Mientras el sol caía en el horizonte
con aliento extenuado caminé por la avenida,
el tiempo asediaba la inevitable resolución
sabiendo que en el intento podría perder el corazón
Atónito y de pie en la acera levanté la cabeza,
planté la humanidad a toda firmeza
asalté su mirada y me cogió su magia
que con el fuego otoñal en mi corazón ardía
pues las pasiones y esperanzas en el residían
las palabras del alma abatida salían.
Que con ella pasaría de rosas
a cuadras oscuras inundadas por el aciago final
un lento reloj de arena acaba sus segundos
insospechados de estos momentos futuros
su respuesta dejó un corazón compungido
mientras el sol traicionero se había ido…
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