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Volitar Sin Sesgo

VOLITAR SIN SESGO

Ven a cacarearme grillo
que para luego es tarde
ya el águila piensa ser elefante
y el zorrillo el perfume perfecto.

Tan sin embargo
Tan no obstante
Tan antes bien
Tan empero que no
Y no embargante cae.

Como cualquiera donde quiera
ya qué en un visto que
hasta que tan pronto
sea aún apenas
como antes que
termine luego que…

Ármame con el desarmador ese
destuércele la rosca al cepillo
tensa la calma aclamando
la escápula y el esternón juntos
y en helecho lácteo vive.

¡Cada silencio en el olvido!
¡Cada masa con el mazo cede!
¡Ya te verás cómo te vieron!.

Ya le quita lo quitado
ya sale sin saber dónde
mal engendrado espera
alacranes mieles espera.

A sus heridas aplica clavos
al primer golpe centellas
luego cicatrices abre
en manos tales hábil
al sol socorre
la voz en la letra
con humo la tinta.

Labradora de lobos
el ruego regala
torpe áspid dorado
veloces fresnos suenan
de bronce la locura
acíbar amargo más
qué bien envidia
al perdón el escudo.

Ya tranquiliza rapaz
arena y cielo juntos.
¡Escóndete cielo!
Ya viene sin irse
Ya estéril almendra
Ya junta todos los ay.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez (Del texto e imagen)

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Perífrasis Balsamero

PERÍFRASIS BALSAMERO

Cercano el verano acecha escondido
entre la ventana del triste gato pardo
el prado lava el arroyo, la camisa,
entre la puerta del alegre camaleón,
y la cama descalabra el cepillo
y el polvo enmudece al anillo
y la luz anuncia el túnel
y el reloj teje al tiempo…

Clavos
Horrorizados
Por las rocas
Bañando
Al decoro
Turbado
Tinto en gotas carnales
Tierno en aguas rotas

En las rodillas de una campana gris
el sufrimiento pinta una esperanza tenso
el arco anuncia blando una espina baja
de una nube cómplice y una tarde lenta
de una luna ligera y una brisa seca
la humedad del saco del viento
la soledad del libro del silencio
en los muslos de una madrugada tierna…

Las letras
Clavan
Sus pupilas
Clementes
Acariciando
Las tinieblas
Ufanas ínsulas
Ínfula ínclita

Incesante y trémulo el terciopelo
insiste huyendo del áspero sollozo
con tres piedras entre los dedos
y dos panteones vagabundos piensan
con seis lápidas nuevas respirando
y cuatro cuartos cuentan sombras
con cinco silencios de atraso solos
¡Aromáticos, y periféricos, y patéticos!

¡Oh, presuroso circunloquio enmielado!

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
(Del texto y de la imagen)

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Silenciosos Solamente… (Neodadaísta)

SILENCIOSOS SOLAMENTE
(Neodadaista)

Caminan los sueños anudando, dulces serpientes,
y se alejan las lentejas, los aviones descalzos y todo.
Abajo, una abeja me ha dibujado. Un tiburón temeroso.
Un ostión confeso, mil perdones sin rodillas.
Una mañana, con mañas y acordeones,
entre las cajas del hielo menos frío.

Ni lo pienses. Es la mentira menos cierta, con uñas pintadas.
Con píldoras para puertas inquietas.
Ni lo escribas. Las letrinas, letras, beben del vidrio.
Es el dado un dedo, soldado, y quitado del dormitorio.
Tanto, que casi lo cree el foco, la foca y el faro del foro.
La piedra, escapa en la espuma y la piel del polvo enardece.

Más allá, los cangrejos ofenden a un mandril de cera,
y cada barco esconde su vela, su vuelo, su primer recuerdo.
La seda suda con la noche, en una botella, en una gota.
Porque llueven llaves cerradas, en la sierra que ha cerrado.
El Valle se ha ido, un poco amarillento en el ojo de madera.
Los colmillos tienen miedo, y un jabalí ayuna.
Cada jueves jala, y teje al jamón con alambres alarmas.

El hambre ha muerto intoxicada de la risa lisa.
Al sapo capo. Le cupo media copa en la cocina.
Y el humo a medias. Como al último volcán la minifalda.
Ya ni la sopa suple al hule, ni el sombrero acaricia gallos.

Si todo es excesivamente claro, tu espacio es mi vacío,
y en la casa, la vendedora remienda sus dudas al cepillo.
El trapeador tiene náuseas. Por el camino del comino.
Aunque hace tiempo que olvidó su tiempo.
Nadie lo extraña, ni son rojas sus entrañas, solo nubes.
Por eso es tan tarde debajo del vino
que se fue haciendo añejo, en vano,
en una telaraña y cientos de asientos sin café.

Ya las rodillas duelen, la humedad perdió el agua,
el humo se ha enredado y es sensible como acero
sin las espinas del pescado.
Por eso se le debe buscar, negarle las cadenas y molerlo.
Así que iremos a recalentar las pesadillas del florero.
Y nadie sabrá lo que quieren decir, los olores del silencio yerto.

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