Entre menos piensas que duele
más profunda es la herida,
Al ignorar la conciencia,
la agónica voz de la razón que dice
¡No!
Sin importarme nada seguí adelante,
guiado por la embriagante seducción de la locura
pensando que la vida seguiría allí para mí.
Como un eterno retrato,
y ahora, la briza como espinas rasga mi piel desnuda entre tus manos.
Veo caer los fragmentos del pequeño infinito
que nuestros labios formaron
en un constante big bang.
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