Desde este momento
por mi propia voluntad
por la voluntad de Dios
y por la causa que defiendo.
Elijo abrazar lo que pienso, siento, hago
y lo que deje de hacer.
Desde este instante, sin apuros
me voy liberando de todo pecado original
de culpas creadas e impuestas
que como flautistas tocan melodías ajenas.
Me declaro libre para ir llenando
los vacíos existenciales
que se expresan a veces.
Elijo erguirme como una montaña
que se refugia en los brazos
serenos del atardecer.
Desde este momento
elijo espantar a los vientos pesados del pasado.
Y planto nuevas raíces, que como versos
van formando el poema de mi vida.
Desde este instante
por mi propia voluntad
por la voluntad de Dios
y por la causa que defiendo.
Reconozco, en cada paso que doy
día a día, que voy conquistando
la deseada libertad.
Y que cada vez
lo hago mejor y mejor.