Noches Como Hoy

Marzo, 18 -1996

En noches como hoy
una estrella permanece allí
brilla para mí, guía mi caminar
porque ya no sé a dónde ir.

¡Ah! Qué será de mí
te busco en aquel lugar, sabiendo que no llegarás.
te espero a la misma hora, sabiendo que no te presentarás.

Si tan solo existiera un instante
un solo instante para dejar de soñarte
para poder tomar tu mano una vez más
sabría que este sería mi hogar al final.

Siempre a tu lado…

En las noches como hoy
una estrella me guía hacia ti
porque ya sabe a donde debo ir.

 

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El Efecto Doncella

La primera vez que la vi, hizo que me olvidara de las demás mujeres. Mi instinto animal no cesaba de corromperme la mente. Quería poseerla. La deseaba con tanta locura que por mi cabeza solo rondaba el despojarla de su corto vestido y subirla a la barra del bar para follarla con tanto vigor que la haría gritar hasta quedarse afásica. En cuanto se lo propuse, una sonrisa con mordida sensual en su labio inferior izquierdo, y una mirada lasciva en su rostro, reveló que tenía que esperar a la hora del cierre.

Cuando llegó el momento, y en plena armonía carnal, el sudor de nuestros cuerpos a causa del calor producido por los hornos, el lavavajillas y la plancha de metal, dificultaba la destreza que ambos nos demostrábamos, aunque eso no nos impidió que lo volviéramos a repetir después en la cocina…o en la mesa cuatro…o en el almacén.

 

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Ocúltame

Ocúltame las lágrimas, caídas en el escudo de tu dulzura
Y regálame los miedos que yacen en tu soledad.
Ocúltame tus inseguridades, disfrazadas con orgullo
Y entrégame cada mañana tus cabellos despeinados
Ocúltame tus malestares con sobredosis de caprichos
Y bríndame estar a tu lado, cuando finjas ser más fuerte
Ocúltame tus decepciones en golpes de indiferencia
Y obséquiame tu silencio, mientras leo tus ojos
Ocúltame tus sueños puros, tildados de inmaduros
Y concédeme escucharlos todos, aferrado a tu mano
Ocúltame tus cicatrices, de batallas ante la vida
Y enséñame, que solo eres perfecta ante mis ojos
Ocúltame tus temores, encubiertos en tu almohada
Y abrázame mientras el tiempo subyuga al destino

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«a Veces»

A veces siento que mi alma se desliza en las sombras de tu ser,en penurias y dolor llora su existencia

A veces puedo ver como tus ojos se transforman en oscuridad,estremeciendo al corazon y bloqueando la razon

A veces escucho en lo mas profundo de mi ser,esa voz angustiante que en sueños se guarda en mi,tal mensaje que siempre muere en el olvido….

A veces dejas de existir,dondele fin a todo tu universo,,,pero como dije antes,es solo a veces.

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El Despertar De Una Rosa

“Erase una vez”… “¿había una vez?” O tal vez sea bien escribir “en cierta ocasión”. Pero ninguna de estas formas sirve para iniciar este cuento; pues no es un pasado, ni en realidad ocurrió. Son solo las memorias de una anciana, unas memorias que con certeza soñó, imaginó o pasódonde la fantasía tiene lugar.

Cuenta, que no veía nada, solo escuchaba muchas palabras que no reconocía. Después de unas horas noto algo interesante; su corazón no latía, no sentía sus manos, tenía en todo su cuerpo una sed estremecedora, percibíasus piernas firmes, y como si subiera una descarga de energía fría desde los dedos de sus pies hasta finalizar su cabeza.

 Ella pensaba:¿Estaré muerta? , y en ese pensamiento se dio cuenta que le era imposible mover sus labios. De repente, escuchó una voz aguda y en un tono burlón: – «Así mireshacia arriba nadie te va a querer, tu color expresa solamente horror «– A lo que aquella anciana reaccionó curveando su cabeza hacia atrás para intentar mirar hacia arriba, como la dichosa voz había dicho. Entre más se erguía, mas veía… y de pronto su vista se hizo clara.Vio que se encontraba en una tienda y que tal vez estaba sentada en una silla,pues se sentía mucho más baja y pequeña que las otras personas que estaban allí.

Pensó, tal vez si trato de gritar, alguien me mire y me ayude a moverme. Intentó e intentó, con todas sus fuerzas pero nadie la escuchaba. Entonces de repente alguien dijo:- Nadie te escuchara, solo nosotras te escuchamos – La anciana rápidamente intento responder, pero las palabras solo estaban en sus pensamientos. Después de unos minutos escuchó: – Escuchamos lo que piensas, así como tu escuchas nuestros pensamientos – La anciana giró muy lentamente sus ojos hacia el lugar donde escuchaba las voces, y de repente para su sorpresa, habían unas rosas gigantes, de varios colores, su tamaño era tan grande que su flor era casi como su cabeza. Totalmente atónita, la anciana transmitió sus pensamientos a las rosas para comprobar si contestaban.

  • ¿Ustedes son las que me hablan?
  • Si, ¿Por qué estás aquí?
  • No lo sé, nunca recuerdo haber venido.
  • Aquí todas llegamos porque en algún momento lo quisimos.

En eso ella comenzó a recordar, un hospital, una enfermera, el sonido de un monitor cardiaco, sus manos viejas y un inmenso dolor que la aquejaba. Como un abrir y cerrar de ojos vio el momento en donde su corazón dejó de latir y en ese momento, miró dos personas que la miraban con desdén, pero no comprendía las palabras que decían; entonces una rosa roja esplendorosa con el mismo tono agudo que escucho al principio dijo: – Jamás te llevaran debiste hacer algo muy malo para tener ese color jajaja – . Entonces la anciana se miró a sí misma, y se dio cuenta que era una rosa de color negro; impotente de llorar, gritar o moverse, comenzó a hablar con las otras rosas.

  • ¿Porque estoy aquí?
  • No lo sabemos, eso solo lo sabes tú.
  • ¡Ayúdenme, por favor, no quiero estar aquí, yo soy humana!
  • No podemos ayudarte.

Ante tal problema, ella entró en desesperación, y con todas sus fuerzas trato de caminar, de repente sintió un vacio, un estruendo, unos gritos y se vio en el suelo, cubierta de agua y rodeada de vidrios rotos, de alguna manera había podido moverse y como era una rosa cayó al suelo junto con el jarrón de vidrio que la contenía. Unas manos suaves la recogieron y la ubicaron en un florero lleno de margaritas, mientras ella en sus pensamientos solo se preguntaba el porqué estaba allí. Una de las otras flores la oyó, y le dijo: – No te preocupes, aquí estamos a la espera de que una persona nos compre y nos lleve para darle alegría a su hogar, para volver a sentir que somos útiles. Yo también era humana y por un accidente quede sin poder caminar, entonces termine aquí, no aprecie mi vida humana porque no me sentía útil sin poder caminar.

Unos días después, ya aceptándose como una rosa negra, recapituló y comprendió porque tenía ese color. Ella había sido una mujer egoísta, una mujer de dinero que humillaba y maltrataba a sus empleados, que nunca escuchó a sus hijos y que no tenía ni siquiera un amigo, por lo que al no sentirse útil postrada en la cama de un hospital, deseó morir. Aceptando ya su destino, pues siendo una rosa de color negro se marchitaría en ese lugar, comenzó a arrepentirse de corazón y para reivindicar lo que había hecho como humana; ayudaba a las nuevas flores que llegaban, dándoles esperanza y tranquilidad.

Entonces un día cuando ya ni el agua la hacía erguir, y sus pétalos estaban tornados de color tostado; llego a la tienda un joven muy triste, y la compró. De camino a casa ella noto que aquel joven tenía un semblante extraño y frágil, después lo vio escribir una nota de despedida, aquel joven iba a terminar con su vida y ella iba a ser la acompañante de aquella nota. Así fue como la rosa negra sabiendo que aquella catástrofe sucedería, juntó toda la energía que le quedaba y así se marchitara y ella muriera, trataría y haría hasta lo imposible por evitar que aquel muchacho pereciera.

Con toda su energía, gritó – ¡No lo hagas, debes valorar la oportunidad de vivir, pues así los demás no tevaloren, y no vean lo que sientes, tú mismo debes saber que eres útil si haces bien a los demás! Espantado, aquel muchacho salió de allí corriendo mientras aquella rosa comenzó a ver negro nuevamente, y sintiéndose débil, sabía que había hecho lo correcto.

De pronto, abrió sus ojos nuevamente, y se dio cuenta que ya no era una rosa, estaba nuevamente en aquella habitación de hospital.

 Entonces agradeció junto a la enfermera que estaba allí, el despertar de un largo sueño.

 

 

Autor: Liz León

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