Me gustan tus ojos, que me derriten sin querer. Me gustan tus labios que suavizan mi piel.
Cuando te veo pienso que no es verdad, esto debe ser un cuento de hadas, porque
es muy bueno para ser verdad.
Mis cosas y tus cosas son distintas, dos palabras: “Te extraño”.
Tus cosas y las mías son enormes, son así: sin tus cosas y mis cosas qué hago, cómo te digo éstas dos palabras: “Te amo”.
Tus cosas me hacen falta, las mías, al parecer, no te alcanzan.
Mis cosas y tus cosas van a estar siempre unidas, tendrás algo de mí
Es mi regocijo este dolor que me acerca a la vida misma
Es por mi y es por esta naturaleza humana que hoy te marchas
La verdad del mundo es una trompada. El mundo no es blandito ni rosa, es vertiginoso y sangra.
El verdadero amor es violento, la verdadera violencia es sin golpes, los golpes son mentira y el amor trata de explicar la verdad del mundo.
La verdad del mundo es un grupo de ordenadas hormigas y el árbol que me mira mientras el viento le baila las hojas. La verdad del mundo no es un diálogo de cotorras.
La verdad del mundo es interrumpida por personas que se creen que tienen luz.
La verdad del mundo es, sin dudas, mis hijos gritando cuando juegan. La otra verdad del mundo, de la que debo protegerlos, es la hipocresía (cara y barata).
La verdad del mundo también es la muerte y es una verdad de mierda. Las enfermedades son mentira. La cagada es que también las mentiras son la verdad del mundo.
La verdad del mundo son y no son las quejas, pero seguro que sí son las alegrías.
La verdad del mundo es penetrarla y gozar. Fingir es verdad también.
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