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Don’t Be Afraid 1

 

La vida de Sophie

Todos tenemos un ángel y un demonio asignados, la cuestión está en cuál de los dos decidas escuchar
Don’t Be Afraid

 

Mi nombre es Sophie. Sophie Granger. Puede decirse que soy una chica de primero de preparatoria normal, con amigos, una hermana (algo irritante algunas veces) y unos padres cariñosos. Nunca me ha faltado nada. Soy una adolescente… feliz, o al menos eso era hasta que… Lo vi por primera vez. Cuando vi a mi ángel guardián.

Lo recuerdo perfectamente.

Habían pasado dos semanas de que las clases iniciaron nuevamente, empezaba a cursar el primer año de preparatoria. Al principio pensé que sería igual que los años anteriores y con eso me refiero a mismos compañeros y cero nuevos, pero este año entraron tres alumnos provenientes de otros colegios y dos de mis amigas se pasaron al mío.

Verlas ahí se sintió… La verdad no sabría como describirlo pero de sintió bien. Demasiado diría yo. Mis amigas y yo juntas otra vez.

Mi vida era bastante normal como pueden darse cuenta. Digo era por qué, todo cambio cuando lo encontré.

Estaba regresando de la escuela, esta vez me dirigía hacia el parque que se encontraba a una cuadra de mi casa cuando choque con alguien.

–Lo siento. No fue mi intención – me disculpé

Él tenía el cabello rubio –y rizado– , tenía ojos azules y muy alto.  No era una persona normal. Era mi ángel guardián.

Seguro no estoy siendo lo suficiente clara. Mejor les cuento las cosas tal cual y como pasaron.

El ángel de Sophie

Miércoles. Es un día nublado y hace frío. Término de desayunar y me subo al auto para dirigirme a la escuela.

Al llegar me encuentro con mi mejor amiga. Rumie. Ella es más alta que yo -como todo en esta vida- es de cabello castaño y tiene unos grandes ojos color avellana. Me saluda parándose de dónde estaba sentada. Al hacerlo ella casi se cae. Yo, trato de no reír.

-Holis- me saluda ella como siempre

-Holis-le respondo tratando de ocultar mi risa. Pero ella se da cuenta

-Si quieres ríete -me permite. Yo lo hago sin dudar y suelto una carcajada. Ella comienza a reír conmigo -¿Qué es tan gracioso? -me pregunta inocente sin dejar de reír

-Que casi te caíste-le respondo aún riendo. Ella dejo de reír ante mi respuesta

-Entonces sí lo viste-dijo cabizbaja demostrando vergüenza. Yo asentí con la cabeza

Antes de que pudiera decir algo, Rumie me jaló del brazo y me dijo:

-Mejor entremos, ¿si?

Al entrar comenzamos a hablar sobre…La verdad no recuerdo sobre que estábamos hablando por que me distraje, mejor dicho vi a una persona.

Era Nathan el chico que me gusta desde hace dos años. Me quedé viéndole por quien sabe cuanto tiempo,y en mi rostro se pudo formar una estúpida sonrisa pero Rumie me hizo volver a la realidad gritándome.

-¿Qué?-le pregunté disgustada pero manteniendo esa estúpida sonrisa en mi rostro.

-¿Escuchaste lo que te dije?
-Claro a la perfección-le respondí sin pensar. Claro que estaba mintiendo

-Entonces, ¿vas a ir?

-¿A dónde?

-Al cine

-¿Qué cine?¿Cuándo?¿ A ver que película?-le pregunté confundida. ¿De qué me había perdido?

-Al cine de siempre, hoy a las tres a ver una peli de terror -Me explicó.

Cuando dijo «peli de terror», reaccioné y le respondí al instante.

-¡¿QUÉ?!-dije Alterada- ¿Película de terror?

-Sip
-Entonces no iré

-¿Por qué?-me preguntó haciendo ojitos de perrito

-Sabes que no me gustan las películas de terror. Sobretodo desde la última vez.

-¿Crees que yo tampoco me asusté?-me cuestionó. Ella se había asustado mucho al igual que yo- Por favor ve, sin ti no podré soportarlo-me rogó

-Lo siento. Me hice una promesa «nunca en tu vida vuelvas a ver ese tipo de películas si no quieres terminar con traumas graves»

-Rumie hizo una rabieta-¡Demonios!-exclamó

-No los invoques-le dije en broma

-No me digas que crees en eso

-Puede ser. Todo es posible en esta vida

-Necesitas dejar de leer ciencia ficción

-¡JAMAS!-exclamé

Luego de nuestra pequeña discusión de todos los días decidimos por fin entrar a nuestra aula. Se encontraba en el segundo piso, lo cual odiaba, no me gustaba subir escaleras desde tan temprano. Ya sé, soy una floja.

A la primera hora nos tocó inglés una de mis materias favoritas. Yo, a decir verdad domino bastante bien el idioma, claro que aún me falta por aprender pero comparada con mis compañeros, soy de las mejores.

La clase terminó y la maestra Beatríz había marcado como tarea para entregar la siguiente clase un cuento cualquiera traducido al inglés. Yo me emocioné, sin embargo la mayoría de mi salón se quejó por ello.

A decir verdad el día transcurrió más rápido de lo normal. Tanto que hasta me asuste cuando vi al profesor Peterson de química acercarse, él nos daba a la última hora ese día.

No era mala en su clase, pero el problema era que me aburría un poco. Comenzó a habla sobre…La verdad no recuerdo de que, me perdí en mis pensamientos por un momento, tanto que ni me di cuenta en que momento cambiamos de tema, y con eso me refiero a que, pasamos de una clase de química a un espacio donde contábamos nuestras experiencias paranormales.

No sé por que pero se me hace que esto lo empezó Steven, él siempre buscaba la manera de hacer cambiar el tema por más complicado que esto fuera. A decir verdad no me han pasado muchas cosas de ese tipo, pero nas pocas que he tenido han sido realmente aterradoras.

Una vez por ejemplo, mi hermana mayor y yo, estábamos solas en nuestra casa viendo una película, yo había bajado a la cocina por algo de comer cuando de repente sentí que alguien me tocó, supuse que era Valery por lo que no le tomé importancia, pero me volvieron a tocar el hombro, esta vez con más insistencia, decidí voltear, pero no había nadie detrás mío. Quería pensar que era  de las bromas que solía hacerme pero en que le pregunté si había sido ella la que me tocó, ella lo negó me dijo que recordara que ella estaba buscando la película y que no había bajado.

Esa misma noche ella dice haber visto algo, una silueta pero que se notaba que esta no tenía buenas intenciones. Nos habíamos quedado solo ella y yo, dormimos en la misma habitación por miedo.
En fin , regresando al tema, una vez que ya muchos contaron sus experiencias el maestro nos detuvo.

-Que gran capacidad de inventar historias tienen todos-dijo tratando de hacernos un cumplido. Él no ha había creído nada de lo que habían contado

-Pero es cierto -se defendió Oliver.

Él había contado que cuando era pequeño, mientras jugaba él dice haber visto a alguien debajo de su cama. Él lo describió como un ser humanoide con unos brillantes ojos rojos.

-Ya les dije que todo tiene una explicación lógica. Debe haber algo perfectamente lógico para todo esto.

-Pues mi prima dice haber visto un ángel -se excusó Natalie, la chica fresa pero que es buena con todos del salón. En que ella dijo la palabra «ángel» me sobre salté. Desde que tengo memoria he creído en la ángeles y quizá esto fuera la prueba de que existen.

-¿Usted lo ha visto señorita? -le preguntó

-Pues no pero…

-Eso no confirma nada. Hay muchos vídeos en internet donde afirman la presencia de esos seres, pero la inmensa mayoría no tienen información que respalde que lo que este plasmado sea un ángel

Cuando el profesor puso en duda mi creencia en esos seres, me llene de rabia. No podía creer que en el mundo hubiera gente tan incrédula. Quería gritar y decir todo lo que pensaba al respecto, pero no podía, en algo tenía razón. No hay suficientes argumentos que afirmen que son reales, es por eso que en internet hay demasiados vídeos falsos.

-Bueno ya basta de este tema. Regresemos a la clase. Abran sus libros en la página 34

A partir de eso dejé de escuchar. Ya no tenía ganas de seguir con la clase y al parecer alguien se apiado da mí y escuchó mi deseo, por que habían tocado él último timbre del día. El de la salida.

-Seguiremos este tema la próxima clase. Pueden retirarse

Al dar la orden, yo no esperé mas y guardé todo lo que quedaba en mi silla en mi mochila y con eso m refiero a mís lapices y mi libreta de química. Ya con todo guardado bajé las escaleras acompañada de mis amigas: Emma, Rumie, Isabelle, Charlotte y Maryam.
Ellas me acompañaron hasta la salida, como siempre solíamos hacerlo.

-Bueno adiós chicas -me despedí de ellas

-Pero, tu casa no está en esa dirección- señaló Charlotte

-Ya sé – le respondí con desdén

-¿Y a dónde vas entonces?-me preguntó Emma

-A un lugar-respondí de la misma manera que había hecho antes

-Sí a esconder drogas-bromeó Maryam

-Jajaja-rió Charlotte -esconder drogas

-Es capaz con tal de no darnos-siguió Maryam

-Pero por supuesto -confirmó Charlotte. Ella y Maryam chocaron cinco.

-Ya dinos a donde vas-dijo Isabelle insistente

-Ok, voy al parque- les dije rendida. Sabía que si les decía a donde iría, ellas querrían venir conmigo y yo quería estar sola. Sólo esta vez.

-Oh entonces vamos contigo- dijo Rumie dispuesta a ir conmigo. ¿Ven de que hablaba?

-Gracias chicas, pero esta vez prefiero estar sola

-¿Por qué? -me preguntó Rumie con los ojos de perrito

-De seguro quiere desahogarse después de lo que el profesor dijo-le explicó Maryam

-Exacto-Afirmé-Nos vemos mañana

-¿Eso significa que no irás a la reunión de hoy?-me preguntó Isabelle con un grito

-No-canturreé desde lo lejos

-Cobarde-me gritó Rumie. Pero ella igual lo era. No quería quedarse sola -a pesar de que irían las demás también – y yo no quería traumarme con otra película de terror.

Cuando estuve lo suficiente lejos comencé a quejarme entre dientes. Tomé una ramita del suelo y empece a jugar con ella l mismo tiempo de que maldecía entre dientes. No quería arriesgarme a que alguien conocido me escuchara.

De verdad me enfadaba que las personas me hicieran dudar sobre mis creencias. Ya me habían echado dudas sobre varias cosas, pero los ángeles…Eso es cruzar la línea. He creído en los ángeles desde que recuerdo, crecí creyendo en ellos ¡Tenían que ser reales!

-¿¡Por qué simplemente no cree!?-solté antes de gritar. Pero antes de soltar un grito choqué con alguien. -Lo siento tanto no fue mi intención -me disculpe con aquella persona

-Tranquila, no fue tu culpa…Sophie.

¿Qué había dicho?¿Cómo sabía mi nombre?¿Quién era esa persona y cómo sabía mi nombre? Estaba muy confundida y necesitaba recibir respuestas pronto. Antes de pensar lo peor y llamar a la policía por acoso.

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