Siameses caminaban
Por aquellas calles
Donde los delirios
Pasaban sin aviso
Y las quimeras divagan
Como el propio olvido
Donde los lobos
Preferían esconderse
Y las mujeres
Comían los corazones
De borrachos olvidados
Por el amor
Las calles eran frías
Igual que las niñas
Que desde temprana, edad
Les tocaba aprender a madurar
Drogas en las esquinas
Bares abiertos todo el día
Que era más visitado
Que la alegría
Las iglesias cobraban un peso
Por ostia y confesiones
Las calles más oscuras
De la ciudad
Donde es escasa la felicidad
En esas calles donde me sentaba
Yo, a escribir poesía
Las miro y siguen igual
Desoladas entre la penumbras
Las calles de las que nadie
Les gusta hablar.
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Acto liberador
Éramos mil voces, encerrados en el mismo cuarto que nos dio de beber.
Aunque el silencio solo daba a miradas arrebatadoras
Nos llevaba al mismo lugar de explosión, de seducción.
Como animales nos arrancábamos las prendas
Quemadas en el aire antes de tocar el suelo,
Obligados a cubrirnos el uno al otro.
El suave viaje de tus manos sobre mi piel
Como miel fundiéndose sobre mi.
El pequeño roce nos llevaba al infinito mundo.
Tu olor a perfume cítrico universal drogaba cada uno de mis sentidos,
perdiendo todo tipo de cordura, enredado sobre tu pelo queriendo ser parte de el.
Un techo como un universo de estrellas y un sol que daba vueltas por arriba, limite de mi entendimiento.
¿Qué mas podía pedir?, tus besos recorriendo cada parte del cuerpo,
carga explosiva para el corazón ausente, que ardía en cada roce,
era aquel águila queriendo escapar del corazón , enjaulado por tanto tiempo.
Sentir tu cuerpo exaltado sobre el mío, a punto de estallar por tanta falta de aire,
Éramos una bomba de tiempo… a punto de estallar, colores por el cuarto.
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