Kory despertó con un dolor profundo en sus manos, casi no podía respirar y cuando abrió los ojos solo vio una pared muy blanca, luego se percató de que estaba en la cama de un hospital y que llevaba una bata blanca, de pronto empezó a recordar cómo llegó ahí y mientras recordaba comenzó a llorar.
Aquel día Kory salió de la universidad a toda prisa, mientras corría hacia su casa su corazón se aceleró y sintió un nudo en la garganta, cierta tristeza que solo él entendía, entró a su habitación y cerró las cortinas por completo, fue hacia el armario abrió un cajón y saco una corbata, se sentó en su cama e intentó resumir toda su vida en un instante, encendió un cigarrillo y empezó a sonreír, mientras fumaba, pensaba en las palabras de su madre “hijo mío el cigarrillo te matara” y él decía en voz baja “madre soy más veloz que un cigarrillo”.
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