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Me Estoy Volviendo Viejo…

-Me estoy volviendo viejo- Me dijiste …
-he dejado de ser yo…
Me estoy volviendo amargado y solitario-…
Pero ¿Sabes?…
No te estas volviendo viejo…
Te estas volviendo sabio…
Has dejado de ser lo que a otros agrada para convertirte en lo que a ti te agrada ser…
Has dejado de buscar la aceptación de los demás para aceptarte a ti mismo…
No…
no te estas volviendo viejo…
Te estas volviendo asertivo… selectivo de lugares, personas, costumbres e ideologías…
Estás aprendiendo a dejar ir apegos, dolores innecesarios, personas tóxicas, almas enfermas y corazones podridos… No es por amargura, es simplemente por salud…
Dejaras las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje…dejarás de vivir historias y comenzarás a escribirlas…
Combinarás las copas de vino con tazas de café…
Te olvidarás de idealizar la vida y comenzarás a vivirla…
No… No te estas poniendo viejo….
Llevas en el alma lozanía y en el corazón la inocencia de quien a diario se descubre…
Llevas en las manos la ternura de un capullo que al abrirse expandirá sus alas a otros sitios bellísimos e inalcanzables para aquellos que sólo buscan la frivolidad de lo material…
Llevas en tu rostro la sonrisa que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la naturaleza…
Llevas en tus oídos el trinar de las aves alegrando tu andar…
No, no te estas volviendo viejo…
Te estas volviendo selectivo… apostando tu tiempo a lo intangible… reinventándote a ti mismo…
Illirya.

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El Sillón Naranja Y La Ventana – UnPoetaAlRevez

¿Cómo se comienza a contar una historia para justificar el porqué de una venganza?

-No lo sé…

-Bueno, empezare por el inicio, ¿no? creo que es lógico.

Me encuentro sentado en mi sillón naranja, resulta que todos los domingo tenía por costumbre quedarme tumbado todo el día en mi sofá; supongo que si me afectaba lo que sucedía en el mundo, pero al ver que no podía hacer nada solo me lanzaba a dejar pasar los minutos… en fin; sucede que los últimos domingos de cada mes escuchaba siempre a la misma hora, 2:00 pm, la misma pelea entre mi vecina y otro señor que nunca supe quién era, esta consistía en hablarse suave al principio, oír unas cuantas suplicas de mi vecina, luego escuchar como subía la intensidad de la conversación y terminar siempre con un aventón de la puerta de parte del amante de mi vecina, el cual vivía con ella, y el sonido de unas llantas marcharse de tal lugar…

-¿Quieres decir que escuchaste lo mismo durante meses y no hacías nada?

-¿Que iba a hacer yo? el caso es que estaba relacionado con algo de la renta o de los impuestos o con una de esas miserias que nos roban…

Bueno no me enrollo; resulta que un día en particular, el viernes precisamente, me encontraba yo realizando una de mis reseñas de un libro que leí; ya estaba en las últimas horas del atardecer y de repente oí algo incómodo… Debo señalarte que en el vecindario en el que vivía jamás había un sonido en toda la calle, realmente era muy raro, por eso cada vez que sonaba algo se me hacía muy extraño y peculiar…

¿En qué iba?

-Sonidos incomodos.

-Correcto, resulta que desde ese momento fue que me empezó a parecer que algo extraño iba a suceder, me asome por la ventana que daba a la calle y vi a mi vecina entrando a su casa con una especie de plástico negro, unas bolsas, grandes a mi parecer, pero no le di importancia y continúe en lo mío, como siempre lo hago.

Esto sucedió el día viernes, al día siguiente, en horas de la tarde, llego una camioneta con unos contenedores de platico, tres para ser exactos, uno azul, uno gris y uno verde; al principio no entendí la razón, luego al asomarme por la ventana por segunda vez en la semana, lo cual es muy raro, me percate que la vecina le entrego unas hojas al caballero que coloco estos contenderos en la calle, fue ahí donde recordé que esta empresa de canecas había pedido al vecindario una recolecta de firmas para colocar estos contenderos y hacer más fácil la recogida de la basura, supuse que fue mi vecina quien se encargó de recolectar dichas firmas.

-Ok, pero aun no entiendo porque estas acá, ve al grano.

-Vale, resulta que llego el día domingo con su monotonía, bueno eso creí yo, me encuentro sentado en mi sofá, y de repente llega el señor a debatir con mi vecina, como de costumbre, pero esta vez este caballero entro a la casa, esto lo supe porque oí como se disminuía el sonido de las voces y como se cerraba la puerta, en ese momento me pareció muy extraño pero no me levante solo seguí en mi sofá naranja.

Al cabo de unas horas escucho la puerta abrirse y veo por la ventana salir a este caballero, el sin mencionar una sola palabra, se sube al coche y se va. Se me hizo muy peculiar, pero bueno, solo me acosté ya que era tarde.

A primera hora de la mañana, la vecina de enfrente sacó una gran bolsa de basura de casa y la arrastró hasta el contenedor verde que había en la calle. Yo ya me había despertado y vi todo esto por la ventana, fue muy raro ver esta escena ya que mi vecina no actuaba como de costumbre, y yo era un hombre de vivir entre muchas costumbres…

-Pero bueno aun no entiendo como llegaste aquí…

-Lo que pasa a continuación es él porque… Mira, yo salí de mi casa y me acerque para ver que había en esta bolsa, ese día en especial se me hizo totalmente caótico y nada común, me acerque un poco dudoso y abrí la bolsa, lo que vi me lleno de espanto, resulta que encontré en aquella bolsa al caballero que ya te había mencionado antes, el que discutía con mi vecina, ahí entendí todo…

Creo que puedes unir tú mismo los cabos, ¿no? Pues todo cobro sentido en solo unos segundos, todo lo planeo mi vecina, las bolsas, el contendedor, el dejar entrar a casa al caballero, que el personaje que saliera fuera el amante de mi vecina disfrazado de la ropa del señor que ahora hallaba en la bolsa… Fue entender todo esto y agarrar inmediatamente el celular para llamar a la policía.

-¿Pero si fue así por qué llegaste acá?

-si… resulta que estoy con el celular en mi mano, estoy a punto de oprimir el botón verde para llamar, y siento un fuerte dolor en la parte de atrás de mi cabeza, ¡había recibido un fuerte golpe de mi vecina! Me gire y la mire, un poco desconcertado del porque hacia esto, pero sus ojos me dijeron todo aunque no lo creas, vi la preocupación de que mi vecina se iba a quedar sin casa, abrí la boca para decirle algo e inmediatamente sin titubear levanto sus brazos y agrestemente los bajo golpeando mi cabeza con un tubo… a partir de ahí solo veo negro, y acá estoy frente a ti con deseos de venganza.

-¿Y sabes quién soy yo?

Soy el diablo. Pero… con mucho gusto te daré venganza.

FIN

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El Dilema De Un Docente

¿Como pretender que la educación, sea una verdadera educación integral en valores? ¿Porque se le exige al docente, que inculque valores?

No es trabajo del docente, enseñar a sus estudiantes sobre: respeto, honestidad, solidaridad, tolerancia, prudencia, etc. Se supone que el estudiante debe llegar al aula con unos principios básicos. Entonces ¿Porque debe el docente, sacrificar su contenido para enseñar, valores?

Esto es como pedirle a un agricultor, que produzca un huerto en un desierto. Hay quienes dirán que sí es posible, que con mucho esfuerzo, el docente lograra estimular en el estudiante la practica de los valores. Pero… y el “pero”, es muy importante; no es trabajo del docente, es el trabajo de la familia.

Si una sociedad requiere de profesionales más honestos, íntegros, prudentes, tolerantes y solidarios, no pueden esperar que el trabajo de 15 años o más, lo haga el docente en un curso de 6 semanas.

La responsabilidad no es del docente, es de la familia.

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Segundo Bunker

– ¿Porque dejaste que las infectadas entraran?
– ¡Ernesto! – Lo miro sorprendido. Mi relación con Ernesto, no era la mejor, pero tampoco lo consideraba un enemigo. – ¡Tu me conoces, yo no permitiría que una de esas cosas entrara! ¡Mi familia vive en este lugar!
– ¿Entonces fue un accidente? – Me pregunto. Ya antes había visto esta actitud fría de Ernesto; pero generalmente la usaba con terroristas, nunca pensé que terminaría hablándome a mi, de esa forma.

Estoy solo con Ernesto, en el cuarto de interrogación. Sé que el resto del personal nos observa a través de las cámaras de vigilancia. No sé cuantas personas han muerto; pero sé que no soy el responsable.

– ¿Cuantas entraron? – Pregunte, dudando. No sé, si quiero saber la respuesta.
– Originalmente, ingresaron 5 de ellas, – contesto Ernesto, – los mecanismos de defensa acabaron con 2 de ellas; así que quedan 3 aun rondando por el área residencial del sector 18. Hemos sellado toda la zona.
– ¡Hay por lo menos 280 personas viviendo en el sector 18! – Le recuerdo a Ernesto; pero el comentario es innecesario, él sabe bien cuantas personas viven en ese lugar, y que nuestras familias también están atrapadas ahí.
– Contamos con 24 horas, para que lleguen los refuerzos, –…intento hablar, pero Ernesto, me obliga a mantenerme en silencio, con un gesto amenazador. – El numero de víctimas sigue aumentado; ya alertamos a las personas del sector 18. Les advertimos el riesgo que implica salir de sus hogares.

Vivir bajo tierra durante 2 años, ya es suficientemente malo; pero que una de esas cosas se meta, y que encima de eso, me echen la culpa, es la cereza perfecta para el pastel. Mi mamá y mi hermana, saben como esconderse, ya antes hemos tenido encuentros con infectadas, y lo mejor es esconderse, a menos que tengas un arma, y eso tampoco es garantía de nada. Entiendo la mirada de Ernesto. Su esposa y su hija, nunca han visto a una infectada. Todos aquí abajo, sabemos lo peligrosas que son, pero no todos sabemos como reaccionar al toparnos con una de ellas.

– ¿Estas trabajando para alguien? – Pregunta Ernesto; y siento que mi cabeza esta a punto de estallar.
– ¡Tu me conoces! – Le reclamo. Ernesto, solo me mira con aquella fría mirada. – ¡Mi familia esta en ese lugar, están encerradas con esas cosas!
– Tal vez, tu plan, no salio como lo esperabas, – me contesto. Cerré los ojos, intentando calmarme. Trato de hacer memoria de lo sucedido. Sé que la puerta a la superficie esta automatizada, solo yo tengo acceso a los códigos. Sé que cerré al acceso a la superficie.

Suena el alta voz; el jefe de seguridad anuncia que toda la zona residencial del sector 18, se mantendrá sellada por al menos 24 horas. La alerta corresponde a una alarma de peligro biológico. Como este, existen otros 6 refugios, pero no nos ayudaran, a menos que neutralizamos las amenazas biológicas.

– Alan, – me habla Ernesto; pero hay algo diferente en su voz. Ahora sí puedo notar su preocupación. – Mandaran voluntarios al sector 18.
– ¡Me ofrezco voluntario! – Lo dije sin pensar. Me preocupan mamá, y Johana; pero 24 horas son suficientes para que ellas se mantengan a salvo. ¿Es la familia de Ernesto la que me preocupa? No estoy seguro, ¿Tal vez me siento responsable? Pero sé que esto no es mi culpa, yo no deje entrar a las infectadas. – Conozco el sector 18; antes de trabajar en las vías hacia la superficie, me trabajo eran las puertas de seguridad del sector 18.
– Si me estas engañando, Alan, – advierte Ernesto; notó la fuerza de sus puños contra la mesa. Él no sabe, si matarme a golpes, o pedirme ayuda. En serio piensa que las deje entrar. – ¿Sabes que tan fuerte es una infectada? – Solo la pregunta me da escalofríos.

Ellas, no solo son fuertes, son muy rápidas, y con una inteligencia perturbadora. Mantienen vivas a sus presas durante semanas, alimentándose alimentándose de brazos y piernas, solo para no perforar algún órgano importante. Las víctimas añoran la muerte. Lo he visto antes. El horrendo aguijón de una infectada, brotando de su espalda como una desagradable protuberancia, similar a una cola. Dicen que ese es el lugar en donde se desarrolla el parásito. Otros dicen que se desarrolla en el vientre de la infectada, y crece hasta formar esa extensión de huesos y músculos, que usan para perforar y alimentarse.

– Ya he matado infectadas antes; déjame ayuda, Ernesto…

Autor: Andys Javier Montenegro Mendoza ([email protected])

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Vivir bajo tierra, tiene sus consecuencias
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