Archivo de la categoría: Adolescentes

Cirrosis

Clodoveo Márquez despertó muy, pero muy temprano ese, su último día. Serían poco más de las cuatro de la mañana cuando, después de darse varias vueltas en la cama, prender la luz, acariciar al perro que reclamaba comida, codeó a su mujer para que despertara. Ya era hora de iniciar la jornada con el mate mañanero. Micaela estaba acostumbrada a esos despertares tempraneros e  intespestivos. Lo miró de soslayo, se restregó los ojos que todavía reclamaban por más horas de sueño y calzándose perezosa sus chancletas salió casi a oscuras, arrastrando los pies, hacia la cocina.

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Estos últimos días habían sido difíciles para la familia. Clodoveo casi no dormía o dormía a cualquier hora, cuando sus dolores le dejaban. Todos estaban pendientes de él.  Había que comprar medicamentos que siempre  resultaban costosos para los menguados ingresos del hogar. Las tareas que realizaba Micaela en el quiosco que habían instalado en la pieza del frente  se veían siempre interrumpidas por visitas al hospital para una nueva consulta o a la farmacia para una nueva compra de medicamentos. El hombre comía poco y mal. Encontraba desabrida la comida, sin gusto decía el viejo.Entonces gritaba tan fuerte que todos los vecinos se enteraban de que era lo que en casa de los Márquez se había servido ese día. Los gritos hacían también que los perros corrieran temerosos en busca de refugio debajo de la cama. En algunas ocasiones el plato iba a estrellarse en el fregadero. Los pedazos de porcelana quedaban un rato esparcidos por la humilde cocina y los restos de comida por cualquier parte. Caravana, la gata y Tricolor, el perro predilecto, limpiaban luego a conciencia los restos de este incidente. Mucho más tarde, cuando a Micaela se le calmaba el llanto, lavaba reiteradamente su cara mofletuda y enrojecida, se peinaba un poco el pelo que en estas ocasiones siempre resultaba vigorosamente rebelde, concurría con un balde de agua jabonosa a limpiar el resto.

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La Muerte De La Vieja Elena

malvon

Jueves 4 de junio

Melchor tuvo que asistir a los vecinos cuando sorprendidos por la ausencia de Elena dieron cuenta a las autoridades. Él era vecino de puerta y además hombre de pelo en pecho y espalda cuadrada. Cuando a grito pelado Luisa y Tomasa le interrumpieron el desayuno para pedirle que les acompañara hasta la casa de Elena él se calzó las alpargatas y salió decidido. ¿Cómo  no alarmarse si hacía días que no se la veía a Elena ni regando sus plantas ni llevando a su nieto a la escuela ?. ¿Qué estaba pasando entonces?. Al principio puras especulaciones: ” habrá ido a Montevideo”… ” Estará otra vez disgustada con la hija…” . Después aparecieron comentarios alarmistas, principalmente cuando por la mañan le preguntaron a  Elisa,   que estaba en la parada del ómnibus, por su abuela y ella contestó con un signo de interrogación. La había visto por última vez  el sábado, día en que pasó por la casa a “pedirle unos pesos” para poder ir a bailar con Juanchi. En los últimos tiempos iba poco porque al decir de Elisa “la vieja estaba insoportable”.

Cuando Melchor, a pura fuerza bruta, logró violentar la puerta que estaba cerrada con llave, salió un terrible olor nauseabundo. Un olor mezcla de carne podrida y a gas que invadió el ambiente… Algunos vecinos se taparon la cara y dieron varios pasos hacia atrás. Otros, por el contrario, como atraídos por la fatalidad querían entrar a la vivienda. Murmullos. Incoherencias. Diálogos entrecruzados. La policía recurrió a los bomberos para que, con ayuda  de máscaras se introdujeram en la casa, cerraran la llave del gas y abrieran las ventanas de par en par. Hombres y mujeres, atraídos por lo macabro de la escena, se apretaban unos contra otros en un afán de ver más y mejor para  satisfacer su morbo y poder contar  de primera mano lo ocurrido. Los oficiales, visto lo inútil de sus esfuerzos los dejaban hacer y sólo se preocupaban por “tapiar”  la puerta de ingreso. Algunas macetas y tarros rodaban por el suelo. El milico Mechoso, quizás por los años, más acostumbrado a ver casos como este fue el que hizo un primer relevamiento de la situación y el que acompañó al doctor Rodríguez quien, desde lejos diagnosticó la posible muerte de la vieja por envenenamiento producido por  escape de gas aunque  habría que hacerle la autopsia correspondiente. Eso era lo evidente. Sacó del grueso maletín su libretita y allí garabateó presuroso algo que apenas un entendido podría descifrar y salió casi corriendo llevándose a los curiosos por delante.

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El Día Menos Esperado…

En un segundo toda mi vida pasó frente a mis ojos, desgraciadamente tuve que presenciar dicha escena,  por un instante pensé que no podía respirar, mis ojos se dilataron y mi piel se volvía blanca como un papel. No sabía si escaparme o quedarme quieto en silencio,  en ese instante escuché otro disparo que me dejó completamente aturdido, los segundos parecían horas y sin saber lo que estaba haciendo empecé a correr desesperadamente sin mirar atrás, la suerte estaba echada. Cuando mi mente decidió parar la inercia de mis pies no lo permitían, finalmente  logré que mi cuerpo vaya descendiendo la velocidad lentamente hasta que pude frenar, el corazón latía ferozmente y la respiración no se podía regularizar. En ese preciso momento volteé y estaba solo.

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La lluvia está mezclada con sangre
Corre por el suelo a la vez que vuela un lamento
Las manos agonizantes caen al suelo
Todo se oscurece se oye un grito de desconsuelo

Como pudiste dar tu vida así
Morir solo por mi
Aún cuando ya no hay amor
Te llevarás mi corazón en este adiós!!

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El «Imposible»

En el cruce de las calles “Realidad y Fantasía”, en una esquina entre el “Alma y la Cabeza”…, paralela a “Maravillas» tengo yo un rincón al que llamo «El Imposible» que desafía la razón y, es donde vive la Imaginación y el Corazón decide…

No dejo entrar a “Piratas” con el corazón de palo, sin barco ni bandera, sin puerto ni estrellas, sin gaviotas ni mar…Ni a “Magos” que sacan de su chistera el miedo, la muerte, el hambre y la guerra, ni a socios en general de «Dañinos Sin Fronteras»….Y está bien…Si, si… “Mi Sitio” está bien…

Y tengo un “Banco Imaginario”, sin ventanillas, donde ingresar canciones, sentimientos y poesías… Allí llevé yo el otro día algo de melancolía, dos sonetos, octavillas y versos sin terminar… y un re mayor, un si bemol y un fa… Y está bien…Si, si… “Mi Sitio” está bien…

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