Me confundes, me revuelves los sentimientos y de pronto hay un terremoto en mi corazón, sacudiendo y agrietando todo a su paso. Creo tener todo bajo control, pero ¿realmente lo tengo? Si aún estás en el centro de mi mundo. Siento que estoy cada vez un paso más cerca de tu alma, pero quizás solo sean mis ilusiones flotando en el aire que respiro, porque el sueño de tenerte parece ficción. Aún tengo miedo, no puedo negártelo, temo estar sobre valorando lo que siento. De lo que sí estoy segura es de salir ilesa de un hipotético rechazo, porque de tantas caídas he aprendido el arte de ser indestructible. Así que venga, hazme mierda con todo lo que tengas, podré soportarlo; pero dime que eres mío y me derrumbaré en tus pies, perdiendo la batalla que creía ganar mientras juraba a los cuatro vientos que el destino junto a ti no fue hecho para mi.
No es casualidad, que yo te piense,
Mujer que no han visto mis ojos huraños
Y que busque tu rostro mientras pasa la gente
Mientras pasan los meses, convirtiéndose en años.
Mi corazón me grita que he de encontrarte un día
Y el calor del encuentro me avisará que eres tú
Lo sabré porque entonces sentiré la alegría
La alegría que espero desde mi juventud
Pero al verte una tarde de sol persistente
Y al secar con pañuelo el sudor de mi frente
Esbozaré una sonrisa y seguiré mi camino
Pues de tanto esperarte se cansó mi destino
Y aunque todo el jardín se me llene de espinos
Seguiré caminando, mientras pasa la gente.
Dime que hacemos, ni te amo ni me amas, no te conozco ni me conoces, ¿qué hacemos entonces? Que nos queda acaso si después de intentarlo, de probarnos y saborearnos descubrimos que no somos lo suficiente el uno para el otro. Qué pasa si tus dulces y salados no son suficiente para mi paladar, y si tu exquisito paladar no soporta mis idas y venidas. Qué hacer si no nos soportamos pero nos queremos, si aun a pesar de todo mis ojos te ven grande, maravilloso y esplendido, y tu mirada callada me dice lo que tus labios nunca alcanzaron a pronunciar. Dime, porque yo no soportaría perderte aunque no te tengo, no alcanzaría la vida para disfrutarla contigo aunque no lo quiero. Y si nos retamos a intentarlo de nuevo, y si nos vemos a los ojos, tú con tu cielo y yo con mi tierra, nos miramos nuevamente, a través de lo erróneo, sin ver lo demás, solo tu alma y la mía, aunque no lo creas. Porque a pesar de no ser el uno para el otro, sin importar que tú seas sol y yo luna, valdría la pena mirarnos otra vez, como dos aves que después de millas se encuentran como la primera vez, misteriosas y alegres, porque a tu lado solo podría encontrar la primera vez cada día. Porque te desconozco cada día, y tú me recuerdas cada noche.
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