Carmelo, Angelito y Brígido sintieron a la madre que candil en mano los llamaba con voz destemplada. Con un camisón blanco hasta el suelo y una redesilla en la cabeza se parecía a un fantasma.
¡ Arriba, arriba, dormilones! . ¡ Hay que levantarse de una vez!. Siempre pasa lo mismo, tengo que llamarlos dos o tres veces y ustedes como si nada, como oír llover. Seguir leyendo Esperando La Mazamorra→
Fiorello Comazzi nació lejos de Rincón de Yopará, muy lejos. Sus padres lo trajeron cruzando montañas, arroyos, cañadas y hasta charcos. Cruzaron cielos de distintas patrias y se perdieron, como otros tantos que hoy se juntan a tomar unos amargos sentados en los bancos amarillos de la plaza.
Desde que era un niño su sueño era ser el policía de Rincón de Yopará. Claro que eso pasaría cuando Romualdo se jubilase, ya que por una decisión gubernamental enviada hacía mucho tiempo atrás, el pueblo solo podía tener un policía en la comisaría. Seguir leyendo Perdidos Entre Las Sierras-Habitante Nº 4: El Milico Frustrado→
Me encanta que, a traición,
te acerques, me abraces y me beses
que me digas, con ternura, que me quieres,
porque siento latir más fuerte el corazón.
Y bailar contigo en la cocina o el salón
si suena en la radio una canción de amor,
de esas que nos trae el viento del recuerdo
y nos gustan tanto a los dos.
Solo queda, de tu voz, el eco de un suspiro hecho plegaria recorriendo el Universo…
Y leyendas de una corona de espinas, de los clavos, la lanzada y el madero…
y un roto en el alma de tu padre profundo como un agujero negro… Seguir leyendo Silencio→
El coche dejó la carretera general y tomó el camino de tierra que atravesaba el espeso bosque de pinos. Después de cruzarlo y de subir una pequeña loma, se detuvo delante de la casa.
Un hombre, en mangas de camisa y pantalón vaquero, bajó del coche y miró satisfecho la marcha de las obras de restauración de la casa… Su perro, un bretón-español, salió zalamero a recibirlo.