EMBRUJO OMNÍMODO
Bramaba la obscura cintura ágil
con el triángulo ardiente ligero.
¡Cuánta geometría es ahora poesía!.
Como caricia daga cualquier palabra.
¡Que pene!
y pene por la culpa
por la espada
por el baile.
En toda cama.
¡Que cuello
ni que rodillas
el pie planta
en las manos
bellos dátiles!.
El rincón suspira la vestidura amable.
en un alto salto del pavimento herido.
¡Que no se cansa nunca!. Sólo sueña.
Tan bermejas como viejos son perlas.
Entre la honradez pobreza es rubí,
y el tenue cobalto plata y titanio.
Nevada y sin querella solo combustión.
De alguna noche helada hace incendio.
Ya verás
¡Cuándo ares será más fácil!.
Por eso
¡Asir risa es más saludable!.
Porque
Entre las ácidas sádica es la dulzura.
Y dicen:
Oremos somero al santo
que más convenga
y de más lana.
¡Bébanselo averíguaselo y dí!.
Ya no comas arroz zorra felina.
¡Demuéstralo con la dignidad del membrillo!.
Lo que en el albor temprano emprendiste.
El siervo y el tirano a los versos murmura.
El amor no tiene encono ni sabroso abandono.
La vibración profunda sólo muestra vida.
Solo admite con embeleso el camino cierto.
¡El suelo sin tacha no existe!. Ni hay.
Verdes y azules los caballos son el viento.
Por eso. ¡Voy a comer agujas despuntadas!.
Y con las tijeras castañas y nueces.
El nogal abandona el nido salado,
y el roble con idealismo perece.
Volar y dejar morir ave y vuelo,
es de la gloriosa pluma el consuelo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto y de la imagen.
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