Tú me preguntas por qué estoy preso… Por qué estoy preso… Buena pregunta… cada uno de los que estamos acá, vivimos acá sí, pero tenemos nuestras raíces en otro lado. Yo soy de Iporá, nací y me crié en Iporá, en una casona antigua, en la calle Laures. ¿Conoces Iporá?. Ahí tengo las raíces de mi vida.
Bueno, si alguna vez vas por allá vas a encontrar una amplia calle empedrada que tiene todavía los rieles del antiguo tranvía y que pasa al lado de la plaza… del lado que está la iglesia, si… Me crié ahí, gozando la sombra de esos añejos eucaliptus.
¿Por qué estoy preso?. Yyy…Muchas veces en las noches que no puedo dormir y muchas veces también, durante el día, yo me hago esa pregunta una y otra vez … y las respuestas siempre son distintas.
¡No!. ¡No te rías carajo! . Tú sabrás por qué estás preso, pero yo no lo sé… A veces pienso que fue por Elenita.
No, no!. Elenita no es lo que tu crees. Elenita es la mujer más bella del mundo, la más hermosa, la de más lindos ojos, la de sonrisa más dulce, de las manos más suaves… la de formas más armoniosas…
¡Claro que fue mi mujer!. Fue mi mujer, mi novia, mi amante… qué se yo!. ¡La quiero tanto!….¿La quiero?… No, no la quiero. Ya no la quiero aunque pienso siempre en ella. Pienso en los momentos de amor en que los sentimientos viajan de un ser a otro y parecen que los poseemos muy dentro nuestro y que no tenemos cuerpo. Yo tuve dentro mío a Elenita… Si, y qué placer, qué locura… Me sentía transportado y creía que en esos momentos eramos dos personas y una sola, un solo ser… ¿Puedes creerlo?. ¿Te ha pasado eso a ti alguna vez?….
Lo que tú dices es verdad a medias… Yo no sé lo que realmente ocurrió pese a que no hace un año todavía que estoy acá. ¿Cómo quieres que te explique si yo no lo sé?. Con Elena compartíamos todo… comíamos solo lo que nos gustaba a los dos. Comprábamos ropa que fuera del agrado del otro, solo esa, solo esa…¡ No pongas esa cara por favor!. Si tú supieras cómo disfrutábamos los paseos por el parque, nuestras noches de cine, el teatro… Compartíamos las risas, lo llantos, los aburrimientos. Pero… ¿ sabes?. Yo te puedo narrar con detalle nuestras conversaciones, lo que hicimos juntos, o lo que sentimos juntos, pero no te puedo narrar, no te puedo contar, porque no lo recuerdo, quienes estaban en el parque, quiénes etaban en el cine o en el teatro… ¿Raro, no?.
Ya sé que no me entiendes y que no respondo a tu pregunta, pero cuando a veces pienso que estoy acá por Elenita es porque… porque… Elenita se portó mal conmigo…. se portó muy mal…
Mira Pedro, si un día, cuando salgas, que tú vas a salir mucho antes que yo, te me vas hasta Iporá y preguntas por el cornudo Ernesto Ramos enseguida te van a hacer mil comentarios…
No, Elenita me quería si, me quería mucho… pero a veces la vida te tiende trampas. Una de esas trampas me la puso el Capataz Gonzalo, ¡ese viejo mandón! . No, no me mires con esa cara que yo no estoy loco. A ese viejo no le puedo desear nada bueno, él me cambió los horarios, se le puso entre ceja y ceja que yo era imprescindible y que a veces tendría que trabajar en el horario de la noche …
Yo no sé que pasó en la cabeza de mi mujer, ¡ qué diablos!. Yo no quise nunca saber ni quiero saber ahora cómo se metió en nuestra vida ese vago de Lorenzo, ese bueno para nada… Yo qué sé…
¡Claro! ¡Claro!. ¡Eso!…Yo también pienso que el culpable fue Lorenzo por revolcarse en mi cama, por arruinar mi vida. ¡Ah, tú no sabes, tú no sabes nada…! . No, yo no le echo la culpa a Elena. Si yo hubiese estado con ella como siempre… ¡ Pero no!. ¡El muy estúpido tenía que ir a trabajar!. Es que la vida no es solo trabajo, no señor, son otras cosas… Ahora que me lo haces recordar tengo claro que lo primero fueron insinuaciones….insinuaciones cada vez más claras: «No los he visto mucho juntos ultimamente. ¿Está enferma su señora?». » ¿No tiene miedo quedarse solita cuando usted se va a trabajar?». «¿Conoce usted a Lorenzo, ese que es medio guitarrista?». Peor aún : «Que bien que toca Lorenzo…la guitarra…» Y las risas y las miradas de ententendimiento… Pero uno no cree ciertas cosas. ¡Qué va a creer!.
Tú me dices que era un cornudo. Puede ser si, porque una cabeza de vaca con semejantes cuernos me dejaron una vez cerca de la puerta de mi casa. Fue entonces que medio enloquecí…
No te preocupes por mi. Yo quiero contártelo. Vas a ver… Un jueves me despedí con un beso en la puerta, como siempre. Agarré el bolso y la bicicleta y marché para la fábrica… Bueno, no fui a la fábrica, sino a lo de Alegre y en un rincón para que no me viera mucha gente me tomé unas cuantas… Grappa va y grappa viene y pensaba y pensaba…
Serían las doce y media o la una…por ahí. ¡Qué horrible!. Me costó mucho salir del bar y mucho más todavía ir hasta casa… Pero no, tenía que ir y salir de dudas de unas vez por todas. Me juré que si estaba equivocado tendría que compensar esos negros pensamientos que tenía sobre mi mujer… Yo no vi al Lorenzo esa noche pero hubieron cosas que no dejaron lugar a dudas…
No te apures, no te apures…Acá lo que nos sobra es tiempo. ¿Viste que largas que son las tardes acá?. ¡Parecen que no terminaran nunca!. Bueno, yo no te puedo contar lo que no sé. Y si, no lo sé… Esa noche terminé más que borracho y tuve un disgusto con Elena. Pero borracho y todo no se me escapó nada, nada…
¡Pero no, hombre!. ¡Claro que no!. Sabes, siempre me causa risa, una risa irónica de mis entrañas cuando escucho como cualquiera cree saber resolver los problemas de vida por más intrincados que estos sean… ¡Seguro!… ¡Siempre que no sean los propios!. Que deberías hacer esto o lo otro, que si hubieses hecho esto no hubiese ocurrido lo otro… Ja, ja, ja…. ¡Qué bueno che!. ¡Qué bueno!. Resulta que el que escucha resulta siempre el ciego, el sordo, el tonto… En este caso yo… Y… puedes que tengas razón. Puedes que tengas razón… Pero nunca hay dos situaciones iguales. Las hay parecidas, pero iguales, lo que se dice iguales, no, eso no. Cuando alguien, sin trabajo fijo, viviendo de lo que los padres le dan, vistiendo de cualquier manera hace que tu mujer se olvide de ti… que te la quite…que ya no te pertenezca…que esté ahí al lado tuyo…pero que no esté…que te prepare el mate pero que no tenga ganas de tomar por problemas de vesícula…es muy duro che, muy duro…
¿Qué hice yo?. Sufrir. Sufrir como un bicho. Morir un poco. No entender el mundo o no querer entenderlo… No dormir … Enojarme por cualquier cosa. Discutir por pelotudeces con cualquiera. Sabes, ahora que repaso mi vida contigo me parece que mis calenturas y mi tristeza infinita comenzaron con algunos cambios en los gustos de Elenita. Si. Mira: cambió de perfume y desodorante sin interesarse por mis preferencias. Empezó a usar pantalones vaqueros que antes no le gustaban. Comenzó a ir a la peluquería con mayor asiduidad. ¡A escuchar música atronadora que sacudía hasta las copas de nuestro bargueño!… ¡Qué disparate!.
Puede que tengas razón si. Pero yo no la dejé. Seguí sufriendo y sufriendo y poniéndome cada vez más flaco y más amarillento. ¿Todavía lo estoy, no?. Después están los silencios. ¡Ah!. ¡Los silencios! . ¿Sabes que los silencios hablan?. Los silencios tienen también palabras, te dicen cosas, que tú las captas no con los oídos sino con todo el cuerpo y por eso te hacen estremecer. Por ejemplo, estando con Elenita a la vera del río disfrutando un atardecer de otoño, nos mirábamos en silencio… ¡Nos decíamos tantas cosas!. No te rías. Tú te ríes Pedro porque quizás nunca viviste intensamente, con pasión, como hay que vivir la vida. Cuando estamos junto a alguien y nuestras emociones son intensas se transmiten cosas, sin palabras porque no hay palabras para expresarlas. En silencio. Eran silencios largos , placenteros. Pero después vinieron otros silencios…Cuando nos sentábamos a la mesa, cuando estábamos en la cama, aparecieron silencios que me hacían sangrar por dentro…
Ya te dije que no la abandoné… No pude abandonarla. ¿Es que tú puedes abandonar una pierna, un brazo, el corazón y dejarlo por ahí?. No, no puedes. No puedes porque es algo tuyo. Algo que te pertenece y aunque quisieras no los puedes abandonar.
No, déjame contarte algo más… Quizás me libere un poco… Cuando llegaba la nochecita, en esos días en que el horario me permitía ir con mi mujer a la cama… Yo me afeitaba mejor que nunca, me bañaba bien, trataba de sonreir, de complacer… Entonces aparecían palabras mentirosas que justificaban una situación, un camino sin retorno: » Hoy tengo un dolor acá… ¿Viste como tengo de hinchado?»… » Te cuento que el médico me dijo que consultara al ginecólogo, es un problema de mujeres…» «Me duele mucho…de la última vez…». Yo no creía nada de esto aunque trataba de creer… te juro que trataba de creer…
¡Matar a Elena!. ¿Puede alguien herir a quien quiere de verdad?. A veces me entraron dudas. ¿Qué hacer?. … Un día, creo que fueron unos días antes de su cumpleaños, tomé una decisión que me hizo sonreir, que me hizo volver a ver la vida, a pasear por la Avenida Libertadores y mirar otras cosas. Decidí que tenía que poner fin a esta parte de la historia de mi vida. ¿Sabes tú que cada uno tiene su propia historia y que a la vez la construye?. ¡Qué maravilla!. Yo decidí ponerle fin a mis sufrimientos…
¿Qué pasó?…. Hay algunas cosas que no las recuerdo bien, que hasta el abogado tuvo que recrear para presentárselas al Juez. Recuerdo si que pedí licencia en la fábrica y me fui a la chacra de mi tío. En otras oportunidades hubiesemos viajado juntos. Yo no lo quería. Mi mujer no cabía de gozo aunque nada me dijo. ¡No!. Me dijo si, algo como: «qué bien, te hará mucho bien un buen descanso»…»Trabajas tanto»…»Te noto tan agustiado…».
Hoy te decía que somos dueños de nuestras vidas, que le damos curso, que forjamos nuestra historia. Sin embargo a veces soplan fuertes vientos y cambiar el rumbo no es fácil, nada fácil. ¿Qué hacer?. Separarme, pensé en eso. En irme…¿A dónde?. Te imaginas vivir en otra casa y dejar mi casa para que la disfrute otro, mis cosas para otro, mis cosas incluidas mi mujer…¡No!. Pensé también en decirle con palabras cosas que ya nos habíamos dicho en silencio varias veces. Convenir un arreglo para que Elenita se fuera y me dejara… ¿Pero te imaginas la inconmensurable soledad de una casa donde falta su principal habitante?. ¿Te imaginas el tamaño que adquieren las habitaciones?. ¿Te imaginas siquiera lo que es estar solo en una cama hecha para dos?. Lo pensaba, lo pensaba… Tendría a veces que dar ciertos rodeos por la ciudad para no pasar por » la casa del otro». ¿Y qué pasaría cuando nos encontrásemos sin querer en la plaza, en el super, a orillas del río?. ¡Pero no!. ¿Cómo no se me ocurrió antes?. La solución que me pareció lógica, buena y necesaria era hacer desaparecer al verdadero causante de todas mis desgracias, hacer desaparecer a Lorenzo. Al principio no sabía como, después dudé…volvi a pensar, a darle vueltas…
¿Que si lo maté?. Yo no quise matar a nadie. Así se lo dije al Juez. Yo simplemente quise asustarlo para que no fuese más a mi casa. El Juez no me creyó, ni el abogado, ni nadie… Pero yo te digo que quise asustarlo. El Juez me decía que cómo era posible creer esto cuando yo me había ido por detrás de Lorenzo y le había partido la cabeza de un tremendo fierrazo… Es cierto que yo fui con un buen pedazo de varilla que pesaba como un demonio…¿Pero cómo lo iba a asustar?…¿Gritándole con un escarbadiente?. A mi me pareció que tenía que llevar algo pesado… por si le daba por hacerse el macho… El Juez me decía…»Pero usted no le asustó, no le dio tiempo a asustarse porque el fallecido no alcanzó a verle, ni siquiera le habló». ¡Claro!. Yo quería hablarle. Había pensado con detalles lo que iba a decirle… Pero la lengua estaba paralizada, no existía. Lo que existía era un rencor brutal. ¿Tú me comprendes?Me acerqué si, me acerqué para darle un golpe, un golpe para que entendiera que estaba haciendo algo que no debía. Pero…
¿Tú crees que estoy acá por asesino?. ¿Yo soy asesino?. ¡No Pedro! ¡No!. ¿Como voy a ser asesino si yo estaba en mi casa y defendía lo mío?
En el diario de Iporá del 14 de junio de 1985 dice, en las noticias policiales y junto a una foto que muestra el frontispicio de una casona antigua tomada a la luz de la luna:
Conmovedor hecho de sangre ocurrió esta madrugada, próximo a las cinco y treinta cuando por motivos que todavía se ignoran un conocido vecino de la localidad, Secretario del Club Social golpeó con un objeto contundente en la cabeza al conocido músico y compositor Paco Lorenzo. El golpe fue tal que literalmente abrió su cabeza en dos dejando un gran charco de sangre en el lugar. Fueron vanos los esfuerzos de los médicos de la municipalidad que concurrieron a asistirlo. El agresor fue encontrado y detenido camino a la fábrica donde trabajaba. Actuó personal policial de la seccional 17.
Para comentar debe estar registrado.