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Nuestro Asunto Pendiente – El Asunto Pendiente De Diana 2

Diana tiene algo que resolver con Vicent salió de su casa ese día para ello.

Diana estaba en la entrada de la casa de Vicent, hace unos días habían estado hablando de los densos bosques amazónicos y de las divesas críaturas que habitan en el. Hoy Diana lo confronta con un pasado doloroso. Diana continuó diciendo: Fuiste tú quien mató a mi familia, no es así Vicent?

Vicent con una semblanza calmada y casi triste solo atinó a decir: lo siento, tienes razón.

Un llanto acabó con la serenidad de Diana aquellas personas quienes eran todo lo que ella había conocido hasta ese momento, esas personas en las cuales ella podía confiar y tener seguridad se habían ido hace dos años, ella tras lo sucedido estuvo en shock sin poder recordar lo que había sucedido, lo único que siempre recordaba era a ella misma en un auto de policía abrazando sus rodillas y muy triste abrigada por una casaca negra. Se le acercó un hombre sonriendo y diciéndole: tranquila, ya pasó todo, ahora estarás conmigo y mi familia. Luego de eso sus recuerdos son de su nueva casa y de las personas que conoció al llegar a la actual localidad.

Diana quien había estallado en llanto, trató de calmarse para preguntar: ¿Por qué? ¿Por que a ellos?

A lo Vicent respondió aun sin mostrar ni una pizca de culpabilidad o arrepentimiento: sólo sucedió porque ellos estuvieron en mi camino. Ahora tú debes alejarte, salvo que quieras seguirlos.

Diana quien parecía haberse tranquilizado para continuar con su interrogatorio dijo: Entonces porque fuiste tan amable conmigo?

Vicent respondió: No es obvio? Tenía curiosidad sobre el cabo suelto. Tú quien la suerte te favoreció para no estar en ese momento junto a  esos infelices. Me preguntaba cómo era la vida de quien burló a la muerte.

Diana no comprendiendo de todo las palabras preguntó: ¿Qué acaso una simple niña merece una muerte tan triste como la de morir junto aquellos que les dió la vida?

A pesar de que Vicent aceptara la autoría de dar muerte a los miembros de la familia de Diana solo señala que sintió curiosidad por aquella persona que burló a la muerte. ¿Cuál es la verdad de sus palabras? ¿Cómo Diana se enteró de la culpabilidad de Vicent? ¿Al fin Diana obtendrá lo que estuvo esperando esos dos años?

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Nuestro Asunto Pendiente – El Asunto Pendiente De Diana 1

En un clima frío, donde la neblina espesa poseía el lugar casi deshabitado se encontraba Diana, quien había cruzado la entrada de su casa sola pero decidida, vestía un abrigo rojo sobre vestiduras negras, se alejaba de su casa a paso lento y silencioso hacia la casa de Vicent Gotnight, un joven muchacho, al que conoció apenas unas semanas atrás y que este pese a esto, se había mostrado gentil y muy confiable.

Pero Diana, no iría a platicar de lo extraño que avanzaba el tiempo, ni los bellos paisajes que existen en lejos lugares que no conoce, tampoco de la fragilidad de la vida, porque ella iba a solo una cosa: preguntar porqué.

Aquella niña de cabello largo y negro, quien usualmente mostraba en su rostro expresiones propias de una dulce mujercita, esta vez no tenía otra, sino de seriedad y determinación. Al llegar a la puerta de un lúgubre edificio que aun se notaba su color marfil, tomo un respiro profundo antes de llamar a la puerta.

Tras unos minutos se abrió la negra puerta de metal, y apareció un alto joven de cabellos claros, delgado, de ojos grises, con una expresión el cual siempre luce apagada, como si se hubiese espumado todo apego a la vida, al mundo y a todo lo que este pudiese ofrecer. Con una voz calmada saludó a Diana.

Pero aquella jovencita, sin responder el saludo solo se quedó inmobil frente a Vicent como si estubiese esperando que algo suceda, este quien estaba seguro de obtener una respuesta, pregunto si algo susedía. Diana, quien finalmente se decidió a pronunciar algo dijo: Fuiste tú.

El joven, quien vestía ropas sencillas y algo desgastadas no por el tiempo sino por el mal uso que le hacía su dueño, se abstuvo de responder y solo mantuvo la mirada hacia la joven que la hablaba. Diana, quien parecía abandonar la calma, continuó diciendo: Tú mataste a mi familia.

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Deseo Oculto

Él bastante alto, una espalda ancha y caminar seguro, yo pequeña, delgada y un poco torpe…¿Quién diría que almas tan diferentes se atrajeran de una forma tan voraz?, nadie predijo lo que ocurriría en aquel cuarto un día de primavera, el Sol iluminando las cortinas y una brisa de flores intrusas se asomaban en la habitación; yo desnuda en la cama cubierta por una delicada sábana, nuestras ropas lanzada por todos lados, un susurro en mi oído dice mi nombre y me estremezco, volteo para ver al hombre que tanto deseé tener y al fin está aquí…

¡Dichosos mis ojos que pueden observarlo, dichoso mi olfato que siente su aroma y dichosa mi piel que toca!; me monto sobre él deseosa de más, me conoce bien y me regala su sonrisa de galán, ambos nos deseamos y lo sabemos, lo más curioso es como lo escondemos, los demás no nos quieren juntos, no entienden que nos queremos y deseamos, me ven como a una niña y a él, como un hombre, pervertido…solo un profesor de mi grado.

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Era Hermosa Como Su Tierra, Piel Morena.

     A la edad de quince años no sabía leer, mucho menos escribir. Su nombre guardaba un secreto y sus ojos habían contemplado cosas que muchas personas no se imaginarían.
     La vida siempre hermosa y siempre cruel, había arrebatado a su madre con un par de luces de poco brillo y el sonido de la goma consumiéndose en el pavimento. Ella no entendió, fue abruptamente repentino y ese «señor» no se molestó en detenerse a explicarle. 

     Quedó allí varada, muy cerca de la isla, en una calle apenas iluminada, producto quizás, de la delincuencia del lugar. Unos papeles, una firma y una sentencia le condujeron a su nueva morada, algo pequeña, algo lúgubre.
     Pasaron dos años antes de que pudiese mantener una conversación de al menos unos minutos. Callada y sumisa, acataba todo lo que le decía la hermana María. Ordenaba las camas de los niños menores que ella y pasaba la escoba, cada tres días hacía la colada y su vida poco más sentido que ese tenía.

     A su padre nunca le importó abandonarla, pues tenía una nueva mujer, una excepcional, a sus ojos perfecta «Bonita, sensual y nada intelectual».
     No le gustaba salir, el mundo afuera de esas paredes era peligroso, cada día un poco más. Había muerte por doquier, infinidad de personas, de maña y de honra, de cátedra y de pólvora, ésta tampoco distinguía entre géneros y edades.
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La Luna Y Yo.

Resultado de imagen de la luna y yo

Caminaba y parecía seguirme, no sé si es que no quería dejarme sola, o que yo.. no quería sola sentirme, la miré con una mirada de complicidad y le dije esas cosas que nunca se dicen en voz alta y que en silencio expresamos mejor.

Seguramente tu no sabes el poder que ejerces sobre nosotros, ni sabes en cuan alta estima los humanos te tenemos, tampoco sabes que eres la musa de los poetas, de la música, que eres el regalo más valioso que un hombre puede hacer a una mujer, ni tampoco sabes lo maravilloso que es para nosotros ese encuentro que de vez en cuando tienes con el sol, envidia de enamorados, y que, aquí en la Tierra, nos hace vibrar, y seguramente tampoco sabes que los futurólogos te asocian a nuestra suerte a nuestro destino.. la influencia que ejerces sobre nuestra vida, y nuestra muerte, ni las veces que te contemplamos en esos maravillosos amaneceres cuando ya cansada te vas a dormir.

Posiblemente desconoces.. lo bonita que estás cuando te reflejas en el mar, lo elegante que luces cuando pierdes peso y comienzas a menguar, lo que te echamos de menos en una noche nublada.. o las veces que te bajamos a la Tierra para contigo jugar, los miles de secretos que te contamos, y que tú celosamente sabes guardar, el misterio que encierras cuando estás llena, repleta, a punto de explotar, si supieras todo eso, y muchas cosas más..te sentirías muy orgullosa y necesaria.

Ella, allí arriba tan lejana tal vez muy sola, podía contarnos muchas cosas, quizás nos diría que no es tan feliz, ni tan mágica.. ni tan bella, que ella también sufre de soledad, que tiene grietas que la hacen sangrar, y qué pocas veces le regalamos nada, que nunca nos preocupamos por saber como está, nuestro egoísmo es tan grande que no nos paramos a pensar que no, todo lo bello es igual a felicidad.

Y me sentí culpable, la miré de otra manera y casi le vi rodar una lágrima, le pedí disculpas por estos errores de los que nunca aprendemos, y le dije.. ¿Lo ves.. ves que influencia tienes sobre nosotros? Yo, tan pequeña a tu lado, te hablo con una confianza que no me he ganado, me atrevo a utilizarte sin tu permiso, pero quiero que sepas que te veo inmensa.. maravillosa, que me haces compañía en mis noches tristes, que me das luz en mis noches oscuras.. que siempre tendrás un rincón en mi vida, que eres mi confidente, que tú, solo tú, sabes de mí.. más que nadie, y que siempre estarás presente en mi vida, en mi alma.. en mi poesía, en mi amor, y en ese cielo.. que juntas compartimos, con millones de estrellas.

Permíteme abrazarte, y prometo preguntarte cada noche, como estás, y si algo te preocupa.. piensa que eres única, y que nunca, sola estás.

Paseaba a mi lado, y las dos, necesitábamos.. juntas caminar.

Téura

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