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Buenos Días, Mamá Tierra

Buenos días, mamá Tierra.

Suavemente y  bostezando

la mañana se levanta.

De tu perfume contagiada se queda

Y a los invitados espera.

Buenos días, mamá Tierra.

Mis emocionados pies

corren a tu encuentro

con el corazón descalzo.

Buenos días, mamá Tierra.

Gracias por llevarte

a los innecesarios y

soñolientos vientos

que  separarse de mí

a veces no quieren.

Buenos días, mamá Tierra

Ahora, segura y feliz

procuro caminar junto

a mis sueños y a los tuyos.

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Réquiem Para Mamá

El día de hoy les quiero contar

que tengo a alguien muy especial.

Mamita con cariño le deciaaa.

Cuando era pequeña cuidaba de mí

me daba un amor incondicional.

Y perdura   su recuerdo.

Aleluya

Aleluya

Aleluya

Aleluya

Aleluuuuya.

De pronto, en un sueño profundo, se sumió.

No hay más que hacer

 ni que deciiir.

El cielo con júbilo la abrazó.

A razón de su devoción

Los ángeles cantan

Aleluya

Aleluya

Aleluya

 Aleluya

Aleluuuuya.

Una hija del señor ascendió.

Calmada y sonriente, su alma quedó.

Por siempre  descansa en paz.

Que nuestras penas en breve se irán.

Que de los temores nos libremos ya.

Y a la  fortaleza no  he  de esperar.

Aleluya

Aleluya

Aleluya

 Aleluya

Aleluuuuya.            

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¡Me Parezco A Mamá!

Al cantar aquellos versos

¡Me parezco a  mamá!

¡A tu edad yo hacía esto y más!

“¿Qué te hago si lo encuentro?”.

Varias semillas grabadas

 en alguna de mis pieles, encontré.

Ahora que crecí

recién, lo comprendí.

¡Mamá, siempre fue más!

Cada vez que  saboreo los helados

y pasteles preparados

con la receta de la abuela.

¡Me parezco a mamá!

Ella  dentro de mí está.

Y hasta  el jardín

que cuidaba con esmero, lo tomé.

Al representar papeles

escritos antes de que ella

 y yo llegáramos a existir.

¡Me parezco a mamá!

Por decir, olvidarme de mí a veces

y creer que soy el salvador o salvadora del mundo.

Cuando ya se hizo lo necesario.

Y aunque sigo  encontrándome

agradezco tu labor, mamá.

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Un Templo Para Mi Madre

Un templo para mi madre

Ella y yo lo edificamos.

si acaso,  no lo han visto

mi cerebro ya lo reconoció,

y de rodillas se postró.

 

Un templo para mi madre

Donde no necesite  cruzar ríos,

ni océanos, ni follajes interminables.

Solo hay que dejarse llevar

por la inconfundible melodía

que emana de nuestro ser.

 

 Un templo para mi madre

Eterno, seguro, abrigado,

pensante y a veces precipitado.

En el que ¡Mamá! es el mantra

transformador que retumba

en las paredes de su corazón y el mío.

 

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