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La Otra Noche

  1. Eres las 12:00 am cuando nos vimos, ella tan amable, tan buena, ooff, todo un abuso de mujer. Su pelo lavado y suelto, ese cuerpo, todo un monumento emanando puro sexo, por sus curvas por sus senos, sus senos como dos melones, deseosos de ser comidos.  Le doy un beso, la llevo a la cama; la abrazo mientras locamente nos besamos, jugando con nuestras lenguas, exitados por esos besos de chupeta.  Le muerdo el cuello, lo beso, lo roso para erizarle el cuerpo; bajo lento a sus tetas, le quito el ajustador con la boca, muy lindos, los huelo y le digo a Claudia: – Que abusadora eres.  Los aprieto entre mis manos, juego con sus pezones quiero que mi mente guarde en sus archivos ese contacto tan agradable; pierdo mi boca y mi lengua en ellos, a ella le gusta porque siento sus gestos porque se retuerce, sabe que voy a descender a su bollo y eso le causa una agradable fantasía.  Vuelo rápido su ombligo, otra vez me detengo, la observó, la basilo, toda desnuda, le hago una seña mientras me muerdo la boca y le saco la lengua para decirle que voy a beber   de su más íntima humedad. Ummm huelo su bollo, que rico pienso, le abro sus piernas y entre mis brazos la sostengo para evitar que la traición,los espasmos de su cuerpo corten mis futuras lamidas.  Empiezo suabe, con el roce de la lengua desde abajo hacia arriba; le pasó al clitoris unas monumental lamida que la arquea, ella me aguanta la cabesa, me pide más, yo la complasco, le separó los labios con mis manos y hundo mi lengua profundamente en su sexo.        -Aaaaff , sigue papi.  Uuii así ummm. Ahora lo muerdo me lo como todo, le pido que mientras se toque los senos. Sigo saciando mi sed de hombre, me gusta su humedad y el olor de su sexo, mi pinga siento a mil, como si se me quisiera partir.  Le indicó que vamos a hacer el 69, ella queda complacida; ella y yo, yo y ella nos dejamos la piel, siento como se traga toda mi pinga, me la muerde y se pierde en ella.  Yo sigo dando lengua, ahora la siento más mojada a punto de venirce, le doy   rápido otra vez lento y siento que se rompe la tensión de su cuerpo, indicándome que se a venido. Cambiamos el juego, le digo que se para en la cama, que me baile y me diga: – papi te gusta.    Le ordenó que que finja que cabalga encima de mi, que se singue sola, que haga gestos. Desde la punta de la cama yo la contempló mientras me pajeo la pinga mirando la escena morbosa que delante de mi tengo.  Me subo a la cama, la someto, ahora la guerra es entre los sexos, pues le doy brocha a su perilla, a su bollo tan mojado. La penetró lento, mientras pasó por debajo de su cuerpo mi mano, dejándola sobre sus nalgas y mi dedo en su culo. Se siente la fogosidad de su cuerpo, caliente, todo mojado, lubricado sólo para mí miembro; loca por que esta noche me la singue como no se lo ha hecho nadie.  Posicionado la empiezo a cabalgar, busco en mis movimientos su lado más sensible, lo descubro; ahora busco donde más le duelo, otra vez tengo suerte y entre estos dos puntos del placer y del dolor explotó en mi carrera todas las sensaciones de su cuerpo, mientras la sodomizo y le doy una que otra cachetadas para que no se olvide de quien la cabalga, de quien es el que le está dejando la fuente seca de tantos orgasmos. Cambiamos la posición a una profunda, yo  coloco sus pies encima de mi cuello, ella me empuja el pecho poniendo una barrera, veo que siente temor a que la lastime, yo le digo: -No te preocupes, se donde buscar.   Palpo lento su profundidad, me estudio el camino, miro la cara de Claudia que se siente en las nubes; le beso la boca, le ordenó que me arañe el pecho y me maulle como un gato en celo. Me la estoy singando rico, siento la satisfacción en cada poro de mi cuerpo. Ella por momentos me vira los  ojos en blanco, provocando excitación extrema en mi, mientras le hago con mi pinga en su bollo un remolino, el rápido, el un dos tres y el uno uno. Ella quiere más por eso me pide que me acueste, quiere la batalla de nuestros cuerpos guiar. La complasco, se trepa ensima de mi, yo le enseñó cómo moverse, le digo que no es arriba ni abajo como más rápido se vienen ustedes, sino hacia atrás y hacia adelante mientras yo me inclino buscando el ángulo para ella más placentero. Le gusta la sensación de esos movimiento y la verdad para ser novata lo hace muy bien, y la muy perra me devuelve todas mis cachetadas mientras a toda velocidad me cabalga, mientras oigo: – Aff Aff Aff aii afff que rico, me tienes loca affff, coje papi toda mi leche…..

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Erotismo

Erica Chappuis 24.jpg

(Pintura de Erica Chappuis)

Poemario: Tatiana Lopera

1.

Con una mirada penetré la tuya…
Huelo la dulzura de tu ser a kilómetros…
Su cuerpo es un fugaz manjar…
¿Puedo tocarte?
Quiero que me fatigues con tu perenne majestuosidad…
¿Podemos mezclar humedades?
¡Aquí estoy!
Danzaré en tu cuerpo para que no me olvides…
Solo si quieres.

2.
Un impulso me domina. Aproximo mis manos a su cintura,
¿Puedo hacer el amor con la silueta?
Necesito una mirada, no la encuentro. Solo es una silueta.
Quiero más, un movimiento delicado pero placentero,
Una piel ardiente pero suave,
Un erotismo sincero.

3.
Estoy parada a dos pasos de tu cama,

Un calor me invade,

¿Cuánto demoraría mi boca en rozar la tuya?

Mi piel te desea, Mi mente te desnuda,

Quiero caer en el abismo de tu sexo,

Imagino mi lengua recorriendo tus piernas,

Escucho un susurro de la luna,

¡Vete ya!, la efervescencia desaparece

Salgo de la habitación con tu imagen tatuada en mi recuerdo.

4.
En medio de la noche puedo ver tus sueños.
En medio del sudor, puedo oler tu piel.
Tus labios carnosos recorren mi cuerpo.
La luminiscencia deja perpleja la habitación.
¿Puedo verter tus  ansias?

Amanezco tendida a tu cuerpo
Eres mi océano de pasión.

5.
Una mano recorre tu cuerpo…
Una mano acaricia tus labios…
La pasión brota de nuestra piel.
Escucho un leve gemido,
Se vuelve melodía para mis oídos
Lentamente bajo mis manos por tu espalda…
Toco suavemente tu parte más carnosa
¡Me gusta!
¡Te gusta!

 

6.
Me provoca arrancarte la ropa,
Pasar suavemente mi lengua por tu cuerpo,
Huelo tu miedo,
¿Puedo?
Quiero que nuestros cuerpos se fusionen,
Juntar tus pensamientos con los míos,
Y quedarnos así por la eternidad,
Para que ya no lamentemos la soledad y el vacío
De nuestras almas en pena.

7.

Quiero desfilar en tus curvas,
Dominar tus sentidos…
Mis labios arden.
Tu cuerpo está tan frio
Podemos fusionarnos con la noche,
Arrojémonos al abismo,
Allí nadie nos encontrará,
Y en silencio gemiremos hasta el cansancio.

8.
Me gusta cuando te jalo lentamente por el cabello,
Eres una diosa,
Quiero subir nuevamente a tu trono
Y hacerte mía por unas cuantas horas.
Eres como una cereza,
Pequeña pero dulce,
Pequeña pero sabrosa,
Si me miras me derrito,
Si me tocas suspiro,
Haz temblar nuevamente mi mundo.

9.

Me gusta el sexo en las mañanas,
Puedo verte como realmente eres,
Sin adornos ni maquillaje,
Eres humana,
Llena de imperfecciones.
En tus ojos puedo ver el océano
En tu cuerpo la dulzura de las frutas.

10.
Me declaro una víctima de vos,
Con tu aliento caigo en el deseo…
Con tus manos caigo en el pecado…
Tu pelo se desliza por mi cuerpo.
Nuestros cuerpos se combinan y luego te vas….
Soy una víctima de tu sexo.

11.
Cuando te miro, tus ojos se pierden en el arrebol iridiscente de tu ser,
Hay una armonía en tu voz,
y….
¡Una aurora en tu cabello!
¡Que cabello!
1…2…3…4 Crespos
¿Cuántos crespos tienes en la cabeza?
Uno de ellos emana de tu cabeza, en medio de la alevosía,
Se mueve de adelante para atrás
De derecha a izquierda
¿Alguna vez te has preguntado cuantos crespos hay en el mundo?

12
La habitación arde y mi cuerpo tan frio
¿Tu deseo sobrepasa la santería?
quiero sentir el sabor de tu paladar, luego lentamente recorrer tu cuerpo con la lengua,
Embriagarme con el aroma de tus humedades
Lentamente recostarme en tu pecho y sentir el palpitar de tus sueños.

13.
Dejarme rastros de saliva en esta mi piel esta seca y agrietada por el dolor…
Sofócame con tus ansias y derrite me con tu mirar…
Mientras ardemos en pasión repite mi nombre más de cien veces para que no se borre nunca de tu ser.

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El Efecto Doncella

La primera vez que la vi, hizo que me olvidara de las demás mujeres. Mi instinto animal no cesaba de corromperme la mente. Quería poseerla. La deseaba con tanta locura que por mi cabeza solo rondaba el despojarla de su corto vestido y subirla a la barra del bar para follarla con tanto vigor que la haría gritar hasta quedarse afásica. En cuanto se lo propuse, una sonrisa con mordida sensual en su labio inferior izquierdo, y una mirada lasciva en su rostro, reveló que tenía que esperar a la hora del cierre.

Cuando llegó el momento, y en plena armonía carnal, el sudor de nuestros cuerpos a causa del calor producido por los hornos, el lavavajillas y la plancha de metal, dificultaba la destreza que ambos nos demostrábamos, aunque eso no nos impidió que lo volviéramos a repetir después en la cocina…o en la mesa cuatro…o en el almacén.

 

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