Archivo de la categoría: Poemas

Tiempo.

Pasó el tiempo, y de repente, tenemos diez años más

menos para vivir, pero cuando me besas así

qué importancia tienen los minutos

si en cada segundo me haces inmortal.

Pasó la vida, y de repente, parece que todo sigue igual

pero no hemos vuelto a ser una hoja caduca

que cae en  una  hoja perenne

sobre el árbol plantado en medio de la felicidad.

Así que sentí, que tenía que incendiar mi vida

para amarte, sin quemar tu deseo

jugué con tu cuerpo, hasta derretirte

sobre tu piel, fui el sol que secó tu rio de desilusión.

De un día sin nombre, hiciste el mejor día de mi vida.

En la oscuridad de mi alma, sin temor, entraste

profanaste mi sueño, abriste mis ojos

para que la vida me mirase de forma diferente.

Así que decidí prenderle fuego a tu vida

para amarme, sin quemar mi deseo

jugaste con mi piel, hasta saciarte

tus huellas fueron mi sueño convertido en realidad.

Del sendero al camino, del paseo al malecón.

El viento cálido despeina tu cabello

hacia la ola que rompe en tus piernas

la brisa suave de tus besos azota mi revolución.

En la ciudad sin corazón

tu claridad amaneció en mi abismo.

Tu silencio durmió mi cobardía.

Tu ausencia es mí letanía.

Tu abrazo es la espada

que atraviesa mi coraza de guerrero

que mata mi fragilidad inmensa.

Tu amor la convierte en serenidad extensa.

Así que decidí incendiar mi vida

con tu libertad, busqué la mía.

Un fuego se apagó, en medio del incendio

como siempre, el miedo, se impuso al deseo.

Así que decidí incendiar mi vida

con la paz de tu alma

que es una catarata de amor

que cae sobre mi corazón.

Que calma mi muerte

de estar un año

sin poder verte.

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Melancolía

Todo se lo ha llevado el tiempo

no ha dejado nada

ni el mural de la alegría 

ni el muro de la desgracia

ni el nervio, ni la calma

ni la espada, ni la batalla

ni el frío, ni el escalofrío

tampoco las sonrisas falsas.

Todo se lo ha llevado el tiempo

todo me lo ha arrebatado

todo menos el amor

que por ti siento.

¡Qué sabio es el tiempo!

Pasamos las horas juntos

conectados por la mente.

El reflejo de tu pensamiento

ilustra las ideas a mi corazón.

Infinita es tu belleza

e infinito es mi amor.

Como tu boca con su sabor

como mis ojos sin temor.

El espejo en que me miro no es tan falso

como el cristal que rompió el tiempo.

Todo se lo ha llevado el tiempo

no ha dejada nada

ni la vida rutinaria, ni la muerte atrapada

ni las mentiras, ni  las medias verdades

ni el rencor, ni el odio

ni el presente, ni el pasado

tampoco los gritos ordinarios.

Todo se lo ha llevado el tiempo

no ha dejado nada

ni la malicia, ni la cobardía

ni la injusticia , ni la justicia

ni la desigualdad, ni la resignación

ni la desidia, ni la vulgaridad

ni el olvido, ni el perdón

tampoco la impotencia de la frustración.

Juntos pasamos el tiempo

conectados por la mente.

El reflejo de tu corazón ilustra

las ideas a mi pensamiento.

Infinita es tu belleza.

E infinito es mi amor.

Como tu boca sin temor.

Como mis ojos sin rencor.

Todo se lo ha llevado el tiempo

no ha dejado nada

ni la amargura salada

ni la tristeza endulzada

ni la angustia, ni la murria

ni el éxito, ni el fracaso

ni la pena, ni la tristeza

tampoco la maldita pereza.

Todas las palabras han perdido

su significado, todas menos

¡Tu amor! Que viaja en el  tren

desde mis pies, por mi espalda, hasta  mi frente

entras por el túnel sin salida de mi mente.

Todo se lo ha llevado el tiempo

no ha dejado nada

ni los colores de las banderas

ni el precipicio de la ideas

ni el temor, ni la intolerancia

ni el saber, ni la ignorancia

ni la excusa, ni el reclamo

tampoco las manías, ni el bálsamo.

Todo se lo ha llevado el tiempo

no ha dejado nada

ni las discusiones, ni los discursos

ni el egoísmo, ni la manipulación

ni el machismo, ni la tradición

ni el lloro, ni la marginación

ni la pena, ni la vergüenza

tampoco la más dulce condena.

Todo se lo ha llevado el tiempo

no ha dejado nada

ni el antónimo de imaginación

ni el sinónimo de revolución

ni la ira, ni el desprecio

ni el valiente, ni el cobarde

ni el castigo, ni los abusos

tampoco los besos obtusos.

Todo se lo ha llevado el tiempo

todo me lo ha arrebatado

todo menos el amor

que por ti siento.

¡Qué sabio es el tiempo!

Que nos unió en ese preciso momento.

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Entre Las Calles

Siameses caminaban
Por aquellas calles
Donde los delirios
Pasaban sin aviso
Y las quimeras divagan
Como el propio olvido
Donde los lobos
Preferían esconderse
Y las mujeres
Comían los corazones
De borrachos olvidados
Por el amor
Las calles eran frías
Igual que las niñas
Que desde temprana, edad
Les tocaba aprender a madurar
Drogas en las esquinas
Bares abiertos todo el día
Que era más visitado
Que la alegría
Las iglesias cobraban un peso
Por ostia y confesiones
Las calles más oscuras
De la ciudad
Donde es escasa la felicidad
En esas calles donde me sentaba
Yo, a escribir poesía
Las miro y siguen igual
Desoladas entre la penumbras
Las calles de las que nadie
Les gusta hablar.

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LA BELLEZA DE LO SIMPLE

Al observar la lindeza de un paisaje, sus matices tan diversos te embriagan, el embate cálido del viento impactando tu rostro.

Apreciar el cielo azul, en contraste con las nubes; como si te invitasen a perderte en ellos. Un día de esos que te falta algo, un vacío que pareciese insondable; en ese momento cuando la belleza de lo simple te cautiva.

Te aprisiona en su bagaje de sentimientos,
todo lo que se encuentra frente a ti se vuelve relieve.
Y, sólo vasta contemplar la belleza de lo simple para que ese vacío esté rebosante, porque en lo ordinario también prolifera lo hermoso.

Tu gallardía, la avidez de lo etéreo y comienza a alborear tu verdadero ser.

Autora: Gabriela Valencia

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