Archivo de la categoría: Relatos

La Ultima Hoja

Extraño la voz de mi consuelo
La voz que contempla
Mis movimientos
Extraño esos viejos tiempos
Donde reinaba la vida
Sin salidas eramos tu y yo
Extraño
Y
Me siento tan extraño
Sin poder perderme en tus besos
Me enjauló me castigo en el amor de ti de mi
En tu piel rondan mis huellas
De aquellos días de refugió
Y mi mejor rutina era las palabras de tu corazón
Me enloquecía tu boca era mi droga
Que comenzaba escribir tantas poesías
Siendo tu bondad como titulo
Y la razón de lo que sentía
Tu alma me envolvía
Un pedazo de mis versos es donde dejo en este quizás cuento
Donde la última página se la llevo
Tu ser
Tu mirada
Sabia mirada
Ponía de punta la piel
Tus suspiros me deleitan
Improvisaba lo que hasta mi visión decía
Amor de fe y de fe la unión
Seré un loco si se trata de vos
Seré misionero
Para compartir esta historia
Con solo una misión
Que quede en la memoria
Que te amé
Que te suspire
Que te anhele
Que hasta me embriague
Con el sudor de tu piel
En noches de pasiones
En noches de soledades
En noches inesperadas
Yo te ame
Como ame la botella
Y por amar la botella
Amé
La nostalgia
Aun consciente que no es mi final
Pero se que pronto volverás.

 

Campos marcos.

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Frio Invierno

  • Aquel viento de invierno me trajo un frío recuerdo donde besaba tus labios cuerdos sentado en este vuelo las hojas se marchaban como tu cuerpo que cruel y que castigo ver el cielo si tu no estas en ello duele tu recuerdo me abraza esta soledad que me quema como candela no le duele mi piel duele mi alma entera siento que ese sera mi destino y del sabor del vino que anoche prové en ese lugar no sabrá lo mismo y que puedo hacer yo si en tus ojos me he perdido la nostalgia hoy me domina como versos solitarios que al leerlos matan se envejece el amor y duele te he soñado no sabes lo feliz que he estado un conjuntos de pensamientos se pelean por actuar primero no se que hacer si buscarte oh esperar porque en mis sueños estas triste te abrase para consolarte estabas rota lose así te vi no se si es por mi o por la vida quizás te entregare estos versos para que leas que en ti esta mi vida
  • Campos marcos.
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Ser, Sentir, Nada.

De repente sabes que algo no va bien, sabes que lo que es ha dejado de ser y que los acuerdos tangibles, quedan en simples palabras al viento.

Alex había llegado a mi vida como un torbellino, de esos que no te das cuenta que están haciendo estragos hasta que todo finaliza. A Alex le dije te quieros, pero aún tenía el control, aun creía tener el control. Y es que no me gusta perder, y de cierto modo siempre he creído que enamorarte, es perder algo.

Cuando era niña recuerdo a mama llorar, una y otra vez, decepcionarse tanto, y decirme que el amor no existía, yo le decía que sí, pero que había que buscar muy pero muy bien. Pero en cierto punto, ni yo lo creía.

La primera persona que me hablo de relaciones estaba en el primario, se llamaba
Ricardo, era un niño moreno y con tono de voz extraño, lo recuerdo como intenso amante del fútbol, y yo era la niña rara, no puedo imaginarme realmente, yo me creía normal, nunca fui consciente realmente de que me convertía en rara porque yo me sentía muy normal. Aunque todos dijeran lo contrario.

En la escuela a nadie le caía muy bien, pero no lograba entenderlo, porque de niños, de cierta forma, solemos disfrazar el rechazo. Recuerdo que me golpearon, empujaron, y me hicieron llorar muchas pero muchas veces, pero necesitaba seguir en el camino de la aceptación. Y mi primera relación fue la broma que más me avergonzó.

Llore cuando Ricardo les dijo a todos que se casaría conmigo. Era una niña inocente. Recuerdo golpearlo con mi sombrilla, y mi sombrilla se dañó. Y creí entender a mama. Algo pierdes por «amor». Y es que nos convencen tan desmesuradamente de lo pequeño, que todo se vuelve real.

Ay estúpido amor.

Creces, y el amor se va a algo más, y hablo de algo, porque literalmente son algos, por lo menos mientras yo crecía, cuando aún jugábamos a corretearnos y la virginidad era más común que los unicornios.
Yo recuerdo amar a un cantante, enamorarme del protagonista de «Diez razones por las que te odio» y amar profundamente los libros. Pero lo entiendes aún mas, el amor duele.

Son las mismas épocas en las que me gusto un chico mayor, que las modelos vestían con poca ropa y que mis kilos por tanto refresco me ponían a llorar en el baño.

Y volví a enamorarme… De la tristeza, de la inconformidad. Me enamore perdidamente, del dolor.
Fue la época en que entendí que la escuela me odiaban, que los niños aman a las delgadas y que si no tienes una bella sonrisa. Jamás triunfaras y fui tan infeliz. Fue cuando me sentí nada, cuando me hice nada. Y todo se recompone y de verdad llega la nada.

Nada.

Nada.

Nada.

Así. Como la palabra, vacía.

Era el cero que nadie miraba, era el cero que yo misma me había hecho, era tan nada, como la historia que se le niega importancia. Era nada.

Nada.

Nada.

Pero hasta de la nada se debe aprender a salir, de la nada se debe aprender a salir del dolor, porque si no eres nada, no tienes derecho a sentir nada.

Y así es el mundo.

Deber. Tener. Sentir.

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El Viaje Mas Largo

El Viaje Mas Largo.

El viaje es tan reseco como el agua de los lagos,

El camino es tan blando como en crujir de hojas,

El miedo entraba misterioso por la tranquila inquietud de los arboles del camino,

Sentí como el camino gritaba y lamentaba mi presencia,

Estaba tan cansado que todo parecía al día en que las estrellas caen sobre el cielo.

Las aves se estremecieron al sentir la cálida acogida del viento frío y desolador de la montaña.

Donde los pinos crecen de manera lenta y orgullosa amontonándose a lo largo del cruel sendero de desolación ,

Casi al caer la noche paso por la intranquila quietud de todo el rastro de seres que habitan silenciosamente la soledad,

Es como un canto de la luna sobre la altura del follaje verde azul de la gran arboleda somnolienta del sitio

Camino de prisa junto al riachuelo grande y profundo donde los tímidos y valientes peces nadan en su tranquilidad,

Esos peces de multicolor sienten como la noche envuelve detrás del charco de esperanza al cual llegara la luz del nuevo amanecer y yo solo sonrió.

La vereda serpentea entre la obscura neblina cálida y gélida que golpea alas verdes plantas con su escalofriante espada,

Las laderas de esta cuelgan a la par del largo camino que grita como advertencia de llanto del agua que la acompaña en el terreno,

El viaje es tan reseco como el agua de los lagos,

El camino es tan blando como en crujir de hojas,

El miedo entraba misterioso por la tranquila inquietud de los arboles del camino,

Sentí como el camino gritaba y lamentaba mi presencia,

Estaba tan cansado que todo parecía al día en que las estrellas caen sobre el cielo.

Las aves se estremecieron al sentir la cálida acogida del viento frío y desolador de la montaña.

Donde los pinos crecen de manera lenta y orgullosa amontonándose a lo largo del cruel sendero de desolación ,

Casi al caer la noche paso por la intranquila quietud de todo el rastro de seres que habitan silenciosamente la soledad,

Es como un canto de la luna sobre la altura del follaje verde azul de la gran arboleda somnolienta del sitio

Camino de prisa junto al riachuelo grande y profundo donde los tímidos y valientes peces nadan en su tranquilidad,

Esos peces de multicolor sienten como la noche envuelve detrás del charco de esperanza al cual llegara la luz del nuevo amanecer y yo solo sonrió.

Todo parece palidecer a lo largo como una raya en medio de un dibujo perfecto de un artista,

Después de la verdad en lo profundo del lugar se ve el resplandecer del sol

El la montaña suena la sirena de la cascada de la subida que cae en la bajada,

El viaje es tan reseco como el agua de los lagos,

El camino es tan blando como en crujir de hojas,

El miedo entraba misterioso por la tranquila inquietud de los arboles del camino,

Sentí como el camino gritaba y lamentaba mi presencia,

Estaba tan cansado que todo parecía al día en que las estrellas caen sobre el cielo.

Las aves se estremecieron al sentir la cálida acogida del viento frío y desolador de la montaña.

Donde los pinos crecen de manera lenta y orgullosa amontonándose a lo largo del cruel sendero de desolación ,

Casi al caer la noche paso por la intranquila quietud de todo el rastro de seres que habitan silenciosamente la soledad,

Es como un canto de la luna sobre la altura del follaje verde azul de la gran arboleda somnolienta del sitio

Camino de prisa junto al riachuelo grande y profundo donde los tímidos y valientes peces nadan en su tranquilidad,

Esos peces de multicolor sienten como la noche envuelve detrás del charco de esperanza al cual llegara la luz del nuevo amanecer y yo solo sonrió.

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Flores

El recuerdo de aquel día le llegó a la mente, y en unos minutos ya se encontraba en un mar de lamento, llantos y sollozos. ¿Como era posible? Se preguntaba.
Aquel sueño donde podía volar que tuvo repetidas veces en su infancia era inalcanzable literal, pues ningún ser humano conocido ha logrado emprender vuelo.
Observó a su alrededor y miró una casa vacía, con apenas un sofá, una pequeña y vieja televisión, un estéreo sin funcionar y al fondo, la recámara, ese lugar donde había muerto su madre y con ella todos sus sueños y esperanzas.
Se había vuelto la persona más desdichada del mundo.
Sin familia, sin «hogar» a pesar de tener un techo no tenia un lugar especial para llamarle de esa forma.
Sin vida aunque aún viviera, así se le notaba día a día.

Un lunes por la mañana, recibió una visita, era un compañero de la clase de canto que solía tomar meses atrás mientras su madre aún vivía.
– Hola Renata…
¿Puedo pasar?.
Confundida y sorprendida le abrió la puerta y le dejó entrar sin decir palabra.
– Supe lo de tu pérdida, y quise venir a darte el pésame, espero no incomodarte con mí presencia.
Ella lo miró inexpresiva, sólo lo observó, cuál si fuese un extraño que le daba aliento y al mismo tiempo una salida de todo el dolor.
– Te traje esto.
Extendió su brazo, dejándole ver un ramo de flores variadas el cuál no había notado al dejarle pasar. Lo miró por un momento, y final mente lo tomó mientras aún lo veía con una mirada apagada, lúgubre, completamente desconectada de todo.
– Verás, no sabía que flor era tu favorita y tampoco si te animaría o no.
Rompió entonces el silencio el chico.
Solo quería obsequiarte algo pensando en hacer que te sintieras un poco mejor.
Se levantó del sofá y se despidió de Renata, quien no dijo palabra y se limitó a mirarle sin expresión alguna en el rostro.
Al marcharse el chico, ella miró las flores, una sonrisa tenue se dibujó entre sus labios y las puso en agua para que no se marchitasen. Pasaron dos semanas y Renata siguió su vida. Volvió al trabajo, regreso al grupo de canto con la esperanza de encontrar al chico de nuevo para darle las gracias por el detalle, sin embargo el chico no asistió ese día.
Al terminar la clase el profesor le entregó un sobre, le dijo que Julio, (el chico que le había llevado las flores) lo había dejado para ella la semana anterior.
Al llegar a casa lo abrió. Era una carta:
» Perdona si te incomode con mi visita el otro día, sólo quería obsequiarte algo que te hiciera sentir mejor.
No sabía que darte ni si te haría sentir bien o no, pero verás, elegí las flores por un motivo.

Mi madre murió hace 5 años y en aquel entonces me sentí muy mal, no pude llevarle flores mientras estuvo en el hospital, tampoco pude hacerlo el día de su velorio, ni el día de su sepulcro, porque mi madre y yo estábamos muy molestos el uno con el otro y no me enteré hasta después que había fallecido, en ese momento me encontraba en Canadá con una tía y nadie me avisó de su fallecimiento.

Mamá solía decir que las flores son la alegría de toda mujer, le gustaban mucho, por esa razón decidí llevarte flores para hacerte sentir mejor y bueno, en parte porque mi madre habría dicho que te regalara flores y nada más.
El próximo jueves me iré a Canadá así que no asistire a la clase de canto, le pedí al profesor que por favor te diera esta nota para explicarte el motivo de mi visita. Se muy bien por lo que estás pasando, de modo que decidí apoyarte un poco en tu pérdida.
Mi más sentido pésame Renata, espero pronto vuelvas a ser la misma de antes y comprendas que la vida sigue aún sin la presencia de tu madre «.
Después de leer la carta de Julio se ducho y al sentarse a ver televisión miró las flores en la mesa de centro, y entonces recordó una vez más, y su mente se transportó a su infancia, a aquel momento en que le preguntó a su madre como sería volar, y recordó sus palabras, «quizá no es posible volar literalmente, pero es posible emprender el vuelo en la vida, y alcanzar todos los sueños que deseas», eso fue lo que su madre le contestó en aquel entonces.
Comenzó desde ceros, y  luchó por convertirse en la mujer que su madre hubiese querido ver.
Pasaron los años y aquella chica tenia un viaje a Canadá, por motivos de trabajo, investigó y logró dar con el paradero de Julio, y decidió que tenia que ir a visitarlo para agradecerle lo que había hecho por ella.
Un lunes por la tarde sonó el timbre de la casa de Julio en Canadá, esté abrió  y se sorprendió al ver a Renata con un gran arreglo floral.
– puedo pasar?
– claro pasa Renata.
– solo quise devolverte el favor, y bueno tengo una reunión importante en el trabajo, pero por ahora te dejo esto y si gustas otro día salimos a comer algo.
– Gracias por el detalle, y con gusto acepto la invitación Renata.
– bueno, luego lo platicamos con un poco más de tiempo, bye Julio.
Se despidió y se marchó.
Julio se quedó mirando el arreglo y notó un papel a un costado, era una tarjeta.
«Estas flores son para tu madre, quizá no esté ya contigo, pero se que te habría gustado darle este detalle.»
Julio rompió en llanto y siguió leyendo.
» Gracias por haberme ayudado a volar julio, tu madre creo un gran hombre. Por cierto, dentro del sobre que está entre las flores hay pases para una cena para dos, no quise decirte pero hoy es mi último día en Canadá, invita a quien gustes y disfruta la cena de mi parte.

Con cariño: Renata.»
Julio tomó los pases y los guardó, salió de casa y compró un boleto de avión para volver a México, y llevar el arreglo floral a la tumba de su madre.
Dos días después Julio ya estaba en México y antes de ir al panteón, decidió darle las gracias a su amiga Renata por el detalle.
Llegó a su departamento y tocó a la puerta, sin embargo no abrió nadie.
La puerta de enfrente se abrió y salió una mujer vestida toda de negro, está lo miró desconcertada.
– Disculpe, sabe si aquí vive la señorita Renata Castillo?
La mujer lo observó extrañada.
– joven, la señorita Renata murió en un accidente de avión hace dos semanas, en un vuelo que hizo hacia Canadá. hoy fue su sepulcro
Julio se quedó pasmado, dio las gracias a la mujer por la información y se marchó del lugar. Su rostro estaba pálido después de aquella noticia, ¿Cómo era posible que  Renata hubiera muerto dos semanas atrás si el la había visto dos días antes?

Tomó el arreglo floral y se fué al panteón, buscó la tumba de su madre y dejó el arreglo floral sobre ella pero antes, le quitó a este la mitad de las flores sin importarle las espinas de las rosas que tenía el arreglo, tomó su teléfono y buscó el número de celular de su maestro de canto. Cuando este le contestó y confirmó lo dicho por la mujer, sobre Renata le preguntó a su maestro en qué parte del panteón había sido enterrada.

Llegó a su tumba, y miró las letras del epitafio, las cuales citaban, «Renata castillo, gran hija y amiga, quien murió cumpliendo su más grande sueño…  volar».

Julio sintió escalofríos y dejó las flores sobre aquella tumba. Para después marcharse a Canadá para siempre.

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