Si Tu Supieras

Si tu supieras mi querido Señor….
Que mi respiración se detiene cuando no te veo… Que aunque el mundo sigue me quedé en el tiempo… Que a veces lloro y me desespero… Que siento que no soy nada y quiero ser todo… Que quiero ser quien te cuide, te escuche te apoye, te aliente, te ame…Que siento que ya no soy tu amor mi querido cielo… Que olvidaste muy pronto… Que ya tienes otros pensamientos…
Illirya.

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DECLARAR TUS PENSAMIENTOS.


Les voy a contar algo …»Un día con mucha lluvia …me escondí  detrás de un auto y en medio de unos arbolitos , después de perder algo que deseaba ganar con mi vida…me quede por  mucho tiempo ahí sola viendo como llovía, y estaba tan triste que me sentía «incapaz» de soportar muchas cosas…que solo encontré una piedra que era como una tiza que se dejaba tomar por la humedad de la lluvia y puse mi nombre en el piso para recordarme, cosas muy valiosas. Para mí que pienso cuando leo mi nombre… en ese instante   declare  un pensamiento en mi vida «Perder un tren no significa que se haya acabado el viaje, no significa que ese tren fuese el acertado, no significa que el que tomes después, te va a llevar a un lugar peor. Perder un tren solo hace parte del recorrido…y que la diferencia entre los días en que me sentía capaz e incapaz de muchas cosas era únicamente como me sentía, No, mi incapacidad. Mi capacidad, es la misma… SUS Capacidades son las mismas y deben de creer que son capaces de todo.

 

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AMOR MORTAL, HECHIZOS DE AMOR

? AMOR MORTAL

Caminaba distraída, al levantar mi mirada, te vi, al verme me hablaste, no podía creer lo que te escuche decir, quiero curar tu corazón.

Me alegre mucho y pensé por fin seré curada. Sorprendida y entusiasmada pregunte ¿de verdad?, me respondiste que sí.

Que entrará a tu castillo y no temiera, porque tú jamas me harías daño, aunque temblorosa y llena de dudas decidí confiar en ti,

me diste la bienvenida, mi corazón palpitaba fuerte y agitadamente, se volvió un camino de contraste, por un lado angustia,

zozobra e incertidumbre, por otro lado expectativa y emoción, pensé dentro de mí, por fin sanaré de este hechizo, seré libre.

Escuche unas suaves y dulces palabras, que me enternecieron, siéntate mientras preparo tu antídoto, al sentarme, ansiosa

esperaba diciendo: hoy por fin, podré surcar el cielo, el sol, la luna y las estrellas. Volaré alto como las aves, y me moveré libre como el viento.

Mis pensamientos, mis sueños y mi vida quedarán a salvo de tu presencia, ya no te llamaré más dormida, ni le hablaré a todos de ti.

Sentí un fuerte frío que recorría todo mi cuerpo, que comenzaba desde la planta de mis pies hasta llegar a la punta de mis cabellos.

Casi que de mi boca salían gritos de ¡hurra, hurra, hurra!. Al cabo de unos minutos, me agarraste fuertemente del brazo izquierdo, sentí

en el un fuerte calambre, como si lo arrancaras de mí, luego vi el brillo y el filo de un cuchillo, sentí una punzada dolorosa, la sangre

salía a chorros de mi pecho, caí al suelo y mientras agonizaba, pude ver mi corazón en tus manos, lo apretaste tan fuerte que voló en pedazos.

Toda la habitación se tiñó con el rojo de mi sangre y se salpicó con los trozos de mi corazón. Las lágrimas corrían por mis mejillas, creí en ti.

Habías dicho que nunca me harías daño; cada gota de mi sangre y cada pedazo de mi corazón, te amó grandemente y ese amor me mató.

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Impertérrito Rebenque

IMPERTÉRRITO REBENQUE

De la locura el cruel vértigo hace orugas,
que desgajan al marfil cada blancura.
¡Y al otoño en vano secan!. Ahogadas.
En las penas perdidas encendidas. Hoy.
En la espantosa grandeza del indiferente.

Ven, y morirás conmigo alegre. En un canto.
Bajo las ruinas de un bostezo. Estéril.
Con el audaz frontispicio en el zapato,
en el cuerpo claro de una cadena rota.
¡Vayan las extrañas cañas al lucero esquivo!.

¡Ya la eternidad necesita un descanso!.
Y los dátiles las praderas marinas,
y la leche flores calientes ligera.
Con la espiga de fortuna ingrata,
en la brasa del azúcar por el suelo.

Las copas al aguardiente calman. ¡Sapos!.
¡Y todas las ventanas miren madrugadas!.
¡Y el dolor nevado cultive volcanes!.
Con las heridas pupilas del durazno,
en las puertas donde mueren primaveras.

Por el barro sin consuelo del pantano,
las piedras con las palomas hablan,
a los topos de la vieja encina.
Y agazapado un deseo las manos mueve.
¡No soy callado!. ¡Soy mudo y nada mudo!.

El azul de las abejas es rojo a una hormiga.
¡Y sin saberlo la tristeza escapa!.
¡Toma, el cielo es de oro y usa botas!.
Porque la ventisca es fresa grande,
del infinito donde los sueños viven.

¡Elévate, levántate!. Mira el pequeño muro.
¡Más grande es el hombre en su bajeza!.
Ya nada puede despreciar de la injusticia.
Es dueño de la impureza y la ama.
¡Sólo se arrepiente y hay perdón automático!.

El recuerdo nítido de la consciencia es neblina,
brillante, el portal del éxito arrogante.
¡Estoy muriendo sin sed!. Bello oasis.
Las paredes felicitan al escarabajo.
¡Y las estrellas expulsan cualquier culpa!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto de la imagen.

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Envilecimiento Desmesurado

ENVILECIMIENTO DESMESURADO

Azulada sombra asombra al temor vano,
porque al aire arranca su misterio,
que de tenebrosa tinta la luz sale,
del esplendor conservando las huellas.
¡Entre las plantas que duelen al cielo!.

Lento el suspiro, las ventanas adoran,
donde la eternidad palpita y se agiganta,
en el ángulo del silicato doble.
¡Tan lindo espejo en su ardor!.
¡Por el llanto que consterna a un búho!.

Las aves de la huerta se fatigan.
¡Ya no cabe más blancura!. Ni hay huevos.
El corazón desayuna el olvido. Y calla.
Con la manzana del gusano bendita.
¡Y los manantiales se quejan solos!.

Amarga es la limosna de sonrisas,
por las humanas carrozas del estiércol.
Se difunde grata y se desata. ¡Hábil!.
Y ningún desenfreno es igual a otro.
¡El sordo golpe camina de espaldas!.

Los retos solo lanzan los retratos,
donde el foso se agiganta jugando,
en la noche de férreas lámparas,
al venturoso vuelo del martirio.
¡La piedad y la injusticia vomitan juntas!.

El suelo malhumorado mal muere,
reclamando la imprudencia al agua,
con la voz del vegetal desgreñado.
¡Un cordero se afana!. Y ríe un pescado.
Las velas ofrendan al barco. En la arena.

El sueño duerme sin sombrero. En la luna.
Un breve instante corre. De cabeza.
Y la luz herida olvidó la sombra,
el himno encarnado en la tristeza.
¡En una legión de nudos ágiles!.

La bruma abruma el pecho abierto,
y la cuchara devora el hambre. ¡Injusta!.
Por el rostro melancólico del Tic-Tac.
¡Las piedras preciosas no son dulces!.
Y las ausencias buscan donde instalarse.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto y de la imagen.

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