No importa si perdí la cordura,
si realmente la perdí o si me la robaron.
Si algún día fui cuerdo…
Ya no digo lo que esperan,
me niego a ser quien debo
y sencillamente soy.
Con eso, juro que basta.
Me río cuando y donde quiero,
doy abrazos hasta sin pedir permiso.
Disfruto del silencio,
del barullo, de un tinto…
Disfruto cada día
como si fuera el último.
Me devoro los minutos uno a uno
y juro que basta…
todo esto, para ser feliz.
Hola Matheo. Muy bueno tu poema. Me gustó.
Esperemos ver muchas colaboraciones por aquí!
Muchas gracias Fede. Seguramente pasaré por aquí nuevamente.
Saludos!.