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Segundo Bunker

– ¿Porque dejaste que las infectadas entraran?
– ¡Ernesto! – Lo miro sorprendido. Mi relación con Ernesto, no era la mejor, pero tampoco lo consideraba un enemigo. – ¡Tu me conoces, yo no permitiría que una de esas cosas entrara! ¡Mi familia vive en este lugar!
– ¿Entonces fue un accidente? – Me pregunto. Ya antes había visto esta actitud fría de Ernesto; pero generalmente la usaba con terroristas, nunca pensé que terminaría hablándome a mi, de esa forma.

Estoy solo con Ernesto, en el cuarto de interrogación. Sé que el resto del personal nos observa a través de las cámaras de vigilancia. No sé cuantas personas han muerto; pero sé que no soy el responsable.

– ¿Cuantas entraron? – Pregunte, dudando. No sé, si quiero saber la respuesta.
– Originalmente, ingresaron 5 de ellas, – contesto Ernesto, – los mecanismos de defensa acabaron con 2 de ellas; así que quedan 3 aun rondando por el área residencial del sector 18. Hemos sellado toda la zona.
– ¡Hay por lo menos 280 personas viviendo en el sector 18! – Le recuerdo a Ernesto; pero el comentario es innecesario, él sabe bien cuantas personas viven en ese lugar, y que nuestras familias también están atrapadas ahí.
– Contamos con 24 horas, para que lleguen los refuerzos, –…intento hablar, pero Ernesto, me obliga a mantenerme en silencio, con un gesto amenazador. – El numero de víctimas sigue aumentado; ya alertamos a las personas del sector 18. Les advertimos el riesgo que implica salir de sus hogares.

Vivir bajo tierra durante 2 años, ya es suficientemente malo; pero que una de esas cosas se meta, y que encima de eso, me echen la culpa, es la cereza perfecta para el pastel. Mi mamá y mi hermana, saben como esconderse, ya antes hemos tenido encuentros con infectadas, y lo mejor es esconderse, a menos que tengas un arma, y eso tampoco es garantía de nada. Entiendo la mirada de Ernesto. Su esposa y su hija, nunca han visto a una infectada. Todos aquí abajo, sabemos lo peligrosas que son, pero no todos sabemos como reaccionar al toparnos con una de ellas.

– ¿Estas trabajando para alguien? – Pregunta Ernesto; y siento que mi cabeza esta a punto de estallar.
– ¡Tu me conoces! – Le reclamo. Ernesto, solo me mira con aquella fría mirada. – ¡Mi familia esta en ese lugar, están encerradas con esas cosas!
– Tal vez, tu plan, no salio como lo esperabas, – me contesto. Cerré los ojos, intentando calmarme. Trato de hacer memoria de lo sucedido. Sé que la puerta a la superficie esta automatizada, solo yo tengo acceso a los códigos. Sé que cerré al acceso a la superficie.

Suena el alta voz; el jefe de seguridad anuncia que toda la zona residencial del sector 18, se mantendrá sellada por al menos 24 horas. La alerta corresponde a una alarma de peligro biológico. Como este, existen otros 6 refugios, pero no nos ayudaran, a menos que neutralizamos las amenazas biológicas.

– Alan, – me habla Ernesto; pero hay algo diferente en su voz. Ahora sí puedo notar su preocupación. – Mandaran voluntarios al sector 18.
– ¡Me ofrezco voluntario! – Lo dije sin pensar. Me preocupan mamá, y Johana; pero 24 horas son suficientes para que ellas se mantengan a salvo. ¿Es la familia de Ernesto la que me preocupa? No estoy seguro, ¿Tal vez me siento responsable? Pero sé que esto no es mi culpa, yo no deje entrar a las infectadas. – Conozco el sector 18; antes de trabajar en las vías hacia la superficie, me trabajo eran las puertas de seguridad del sector 18.
– Si me estas engañando, Alan, – advierte Ernesto; notó la fuerza de sus puños contra la mesa. Él no sabe, si matarme a golpes, o pedirme ayuda. En serio piensa que las deje entrar. – ¿Sabes que tan fuerte es una infectada? – Solo la pregunta me da escalofríos.

Ellas, no solo son fuertes, son muy rápidas, y con una inteligencia perturbadora. Mantienen vivas a sus presas durante semanas, alimentándose alimentándose de brazos y piernas, solo para no perforar algún órgano importante. Las víctimas añoran la muerte. Lo he visto antes. El horrendo aguijón de una infectada, brotando de su espalda como una desagradable protuberancia, similar a una cola. Dicen que ese es el lugar en donde se desarrolla el parásito. Otros dicen que se desarrolla en el vientre de la infectada, y crece hasta formar esa extensión de huesos y músculos, que usan para perforar y alimentarse.

– Ya he matado infectadas antes; déjame ayuda, Ernesto…

Autor: Andys Javier Montenegro Mendoza ([email protected])

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HUMANA (Spanish Edition) by ANDYS MONTENEGRO vía

Vivir bajo tierra, tiene sus consecuencias
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¿Quien?

Hoy me e dado cuenta de que es imposible ovidarte,

¿sabes porque ?  por que los momentos que pasamos juntos

estan grabados con tinta indeleble y esto no lo digo para reconquistarte porque se muy bien que ya tu no me amas, sino mas bien para que te des cuenta que aun mi almohada esta mojada.

Y quiero saber:

¿Quien le quito el brillo a mis ojos?

¿Quien es el capitan de mi barco?

y ¿Quien esta besando ahora tus dulces labios?

Dime! ¿Quien?

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En Ti

En ti encontré,                                             En tus abrazos contención                                        En tus palabras consuelo                                   En tu sonrisa alegría                                       En tus caricias sosiego                                     En tu compañía amistad                                     En tu amistad sinceridad                                   En tu esperanza aliento                                     En tus sueños una meta                                     En tus besos pasión                                          En tu corazón amor.                                                                                                      Autor:D Oviedo
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La Profesora De Geografía

La misteriosa profesora de geografía.

En serio odio esta clase, y creo que ella lo sabe. Estoy en segundo año de secundaria, y soy muy grande para asustarme con historias de miedo. Mis compañeros también se sienten incómodos, y escuche que varios padres de familia se quejaron en la dirección.
– ¡Oye, tonto, ve a sentarte, la profesora esta esperando! – Me están hablando a mi. Mis compañeros de clase ya están sentados, yo soy el único de pie. ¡Lo hice de nuevo! Caminar por los pasillos sumido en mis pensamientos.
– ¡Señor Edgar, tome asiento por favor la clase esta a punto de iniciar! – Me habla la profesora de geografía. En serio odio esta clase. Me siento lo más rápido que puedo, sin atreverme a mirarla. Creo que ella sabe, que le tengo miedo.
– Niños, hoy hablaremos de la República de Panamá, y su privilegiada posición geografía, estoy segura que ya lo han escuchado antes. – Dijo la profesora. Mantengo la mirada fija en el tablero, pero es inevitable, mis ojos se desvían hacia ella.
No puede ser humana. Nadie que haya bebido ese suero puede ser humano. ¡Esta Muerta! Y aun así, esta parada aquí dictando clases. ¿Porque todos están tan tranquilos? ¿Porque siento que soy el único que ve lo malo en esto?
–…Edgar…– alguien detrás de mi, susurra mi nombre. –…hay reunión de padres de familia hoy… ¿avisaste a tus padres…? – Me pregunta mi amigo Alonso. Lo miro, y contesto positiva mente solo con un gesto de la cabeza; por supuesto que la profesora lo nota, pero decide ignorarnos.
– Hagamos una pequeña pausa, – anuncio la profesora. – Sé que sus padres, están solicitando mi renuncia, y probablemente la obtengan. – Revelo la profesora, sin mostrar ninguna emoción en particular. – Entiendo que muchas familias, no comprendan que el mundo esta avanzando hacia algo mejor; pero ustedes son la siguiente generación, y como educadora, considero que es parte de mi deber docente, formarlos de la mejor forma posible. – Agrego la profesora. Sus horrendos ojos blancos se fijaron en mi; una vez más tuve que ver su desagradable piel pálida, y su cabello oscuro y largo. En ese momento recordé una conversación de mis padres, en donde decían que «ellos», no podían salir a la calle sin usar un maquillaje especial. Estaba prohibido por ley, cualquiera que tomara el suero, tenia que maquillarse muy bien, para ocultar «todo» lo que le sucede al cuerpo después de la muerte.
– Entiendo que muchos de ustedes tienen curiosidad, – intervino la profesora, una vez más, – así que, abriré el espacio al dialogo, porque comprendo que sus padres, tal vez por ignorancia, o creencias religiosas, no sean capaz de responder a sus dudas. – Declaro, antes de sonreír. Fue grotesco, es la primera vez en que una muerta me sonríe. Baje la mirada, y me quede petrificado al ver a mi amigo Alonso, levantando la mano. La profesora, lo autorizo hablar, con un geste mudo.
– ¿Esta usted muerta? – Pregunto Alonso. Por un momento, pensé que mi amigo se orinaría en los pantalones, casi podía sentir la fuerza de sus temblores a través de la silla.
– ¿Que es para ti, estar muerto? – Pregunto amablemente la profesora.
– Es cuando… ya no vivimos…– tartamudeo Alonso; la profesora volvió a sonreír.
– Alonso, muy pronto, vas a ver a muchas más personas como yo, y créeme, no estamos muertos, – aclaró la profesora. Inmediatamente una niña levanto la mano.
– Mi mamá, dice que usted, no respira… no come… y tampoco duerme…– dijo la niña. La profesora se acerco a ella, pasando muy cerca de mi. Por un momento, pude sentir un olor a tierra, enmascarado bajo el olor de aquel perfume que usaba.
– Tu mamá, tiene razón, – dijo la profesora, – todos los que bebimos el suero, dejamos de vivir de la misma forma en la que ustedes lo hacen, ya no respiramos, ni comemos, y sí, tampoco dormimos. – Explico la profesora. – Pero, seguimos siendo personas, que queremos vivir con nuestros seres queridos.
No sabia que pensar. Nunca me había imaginado que la profesora viviera con alguien más. Siendo como era ella, asumí que estaba sola. Pensé en levantar la mano, y preguntarle por su alma. Mis padres habían dicho que ella no tenia un alma, que las almas, eran solo para los vivos. Pero antes de decir algo, una roca atravesó el vidrio del salón de clases, golpeando a la profesora en la cabeza.
– ¡Al suelo niños! – Advirtió la profesora. Podía escuchar a varias personas afuera del salón, gritando e insultando, llamándola «MUERTA».
El fluido negro que broto de su herida, no era sangre, o tal vez en algún momento fue sangre. Tumbaron la puerta del salón de clases, y los primeros que entraron armados con cuchillos y palos, fueron mis padres.

Andys Javier Montenegro Mendoza
([email protected] / [email protected]),

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Inmortalidad?

Inmortalidad?

Estoy asustado. Mi esposa me espera afuera. Estoy frente al doctor. Este me pregunta si algo anda mal. La inyección esta sobre su escritorio, y su brillo casi parece saludarme.
– El suero también puede ser administrado por la vía oral, en caso que no se sienta cómodo con las agujas. – Me dice, sonriendo.
No puedo evitar sentir asco al verlo. ¿Es en esto, en lo que me quiero convertir?
El pálido doctor, vuelve a sonreír, sus dientes, son incluso más blancos que los míos. Es casi seguro que esta tomando algo para mantener sus piezas dentales en buen estado, o tal vez se deba al hecho, de que no volverá a comer más nunca, por el resto de su vida.
– ¿Señor Mendieta? – Me pregunta. – ¿Usted entiende que no esta obligado hacer esto, verdad?
Ahora soy yo, el que sonríe. Él no sabe, que esta es mu última oportunidad. El cáncer se propaga en mi, y la única solución es morir… o mejor dicho, beber el suero. Todos lo han hecho, incluso las personas sin ningún problema médico recurren al suero… ¿Entonces, porque lo estoy pensando tanto?
– Señor Mendieta, – vuelve hablarme; casi parece sentir lastima por mi. Eso es curioso, pensé que ellos nos sentían… o al menos no sienten, igual que los vivos. – Ya alcanzo sus 50 años. – Me recordó el doctor. – Pero la ley, indica que usted puede esperar hasta los 60 años para recibir el suero, no es necesario que lo reciba hoy. – Me explica, muy amablemente, algo que sé desde hace mucho tiempo.
No voy a llegar a los 60 años, mi única opción es beber el suero, morir, y luego despertar, siendo un ser igual al doctor que tengo justo frente a mi. Después de beber el suero, mi única preocupación sera la hidrolización, para mantener mi cuerpo sin problemas de putrefacción.
¡Putrefacción! Odio esa palabra. Nunca antes había sido un problema para mi, solo se pudren los que están muertos; pero el doctor que tengo frente a mi, tomo el suero hace 5 años, lo que quiere decir, que lleva muerto 5 años, y su sonrisa, es mejor que la mía.
Antes de venir a la cita, leí su biografía, por lo menos 2 veces, quería saber en manos de quien estaba colocando «mi muerte».
– Le aseguro que la transición, no será dolorosa, – me explico, sonriendo. Pensé en levantarme, y decirle que moriría, igual que mis padres, y que al igual que ellos, después de muerto, me quedaría muerto. Pero entonces recordé a mi esposa, esperándome afuera. – Su nueva vida, esta por comenzar.
– Tiene razón doctor, – contesto, ocultando mis preocupaciones, – esta ciudad, es la primera del mundo, en donde la población de muertos, supera en un 70% a la población de vivos, así que, no debe existir ningún problema. – Inmediatamente, notó su cambio de humor. La sonrisa desapareció. Mis palabras, fueron de la curiosidad a lo ofensivo, y no me percate.
–…por favor, no vuelva a utilizar la palabra «muerto»…– me indica el doctor de una forma amable, pero sé, que esta molesto. – No es el término apropiado, además, recuerde que en menos de 24 horas, usted será igual a mi.
Sus palabras me dejan aun más asustado, así que, simplemente opto por olvidarme de todo, y acepto el suero, y a su vez, también acepto mi nueva vida. Espero no verme tan pálido como él.

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