS

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MUNDO MÁGICO DE POESIAS

NO DIGAS QUE TAN FACIL ME OLVIDARAS

SI SABES QUE SON MENTIRAS

AMORES COMO EL DE NOSOTROS DOS

NO SE CONSTRUYEN TODOS LOS DIAS

DIME , DIME CORAZON

ALGO PARA PODERTE ENTENDER

SE QUE ERES LA DUEÑA DE MI INSPIRACION

Y YO EL DUEÑO DE TU QUERER

YO SE QUE PIENSAS QUE NO GOZO LA VIDA

POR QUE ME SUMERGO EN UN MUNDO MAGICO DE POESIAS

PERO PONTE A PENSAR EN QUEL LEJANO DIA

DONDE TE CONQUISTE A PUNTA DE VERSOS

Y HOY NO ENTIENDO POR QUE NO ME ESTAS QUERIENDO

COMO EXPLICARLE A MI PUEBLO MANATI

QUE YA NO SOY FELIZ ¿

Y QUE TE ALEJASTE DE MI?

REGRESA PRONTO MI AMOR

VUELVEA CANTAR MI CANCION

REGALAME UN BESO

QUE NOS DEVUELVA LA PASION

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MORIR BAJO TUS OJOS

Tus besos me saben a vino de nostálgicos sabores

Tu aliento refresca la sed de mis intensas pasiones

Tus cabellos son hilos de dulce miel

Que me enredan en el almíbar de tu querer

Cuando me besas me siento preso

que deseo nunca jamás hallar la salida

                                              me gusta el vestido negro  ese que te adorna la cintura

que juega con tu silueta y me hace pensar locuras

tus pechos parecen campos florecidos

donde mi boca hace locuras

mientras nuestros cuerpos se calientan

bajo su baño de sol que recibimos a diario

bajo la luz del señor hoy quiero cantar mi canto

y perderme sigilosamente en tus encantos

luego quisiera enredarme en tus brazos

y con el pecho abierto decirte que te amo

me he vuelto tan sentimental

que parezco romancero en luna llena

quiero hallar ese vitral donde depositas esas llamas que queman

quiero olvidarme de todo lo inexorable

quisiera que me ames por generaciones impensables

ahora vengo a entregarte este poema cariñoso

para morir bajo tus ojos

mientras beso tu lengua y tus labios rojos

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