Una protesta callejera
La común unión
de pensares, sentires y haceres.
Una protesta callejera
La conjunción del cielo y el infierno.
Una protesta callejera
Una olla hirviendo
de miedos envalentonados.
Una protesta callejera
Miles de almas
reclamando atención.
Una protesta callejera
Una fiesta con ángeles
y demonios que habitan
en los marchantes
y sus oponentes.
Una protesta callejera
el sacrificio de unos pocos
para la victoria de muchos.
Una protesta callejera
Una ceremonia a la vida
y a la muerte.
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¡Yupi, la Navidad llegó!
Mamá el árbol sacó,
papá lo limpió,
yo las esferas coloqué
y helado de coco
mi hermano saboreó.
¡Yupi, la Navidad llegó!
Las tiendas, mercados
y plazas de adornos llenó.
¡Yupi, llegó la Navidad!
Cantando villancicos, ofertas,
buenos deseos y mucha generosidad.
¡Yupi, llegó la Navidad!
Despidió a la enfermedad.
Y hasta la abuela Natividad
prepara galletas y queques.
¡Yupi, la Navidad llegó!
Las casas perfumó
y a las almas de la tierra
con luz de luna alegró.
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Un corazón navideño
Canta sus villancicos preferidos
así desentone.
Un corazón navideño
Recibe una invitación del cielo
a una fiesta de ensueño.
Un corazón navideño
Sabe escucharse
y expresa su sentir.
Un corazón navideño
Abraza por igual
a la alegría y a la tristeza
Un corazón navideño
Aprende de sus broncas,
aunque frunza el ceño.
Un corazón navideño
Una cálida acogida
y piropos se regala
todos los días de su vida.
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Creo en la Navidad
toda dadivosa.
Creo en las navidades
pasadas, presentes y futuras,
en este y otros multiversos.
Creo en la Navidad
que fue creada
por obra y gracia
de los Espíritus
Santos que habitan
en cada ser viviente.
Creo en la magia
de la Navidad.
Que me permite
hacer las paces
con mi niño, niña interior.
Creo en la Navidad
que me regala claridad.
Para sentir que soy hijo,
hija de la Divinidad
o fuente universal.
Amén.
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Mis pensamientos día a día llamaban tu nombre: ese nombre melodiosamente en mi cabeza; supongo que nunca lograste escucharme, observamos hacía distintos horizontes. Ahora comprendo porqué en noviembre llueve. Me cansé de esperar por alguien que ni siquiera a dado el primer paso hacia a mí. Mi cielo estará un tiempo opaco, pero siempre recobrará su majestuoso color azul: brillará tanto que será confundido con el sol mismo. Autora: Gabriela Valencia
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