Dime que hacemos, ni te amo ni me amas, no te conozco ni me conoces, ¿qué hacemos entonces? Que nos queda acaso si después de intentarlo, de probarnos y saborearnos descubrimos que no somos lo suficiente el uno para el otro. Qué pasa si tus dulces y salados no son suficiente para mi paladar, y si tu exquisito paladar no soporta mis idas y venidas. Qué hacer si no nos soportamos pero nos queremos, si aun a pesar de todo mis ojos te ven grande, maravilloso y esplendido, y tu mirada callada me dice lo que tus labios nunca alcanzaron a pronunciar. Dime, porque yo no soportaría perderte aunque no te tengo, no alcanzaría la vida para disfrutarla contigo aunque no lo quiero. Y si nos retamos a intentarlo de nuevo, y si nos vemos a los ojos, tú con tu cielo y yo con mi tierra, nos miramos nuevamente, a través de lo erróneo, sin ver lo demás, solo tu alma y la mía, aunque no lo creas. Porque a pesar de no ser el uno para el otro, sin importar que tú seas sol y yo luna, valdría la pena mirarnos otra vez, como dos aves que después de millas se encuentran como la primera vez, misteriosas y alegres, porque a tu lado solo podría encontrar la primera vez cada día. Porque te desconozco cada día, y tú me recuerdas cada noche.
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