Todas las entradas de: roxanhm

Educadora, escritora freelance y facilitadora de talleres de escritura creativa, teatro de títeres y lectura veloz.

Una Protesta Callejera

Una protesta callejera

La común unión

de pensares, sentires y haceres.

Una protesta callejera

La conjunción del cielo  y el infierno.

Una protesta callejera

Una olla hirviendo

de miedos envalentonados.

Una protesta callejera

Miles de almas

reclamando atención.

Una protesta callejera

Una fiesta con ángeles

y demonios que habitan

en  los marchantes

y sus oponentes.

Una protesta callejera

el sacrificio de unos pocos

para la victoria de muchos.

Una protesta callejera

Una ceremonia a la vida

y a la muerte.

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¡Yupi, La Navidad Llegó!

¡Yupi, la Navidad llegó!

Mamá el árbol sacó,

papá lo limpió,

yo las esferas coloqué

y helado de coco

mi hermano saboreó.

¡Yupi, la Navidad llegó!

Las tiendas, mercados

y plazas de adornos llenó.

¡Yupi, llegó la Navidad!

Cantando villancicos, ofertas,

buenos deseos y mucha generosidad.

¡Yupi, llegó la Navidad!

Despidió a la enfermedad.

Y hasta la abuela Natividad

prepara galletas y queques.

¡Yupi, la Navidad llegó!

Las casas perfumó

y a las almas de la tierra

con luz de luna  alegró.

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Un Corazón Navideño

Un corazón navideño

Canta sus villancicos preferidos

así desentone.

Un corazón navideño

Recibe una invitación del cielo

a una fiesta de ensueño.

Un corazón navideño

Sabe escucharse

y expresa su sentir.

Un corazón navideño

Abraza por igual

a la alegría y a la tristeza

Un corazón navideño

 Aprende de sus  broncas,

 aunque frunza el ceño.

Un corazón navideño

Una cálida acogida

y piropos se regala

todos los días de su vida.

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EL CREDO DE LA NAVIDAD

Creo en la Navidad

toda dadivosa.

Creo en las navidades

pasadas, presentes y futuras,

en este y otros multiversos.

Creo en la Navidad

que fue creada

por obra y gracia

de los Espíritus

Santos que habitan

en cada ser viviente.

Creo en la magia

de la Navidad.

Que me permite

hacer las paces

con mi niño, niña interior.

Creo en la Navidad

que me regala claridad.

Para sentir que soy hijo,

hija de la Divinidad

o fuente universal.

Amén.

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La Bruja Wajajaza

¡Wajajaza…!, ¡wajajaza…!, todas las mañanas esas carcajadas chillonas nos despertaban a todos sin excepción, mamá decía que teníamos un despertador natural, pero para mi hermana y yo resultaba muy, muy escandaloso y horrible, ya que teníamos que levantarnos más temprano.

En el vecindario la apodaron “la bruja Wajajaza”, mis padres decían que debíamos respetar a las personas mayores, pero a veces ellos se confundían y se referían a ella como “La wajajaza”, luego se sonrojaban y pedían disculpas.

Los de mi grupo éramos cinco y queríamos saber qué cosas de bruja hacia la señora Wajajaza o mejor dicho la señora Norma Pareja, pues así era conocida en el mundo de los adultos.

Sucedió entonces que un día mientras jugábamos en la calle, a alguien del grupo se le ocurrió que debíamos mirar por la ventana de la casa de Wajajaza, ya que ella había salido, enseguida muy disimuladamente y para que los vecinos no sospechen de lo que íbamos hacer, uno a uno fuimos colocándonos en la ventana, ¡oh… ¡ con asombro vimos varios animales disecados como adornos en su sala, entonces ahí comprendimos que se trataba de una verdadera bruja malvada que mataba y bebía la sangre de los pobres animales, quizás para tener más poder y larga vida.

Esa noche no pudimos dormir, varios de nosotros habíamos tenido pesadillas, pero…, menos mal que nos quedaban dos días para ir al colegio y reponernos del susto.

Sin embargo, nuestro miedo fue en aumento cuando vimos a la “bruja wajajaza” caminando por los pasillos de nuestra escuela, pensábamos que nos estaba siguiendo, seguramente buscando el momento oportuno para disecarnos.

No obstante, lo que nos dejó paralizados fue cuando nos llamaron al laboratorio para asistir a una clase; “¡Como disecar animales?”, donde la expositora sería ella, ahora estábamos peor que antes, nos sentíamos desilusionados y culpables a la vez, más aún cuando papá comentó que la semana pasada el gallo de la vecina Carmen había sido atropellado y ella andaba muy triste, hasta que la profesora Norma Pareja nuestra vecina se comprometió ayudarla, pues ella disecaba solo animales que habían sufrido un accidente, además había invitado a los vecinos y vecinas a practicar la “risoterapia”, pues comentó, que desde que sus hijos se casaron y se fueron a vivir a otro lado, esa forma de reír le ha ayudado bastante.

Al escuchar todas esas historias sentí mucha pena por mí y los de mi grupo, ¡Qué equivocados habíamos estado!, quizás fue desde ese momento que comenzamos a sentir admiración y a llamarla “Doña Norma”.

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