Ante mis ojos te asemejas a la arena movediza;
no podría salir de ti ni aunque lo intentase fuertemente.
Pudiese decir también que eres comparable
con el cielo azul, ambos tan cálidos y tranquilizadores; así como, inexorables, rutilantes y arrobadores tus colores ante mis ojos.
Te has convertido en el epicentro de mis pensamientos; indeleble ante cualquier acto de borrarte.
Autora: Gabriela Valencia
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