Te fallé, mamá, y lo sé.
Y no me perdono
no haber sido la hija
de tus sueños lejanos.
Te salí siempre distinta
a lo que tus manos generosas
buscaban en mí.
Fui bohemia y canalla
Fui errática en mis pasos.
Fui brava cuando crecí.
Fui fría en mis abrazos.
No merezco haber sido
la hija que tanto amaste,
la que tenías presente
cuando el adiós te rozaba
por la palma de la mano,
tu niña como decías,
tu hija tan deseada.
No me perdono, mamá,
haber sido la más brava
al luchar por no perder
y perder al aflojarme
tu precioso yo en Oleiros
cuando la noche bramaba.
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