“En aquel Bar”
Marcadas, las más memorables y nefastas partes de mi vida, con sangre y dolordesde aquel anodino día que se convirtió en una verdadera “cagada” tras la llegada de esa maldita confesión que me hizo perder por completo los estribos, que hizo que cometiera una imprudenciaesa misma tarde, que vaya todo iracundoa aquel bar para darle muerte al imbécil de mi mejor amigo;amigo que había acabado por completo con mi matrimonio.
***
-¡Laura te engaña! – Me lo dijo todo aterrado José, aquella tarde que regresábamos del trabajo, para dirigirnos al bar de nuestras desgracias, de nuestras penas y lujurias, de nuestros triunfos y desdichas, y claro, de mis más grandes perradas y malditas acciones.
– ¿Cómo sabes eso? – Respondí todo melodramático, mirándolo a los ojos y completamente aturdido después de su parsimoniosa confesión.
– ¿Recuerdas de tus sospechas de Laura? – Guardó silencio y continuo todo deliberante – pues sí; tenías razón, yo los vi – Se detuvo un momento,y esperó a que yo soltara alguna palabra. Pero no respondí nada.
Caminé muy despacio, anonadado con la pregunta de José, “Laura, porque me has hecho esto”, voy repitiendo disimuladamente, abriendo una cajetilla mas de cigarros. Y después de varios silencios funestos, suspiros contrariados y lánguidos sollozos, me dirigí a José: