Archivo de la categoría: Poemas

Quizá

Quizá no nos volveremos a encontrar

quizá no nos volveremos amar

quizá te voy a olvidar

quizá no me vas a recordar.

Quizá nadie te va amar como yo

quizá nunca encontraré a alguien como tú

quizá de otra personas nos volveremos enamorar.

Quizá este sea mi último poema

quizá tu seas la última estrofa

quizá tus seas las hojas

quizá yo sea las palabras

quizá tu seas el libro

quizá yo sea el bolígrafo.

Quizá las estrellas dejaran de brillar

quizá el mar no parara de llorar

quizá tú no me volverás a dar la mano al caminar

quizá nuestros labios no se volverán a besar.

Quizá volveremos a ser feliz

quizá volveremos a sufrir

quizá volveremos a vivir

quizá no volveremos a existir.

Quizá habrá más sinsabores

quizá habrá más dolores

quizá habrá muchos quizás

quizá no habrá ninguno

ya nada es seguro

eso sí te lo aseguro.

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DUQUESA

hola nena,

aun no has venido a verme…

supongo que o te habrás olvidado de las alas que sembramos

o simplemente, te suicidaste…

 

nena, mírame, estoy sano…

tus puñaladas aun viven pero,

te necesito…

 

nena!

 

donde diablos estás!

«bajo los puentes, en cualquier esquina o en la plaza Grau. no sé, búscame donde mas se te de la puta gana.»

nena, por si me lees…

tu puedes buscarme en el bar Zeta

ya sabes, donde te regalan tragos por mostrarles tus senos.

 

nena, mis dedos andan fríos…

y mi pecho, aun tiembla sin tus garras.

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YA ES HORA, LA PARTIDA ES HOY

ya es hora,

creo que las golondrinas no migraran más…

y estúpidamente lo sabes.

 

no creas que mi futuro dependa de tu hilo

o que estas manos son fruto de tu pecho…

no, no nena…

si en mi sangre corre tinta

fue por tragarme el esfero a punta de olvido

y nombrar tantas otras mañanas sin un cuerpo…

 

sabes,

ya no tiemblo al verte huir

ni al ver subir tu rostro al odio…

 

he, duquesa, mírame.

crees en verdad que aun te necesito…

pues, desde que creas días sin mí,

mis noches ya no son tuyas…

 

pero aun así,

como el milagro que no aprende a buscar una verdad

solo creer y sentirlo palpitar,

al igual que esa estupidez…

te amo…

nena, lo leíste:

TE AMO

entiendes duquesa…

aquí, aquí donde tantas veces morías sin tener aliento

vuelves a tomarme e incendiar mis dedos y jugar tus flores..

nena, ven …

ven y haz de mi infierno, tu hogar.

 

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A STEFANIA ILARTE VERTNAUL

Nunca creíste en los días, ni en las tormentas ni en los dioses
Jugabas sin tener idea de los precipicios…
Escupías al cielo y negabas mis manos…

Nunca tomabas sin tener el día hecho mierda
– que era todos los días, exceptuando los viernes, donde solo dormías-
Ronroneabas antes de huir,
Me gritabas cuando te decía que te quería
“vete al carajo. Lo único que necesitas de mí, es este espíritu
Mas no a mí,
A la que llora cuando te vas o a mi voz al leerte.
¡Entiendes!Por eso no digas estupideces”
Lo entendías y confiaste tu aliento a mi pecho
Creías que después de mi muerte habría vida
¡Lo creías tan bien, que a veces dudaba de tu verdad!

Babeabas al dormir,
Orinabas donde se te antojaba
“el miedo-escucha- está en darle a esos imbéciles
La potestad de la verdad. Así que al diablo el mundo.”

Eras ingenua y diosa,
Tu templo había sido saqueado y olvidado…
Decías que tu Era había sido interrumpida por los hombres
Que aquellos bastardos colonizaron tu corazón y lo extirparon de tu pecho…

Eras toda una poetisa.

Yo, que ahora invento tu vida y creo darte mi recuerdo…
Es preciso aclararte que aun vivo,
Mira, estoy escribiéndote…
Debiste apuñalarme unas treinta o cuarenta veces…
y asegurarte de no respirar.

Pero te perdono,
No eras tu, eran esas malditas cosas de la vida
Tu entiendes, Stefanía, mi duquesa hecha de trapo
¡Entiendes!
¡No eras tu!…
No era tu magia, ni tu voz ni tu espíritu
Te amo a ti …
aunque esa noche te costara volver a leer los motivos,

Date cuenta que ese poema , ese “ya es hora, la partida es hoy”
No era exactamente tu exilio…
Rayos mujer, entiendes…
Ven, donde sea que estés…
¡Ven y mátame …pero ven!

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SOÑANDO CON TU IMAGEN

En una noche solitaria y fría

Busqué mi lecho: para dormir tranquilo

Me fue imposible conciliar el sueño

Sentí de pronto como un alegre trino

Y apareció al instante ante mis ojos

Como un rayo, un esplendor o algo divino

Fue tu imagen la que vi sonriente

La que vino a quedarse aquí conmigo

La que quise estrechar entre mis brazos

La que quise besar y no he podido;

Porque eres sombra, la sombra de mis sueños

De aquel sueño que jama olvido

Porque dejaste tu imagen estampada

En este corazón entristecido

Que buscándote tanto y al no hallarte

No pude resistir mas este olvido

Y pido un favor a las estrellas

Aquellas que alumbraron tu camino

Que si saben el lugar donde te encuentras

Que lleven también a tu recinto

Estas notas de amor enternecido.

Y si eres realidad en mi existencia

Y sientes por mí lo que yo siento

Y se unen para siempre nuestras vidas

Daré gracias a todo el firmamento

Aquel que sostienen las estrellas

Las estrellas que alumbran en las noches

Las sombras que transportan nuestros sueños.

 

José l. Rincón

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