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TIC TOC COCO!!!

Abrí los ojos somnolientos, apenas podía distinguir que me encontraba en mi habitación. Con algo de sueño me levanté y con pasos temblorosos me dirigí al baño, eran las 6:38 de la mañana, sentí un sabor a sangre en la boca y un líquido que brotaba de mis encías; pronto, el líquido se tornaba mayor, tanto así que ya no me era posible tragármelo, debido a eso, comenzó a emerger por mi boca, el piso de cerámicos blancos ahora tomaba un color carmín, entonces realicé que el líquido era sangre, fue así como levanté la cabeza para poder observar la herida de la que salían litros de sangre, al verme en el espejo, me horroricé de forma extraordinaria.Aquello que me causaba un estupor tremendo era que, al abrir la boca para ver la herida, noté que mis dientes se encontraban completamente podridos y desordenados, de modo que, los molares ahora estaban en el lugar de los caninos, y los incisivos dispersados alrededor de toda mi boca; jamás había visto cosa parecida. Finalmente, cuando parecía que la sangre dejaba de brotar, me dispuse a buscar la supuesta herida causante de la hemorragia, después de unos minutos, sin hallar vestigio alguno de cortadura o infección, sentí deseos increíbles de vomitar. Para esto, todo mi baño se encontraba cubierto de color rojo, mis vómitos solo eran sangre y no como comúnmente sucede que se regurgita la comida digerida, pero no, solo sangre; luego de 10 minutos de vomitar, sentí que vomitaba mi lengua, luego una especie de tubo delgado emergía de mi boca, tenía conocimientos básicos de anatomía, así que comprendí que vomitaba mis entrañas, luego, observé que salía una bolsa, el estómago, luego dos tubos, los intestinos delgado y grueso.Yacía completamente bañado en sangre y cansado, debido a las contracciones que realizó mi cuerpo al vomitar. Contemplé mis órganos en frente de mí, me toqué el abdomen y sentía un vacío alucinante, solo costillas y piel, asombrosamente seguía con vida. Vi el reloj y marcaban las 7:30; iba a llegar tarde al trabajo, así que me afeité, me vestí y me encaminé con destino a mi oficina.No duré mucho…

 

Raael Romo ®

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LA VIDA DE UN HOMBRE RICO.

frase

Empezaré a narrar un cuento el cual hace mucho tiempo pude narrar y nunca narré teniendo muchas oportunidades. Ya puede que mañana no me acuerde y es necesario que intente recordarlo y hacérselo saber a alguien; he de ver entonces si ahora me acuerdo de los acontecimientos que atestiguan lo millonaria que puede llegar a ser un alma sin poseer un solo centavo en su bolsillo. Hace cincuenta y tres años atrás, un 29 de agosto, un día faltante para mi cumpleaños, he habido yo de reconocer la esencia de un sueño el cual me había hecho muchas rondas durante las tres últimas noches de esa semana. Digo reconocer porque de alguna u otra manera ya le conocía, solo no habíamos acudido a nuestro encuentro. Ha de haber sido aquel día un acto noble de los dioses, casualidad prodigiosa del destino o misericordia de la Divina Providencia para que por nuestras mentes se nos cruzara el concordar en ese lugar al que siempre reconoceré como el Edén, porque he allí la única explicación que encuentro para tan maravilloso acto divino producido aquel día. Antes de continuar, he de invitarle querido lector a que se disponga a no leer las siguientes líneas con los mismos ojos con los que ve las cosas cotidianas sino a que mire un poco más, con el alma, porque en esta yace la semiótica que me permitió reconocer el suceso antes mencionado. Aquella mañana había yo decidido salir por la tarde, puesto que la noche no fue para mí de gran venturanza. Amargado por conversaciones vacías e impregnadas de sueños parecidos a los del famoso Ícaro, que queriendo volar más y más alto el impetuoso cielo, terminó muriendo cerca de las delicadas aguas de Samos. Imagino la agonía que ha de haber sufrido el joven, ya entre las aguas, sin oxígeno que alimentase sus pulmones. La imagino y entiendo a la perfección porque ese era mi estado en aquel momento, en búsqueda de oxigeno que alimentase la esperanza de continuar viviendo entre los fracasos de los sueños que en algún momento creí yo poder enarbolar ante cualquier adversidad. A pesar de todo siempre he creído que las cosas que buscamos no hay que buscarlas para encontrarlas, ellas llegan en el momento que decidimos esperar o en aquel en el que no esperamos nada, y fue así, en aquel día buscando sin esperar nada, encontré el oxígeno que hacía falta a mi vida; la llama que produciría en mí marcha al carbón húmedo de un viejo tren.

Nunca le conté esto, querido lector, nunca me atreví. Aquella tarde al verla tan libre, tan suya, tan radiante y carismática, todo mi mundo comprendió la belleza, el amor y dulzura que había en mí, pero que estaba atrapada en un cuerpo muerto, rutinario y vil. Comprendí entonces que mi vida debía cambiar, que mi locura debía florecer de nuevo, no podía esconderlo detrás de la seriedad del trabajo y los viajes que ya estaban perdiendo todo sentido lógico. Entonces me le acerqué, comprendiendo que era ella la forma en que la vida me daba la oportunidad de empezar de nuevo, de cambiar mis sueños y de recuperar los que había dejado atrás. Ella, al finalizar el día, y sin saberlo, se convirtió para mí, en la nueva esperanza, rayo de luz, quimera del desierto, salutación divina ¡oh gloriosa mujer! Conversamos esa tarde como dos niños que comparten un juguete nuevo, emocionados de la nueva adquisición y de mostrarle el uno al otro lo increíble que podía llegar a ser. Ella conoció mi primavera: la maravilla de un principio de año, y también la desdicha de mis últimos días: mi invierno. Yo la enamoré, sí, me hago responsable de ese evento, pero por favor no se agravie lector, mis intenciones fueron las más nobles, yo era alguien que con mucho esfuerzo había habitado entre los mal entendidos del amor, pero nunca había encontrado a alguien como ella, que me enseñara a amar mi invierno y a disfrutarlo, a querer ese frio a mitad de la noche o ese helado baño durante la mañana. Era imposible no enamorarse de ella, y no precisamente por verla, no sólo era eso, si usted tuviese la oportunidad de conversar unos minutos con ella comprendería que la quise para mí porque ya ella me tenía para ella, con cada palabra que salía de su boca, no eran palabras vacías como las del resto, cada palabra emanada de su boca llevaba vida, paz, enseñanza. No solo era su forma de actuar, era su forma de hablar la que me volvía loco, lo que me enamoraba. Entonces, en vista de yo no poder evitar tal suceso, tuve que recurrir a enamorarla de igual forma, y agradecido estoy conmigo por haber tomado tal decisión, pues si no hubiese sido por eso jamás hubiese yo podido recuperar las alas que perdí a mitad de la carretera por ir detrás de un tren que ya había perdido. Tren que había decidido abandonarme muy conscientemente y que luego volvería a mí buscando consuelo porque alguien decidió no seguir más en su viaje.

Muchas noches la conocí, y ella a mí. Viajé días enteros para encontrarme con ella, para escucharla hablar, así fuese con alguien más. Siempre encubrí estos viajes con excusas de tipo político o académico, para que ella nunca conociera que la razón real de cada encuentro esporádico entre nosotros en realidad era una de las tácticas que utilizaba para lograr que, de alguna u otra manera, fijara su mirada hacia mí y notara que yo estaba ahí, para ella, esperando que por alguna coincidencia premeditada, ella viera eso que yo veía, eso que nos unía desde la distancia. Y al final lo logré, después de recorrer cientos de kilómetros, presuroso a su encuentro, después de compartir mil y una noches mirando las estrellas desde su habitación, descifrando esa mente que ella llamaba indescifrable, y que creo no había mejor manera de describirla a ella:

  • Inefable
  • Noble
  • Deseable
  • Ecuánime
  • Sincera
  • Carismática
  • Incompresible
  • Feroz
  • Radiante
  • Artística
  • Benigna
  • Loable
  • Enigmática

De todas las cosas en las que podíamos estar en desacuerdo ese fue el más perfecto argumento que no pude nunca considerar irreprochable, porque en esencia era: indescifrable. Fue maravilloso vivir tantos años a su lado descubriendo cada faceta nueva que presentaba a medida que pasaba el tiempo. Nunca fue estática, siempre innovando en todos los aspectos de su vida, y yo, viéndola crecer, me hacía sentir el hombre más afortunado del universo, al encontrarla a ella encontré la fortuna que pocos hombres son capaces de conocer si quiera por un pequeño instante de su vida, porque siendo sincero querido lector, sin ella no era yo diferente a cualquier habitante de la calle mal oliente, sin un pan o una bebida que colocar en su boca. Hoy, gracias a todo lo que ella me enseñó he aprendido a valorar el tiempo que paso conmigo, aunque me temo que esta será la última noche que vuelva a dedicarme. Jamás el tiempo de la vida me había pesado tanto, mezclado con la felicidad de recordarla crea en mí un estado difícil de explicar. Ella fue el sueño más largo que pude concebir, un sueño que me hizo vivir después de años de caminar sin vida. Pero hoy que ya no está, es hora de despertar, de aceptar la alarma que trae la muerte recordando que nada durará para siempre. Ahora puede usted disponer de esta historia como mejor le parezca, puede quemarla, creerla, desecharla, ignorarla pero lo único que le pido que no haga con ella, nunca, a pesar del tiempo que pase, es olvidarla. Porque ese día, ha de haber muerto la riqueza que se escondía en aquella mujer, que si bien tengo un poco de suerte, me ha de estar esperando en aquel lugar que siempre conoceré como el Edén para que tengamos de nuevo una grata conversación en donde le cuente aquellas cosas que jamás le confesé por terquedad o por temor.

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Doña Marta.

Siempre callada doña Marta, con la mirada perdida como  quien espera algo y lo encuentra solo en fantasías.

Doña Marta siempre está sola, sentada en su mecedora de paja, ve pasar a los comerciantes que venden comida ambulante y ella sin tener plata para comprar así sea una  papa.

¿Ya comió doña Marta? Suelo preguntarle las veces en la que en mi mesa se asoma un plato de comida, porque yo al igual que ella hay días en que no tengo ni para un grano de arroz.

  • Pacho ha matado un gallo, y he comido yo sopa de gallo, que rica que estaba la sopa, jugosa y sabrosa

El señor pacho hace un año que murió  pero ¿Cómo hacerle entender a doña marta que la  única persona que estaba con ella se ha ido?

Dejo en la mesa de doña Marta un plato de comida, que ella lela come sin siquiera fijarse.

Doña Marta a veces sonríe, creo que algún bello recuerdo de su juventud es el motivo porque en breves suspiros dice: ¡ay, como era antes!

-¿El qué doña Marta?

– Antes, cuando podía sonreír y acordarme del por qué.

Siempre callada doña Marta, con la mirada perdida como  quien espera algo y lo encuentra solo en fantasías.

Doña Marta siempre está sola, sentada en su mecedora de paja, ve pasar a los comerciantes que venden comida ambulante y ella sin tener plata para comprar así sea una  papa.

¿Ya comió doña Marta? Suelo preguntarle las veces en la que en mi mesa se asoma un plato de comida, porque yo al igual que ella hay días en que no tengo ni para un grano de arroz.

  • Pacho ha matado un gallo, y he comido yo sopa de gallo, que rica que estaba la sopa, jugosa y sabrosa

El señor pacho hace un año que murió  pero ¿Cómo hacerle entender a doña marta que la  única persona que estaba con ella se ha ido?

Dejo en la mesa de doña Marta un plato de comida, que ella lela come sin siquiera fijarse.

Doña Marta a veces sonríe, creo que algún bello recuerdo de su juventud es el motivo porque en breves suspiros dice: ¡ay, como era antes!

-¿El qué doña Marta?

– Antes, cuando podía sonreír y acordarme del por qué.

 

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Cuentos De «Amor»

Donde Melia cuenta su cuento… que pueda ser realidad…

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Desde siempre nos han vendido la idea de que el amor es la fuerza que mueve al mundo. En las peliculas, en las novelas, en los libros. Los autores plasman la maravilla de estar enamorado y los mas realistas nos preguntamos si en verdad los autores, libretistas y demás  escriben desde su propia experiencia con tan noble sentimiento o si simplemente lo plasman desde su propio deseo profundo de vivirlo.

Tal vez oculten un deseo profundo de conocer ese sentimiento tan hermoso como lo es el amor.

Pero… en qué momento el amor deja de ser amor para convestirse en un círculo repitente dónde sólo hay celos, peleas, malos tratos y otras cosas?  Si pasa todo esto cuando dejó de ser lo que era al principio?

Por qué lo que veíamos como un sueño hecho realidad de la noche a la mañana se vuelve algo que diariamente hay que soportar?

Podría ser obsesión? No sabríamos diferenciarla y la confundimos?

Y peor aún… Por qué seguimos ahí?

Mi punto de vista es femenino,  así que probablemente esto será leído más que todo por mujeres. Mujeres que, como yo, se encuentran viviendo algo de lo que no pueden escapar,  algo de lo que quizá tampoco quieren escapar o queremos pero no hallamos la manera .

Descripción breve de los hechos: Chica conoce chico,  le gusta, le apasiona, empieza a sentir cosas especiales por la persona,  quiere verlo bien, comienza a preocuparse si no aparece,  esa persona empieza a corresponder, son felices por un tiempo hasta que cada uno empieza a conocer la vida del otro,  y se descubren facetas no conocidas, aquellas dónde los celos protagonizan y donde aquello que imaginaste con tanto sentimiento comienza a desmoronarse lentamente pero aun tienes la esperanza de que funcione.

No estoy aquí para dar concejos sino quizá para recibirlos y saber si, como yo, hay mujeres confundidas por un sentimiento que a la larga no ha hecho más que traer problemas.

No niego que hay gente que encuentra el verdadero amor, que quizá si exista y me alegro por ellos pero ahora quiero ver mi situación, una que tal vez vivan más personas o de pronto no.

Hay celos, angustia, vigilancia de actividades,  revisadas de móvil,  escenas de celos, prohibiciones de amistad masculina y comentarios destinados a menoscabar lo que se es como persona (resumen bastante corto, para ser honestos)

Somos conscientes de la realidad pero no hacemos nada porque escudamos nuestra debilidad en el sentimiento equivocado,  en el amor.

Que temo que me deje,  que si me deja me mato, que si yo lo dejo me mata… es eso en realidad algo por lo que sentirse orgulloso?

Posiblemente si fuera amor de verdad,  ese dónde ambos confían,  creen y sacrifican por el bien de la relación, valdría la pena hacer algo mas.

Una relación enfermiza rara vez termina bien, eso es tan claro como el agua, lo he leído,  visto casos, y aun así me embarqué en una sin pensar en las consecuencias.

He ahí la razón por la que soy la persona menos indicada para dar consejos, los pido ahora,  a quien lo haya vivido, a quien lo esté viviendo…

Muchas veces me pregunté si esto era lo que quería para mi vida… ahora no lo sé tanto.

Fin

 

 

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La Máscara De La Muerte

Soy la máscara de la muerte, madre de la intolerancia, amargura, enojo, rencor y agresión. Me presento con varios nombres y pieles, actúo en la sombra de la noche y a cualquier hora del día. Domino las palabras y el arte de la guerra, soy caos del caos y lluvia ácida a quien bebe de mí. Aferrada a los padres y a los hijos paso de una generación a otra; me combaten, flaqueo, caigo, pero nunca muero. ¡Es que no conocen el secreto de mi muerte! Poseo el brazo que se levanta para pegar a la niña, a la mujer, al débil que no me enfrenta; inspiro terror y gobierno por el miedo.
Nací en el principio y acompaño a los hombres desde su origen, sé sus debilidades: conozco que soy fuerte en la arrogancia y la prepotencia. ¡Necios los hombres que me alimentan! ¡Consumo sus entrañas! Vengo pequeña, envuelta en pañales de episodios esporádicos. Una vez alojada en el interior, crezco hasta hacerme gigante; luego cambio la apariencia de quien me lleva por dentro: desorbito sus ojos y los exploto de sangre, hago crecer los dientes como colmillos de hiena, convierto la voz en hálito de dragón, vuelvo las orejas como lobo rapaz, transformo cada brazo en tentáculos con garras, y pongo pezuñas en sus pies. Por último, inyecto en las venas el odio de los siglos dándoles a beber de tradiciones insípidas.
¡Me río! Estoy oculta en el lápiz del juez, del abogado, firmo convenios y tratados que sello con mi hediondez. Domino naciones enteras, ante mí sucumben presidentes, líderes, artistas, ministros, pueblos. ¡Gozo, bailo, disfruto!, un puño ensangrentado sobre la boca herida, el verbo asesino de viperinas lenguas, los ojos retorcidos en franco desprecio.
¡Soy ama, señora, dueña! Tengo esclavos por millones que sirven fielmente, humillados, presos en barrotes invisibles: los pisoteo y torturo y trato como excremento. Abro la puerta del suicidio y me apetece ver las sogas en el cuello y las arterias cortadas y el veneno lento. ¡Maravillosa forma de enfrentarme y huir!
¡Escucha y sigue mi consejo! Ignórame si eres de los pocos privilegiados que no han sufrido mi cólera. Ignora invitar a mis enemigos: el amor, la compasión y el valor. Ignora los ojos que lloran. Ignora los moretones. Ignora el grito de angustia. Ignora la soledad. ¡Ignora el infierno de quienes me pertenecen! Ignora el clamor de guerra que el siglo levanta contra mí ¡Prohíbo que escribas quien soy! Prohíbo que tomes fotos que me describan. Prohíbo que compongas melodías incitadoras de cambios ¡Prohíbo que publiques noticias de mis actos!
Sé inteligente, si no te agrado, ten paciencia y espera a que otro haga algo, ¡tú no hagas nada! Deja a las organizaciones combatirme, que la vida siga su curso. ¿Por qué vas a ensuciar tus limpias manos defendiendo un montón de cobardes? ¡No¡ ¡no!, no abandones el cómodo sillón, descansa.
Guardo un secreto bien protegido: si llegaran a levantarse contra mí, me volvería débil y enfermiza, una plaga en extinción. Pero he sido inteligente, amenazo la boca que denuncia y habla en mi contra, suelto carcajadas atemorizantes que hacen más bulla de lo que soy. Entonces logro mi cometido: un sangriento y horrible y sucio y vil y sepulcral y putrefacto y asqueroso y desgarrador, silencio.
¡Ah!, despreocúpate si dicen que al no actuar en mi contra me apoyas, no creas eso, solo responde: «no me entrometo en la vida de otros». Tampoco creas que mañana la víctima que destrozaré puede ser tu hijo o hija, tu hermana, tu amigo. ¡Mienten con la verdad! Te juro que tú y los tuyos serán intocables. ¡Lo juro por el nombre de Hitler, de Mussolini, de Stalin! ¡Lo juro en estos días por el Estado Islámico!

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