PAVOROSA INGENUIDAD
(Experimental)
Llevaba al partir primaveras
el ritmo ardiente entre dientes.
Pero volvió el eco tembloroso
con la sorpresa que no he muerto
con la luna vieja y blanquecina
porque en cada rama advierto rosas.
Al tañer tiñendo mi dureza
en la ventura de los luceros
para tornar al pandero en trueno
y muda la paz a mi ruego venga
como rayo vespertino al crepúsculo
de leve espuma y zafir color
que ni sabe nada de luz incierto
entre vientos afilados y rumbo raro.
Donde ceñía alfombras tiñendo
al tañido de rojos rayos.
Por eso y por aquello, donde
arde ya la yedra
y el orejero ojo azuza
eso que oyeréis leyendo lento
aunque fueses fuera hoy raudo
y de mucho sepas poco
o loar croar olas ralas.
Del llorar cansado un sable
surge un rostro y figura descarnada
al despertar nobles ideales yerto
por mudable falsa esquiva paz
del ensueño errático y efímero.
Así no hiciese lo que hizo…
Y oyese oasis floreando malvas
Y supiese del vino un irse.
Porque
Aboba ata reconocer oro
Como tañíamos al dolor su rojo
Y
Deposita triunfal su himno ausencias
Y
Los cielos adoran declinando…
Dejar su voraz ardor
Dejar su atroz guía
Dejar su feroz flecha
… Y que de tan fuerte …
Debilidad
Crezcan espirales alfileres
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
(Tanto del texto como de la imagen)
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