Bajo una manta de nubes,
en un cielo estrellado
mi amante y yo nos encontramos.
La música del viento
hacia que el sonido se uniera
al sonido de nuestros labios.
Dime pués, ¿ qué intenciones tienes y cuáles son?, pregunté.
El motivo de mis besos y el ansia de mis halagos,
es llevarte a la luna, al sitio más lejano
donde puedas mirar a la Tierra y verme aquí sentado
viéndote cómo me llamas
y cómo yo te he conquistado.
Te llevaré a la Luna,
primero te cogería la mano
te diría que cerraras los ojos,
y que escucharas muy atenta
el susurro de mis labios.
Y mi voz acaramelada, te entraría por los oídos…
como chuchería para un niño que anhela ser querido.
Respirando profundamente,
y mirándome a los ojos
seguirías con tu mano, mi mano sobre tu tacto…
El pulso se te acelera, y tus suspiros aumentan,
suspiros que chocan contra los míos
en una batalla de guerra…
en la que nos enfrentamos tú y yo;
nuestras armas nuestros cuerpos, nuestro objetivo
llegar al otro y apoderarse de toda su esencia;
como abeja que llega a la flor , y extrae de ella todo el néctar.
El ansia de tu deseo, no te deja vivir en mi presencia
y a la vez que aumenta tu pulso,
así nace mi impaciencia.
Mi deseo contra el tuyo, tu carrera contra la mía…
mi boca junto a la tuya;
hasta que por fín tu rostro apunta al cielo
junto con tu mirada perdida.
Y mirando a la Luna llena
como loba herida
mi alma se une con la tuya
y la tuya con la mía.
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