Nos conocimos en esta plaza, sin falta, cada día
nuestras miradas jugaban a esquivar la gente entre
nosotros, buscándose, seduciéndose, abrazándose
bajo el anonimato de nuestras voces. No fue
una casualidad habernos encontrado, cuando
estas perdido lo natural no es otra cosa
diferente al olvido. Ella venia escapando
de no sé qué, desde no sé dónde y traía una
chaquetilla de mezclilla que no bastaba
para abrigar tantas penas, y yo, bueno yo solo
no tenía otro lugar a donde ir, nadie podía recordarme
desde que olvide mi alma en alguna banca de la estación
de autobuses.
Marianna, no he faltado un solo día a esta cita
nuestra, sin excusa busco tus ojos atrás de cada
forma humana que me transita, borrosa y extraña. Todas
estas gentes, yo mismo, toda esta plaza con el resto
del mundo estamos vacíos desde aquel día, no recuerdo
ya cual fue, solo recuerdo tu ausencia, tus manos
invisibles alejándose de mí. Te extraño tanto, cada
uno de mis rincones te extraña, la vida entera que construí
para los retazos de tu pecho te extraña. No olvides que sueño
despierto contigo todo el tiempo y esta plaza
ahora parece tan grande, yo no tenía a donde ir
antes de ti, Marianna, tu siempre serás mi lugar favorito.
MARIN.
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