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Crepuscular… (Experimental Filosófico)

Crepuscular…
(Experimental filosófico)

Abrigué al crepúsculo del frío.

Nadie veía más allá del cielo negro alegre. El
sol no había nacido. La sangre del silencio.

Anunciaba el camino sin regreso. Escribí, y desnudé
los hechos infernales y turbios, y las pajas polvosas
escucharon, y los ojos cerraron las puertas magras.

La última sonrisa fue, en el aire sepultada
de grietas y fango elegante, una mariposa que gritaba
su rapacería.
Despedí la ceniza del honor viejo que se aniquiló.

Entre todas las ventanas : en los vidrios masticados
ví al indefenso inerme.
Luego destejí una a una cualquier fé. En el cielo,
agitando al fanatismo. En la superficie del mar,
donde la entregué a un escualo.

En el hondo cementerio
todos huían despavoridos. Y los duelos y yo la perdimos
entre las arenas y las hienas, las rodillas y el perdón
de las lápidas gemelas. En el fondo del abismo, lejos de un laberinto
de reptiles premiados, los vivo con sus escamas
más que inmensas espinas.

El fuego era hielo
la luna maldecía las aves
del lago un esqueleto
dejó los huesos vestidos
con el suelo de sangre seca.
Al abrir los ojos… El alba ensordecía…

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto y de la imagen.

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Elogiable Entereza… (Experimental Filosófico)

ELOGIABLE ENTEREZA
(Experimental filosófico)

En la roca la entraña se baña. ¡Porosa!.
De suspiros llena y rosa. ¡La roca!.
Sus nerviosas manos extendiendo.
Persuasivos pirueteados.
Y nada turba en el mar la brisa,
cazando a los minutos alevosos,
en la urna del misterio esquivo.

¡El eyecte ejerced!.
El embeberse enmenden.

En la ceniza desamparado,
el tiempo al olvido consume.
¡Tan pálido y perdido en el ayer!.
El desconcierto acierta en concierto.
Del ayer los sueños todos. Duermen.
Con la gracia sin igual del espejo.
¡Al ser flores de los confines!.

El enrede entretejen.
¡Enfrenen el emerger!.

La corriente besan los murmullos,
de la mísera paz dónde mueren,
y donde el anhelo se derrumba.
En la estatua desnuda descansando,
en la calma, sensual, teme al cristal.
¡Dúlcido y lento el nuevo día!.
Porque flores mañana y abrojos hoy vierte.

Al abarcar y abrasar.
Abaratan al acampar.

En tanto tenues al mutismo tejen.
¡Qué lóbrego el horizonte brilla!.
¡Cuánto color de oliva afila!.
En las pestañas conversa audaz,
una vez esmeraldas al tatuarse.
Las horas de pétalos al secarse.
¡En la orfandad del albor!.

Ese éter eleven.
El encele enerven.

¡Por dónde el precipicio escapa!.
Entre líricas palomas pródigo,
la eternidad ligera pende.
Hacia el silencio. ¡Y muriendo vive!.
En la dicha del salmón,
con el árbol iracundo.
En tanto alcanza el túnel.

Incidid, insistí.
Infringid, inscribid iris.

Al agua sin tener nada. ¡De sed!.
Y aún en la sed nadando.
Cuidando a la plaza el césped,
con la armadura y su ternura.
¡Porque dura lloviendo lancinante!.
La entereza que suma sombras.
Al virginal fulgor de los recuerdos.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
(Tanto del texto como de la imagen)

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BENEVOLENCIA INTEMPERANTE… (Experimental Filosófico)

BENEVOLENCIA INTEMPERANTE
(Experimental filosófico)

Retiene en vano débil la presa fuerte,
en las pupilas su decadencia fiera,
en cuanto espera porque alumbrarle,
y que fulgure con ella la misma lumbre.
¡Por el íntimo suspiro las primas claridades!.

El ideal me abruma y me consume,
todo el frasco llueve y rebosa,
envejecido en la hoguera enrojezco,
del presente inseguro bien vale una vida,
la protesta vana que perdió el seso.

La fragancia escancia una melodía,
el recuerdo implora ya mi vida,
de la atracción divina que me lo niega.
Entre las consonantes diminuto.
¡Al alfa y omega debo el cautiverio!.

En las cosas mi frente se anega y muere,
humedeciendo al tiempo mis viejas lunas.
La vida de rosa se viste con mi gris.
¡No, la soledad amarga!. ¡No, sola, es amargor!.
¡Y de esas mieles no abejo salado!.

Amorosa sombra el rumor es transparente.
¡No vayas!. El prado es azul y rojo. ¡Hoy!.
Las miradas indiferentes solo esquivan.
¡Ya lo tendrán en sus platos mañana!.
El olvido es la pendiente y su fuente.

En el retorno palpitante hay ovejas y abejas,
y en el corazón sólo lobos y buitres.
El viento ennegrecido solo se alimenta.
¡Del polvo de la más mínima consciencia yerta!.
La arena es pura nieve en cuarentena.

El candor solo busca su ignorancia,
entre la misma sed del agua seca.
Al sepulcro descendiendo que va muriendo.
¡Ninguno es culpable!. Sólo ellos lo son.
¡Allá la luna pide limosna a la estrella!.

¡Sí,Si !. El misterio de la vida han resuelto.
Sin ellos, el mismo cosmos no se mueve.
¡El humo se avergüenza de su fuego !.
Ya el plátano habla del higo y olivo.
¡Por el vigor de tanto cobarde abundante!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
(Tanto del texto como de la imagen)

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Conmovedor…(Experimental Filosófico)

CONMOVEDOR
(Experimental filosófico)

Hay un sendero de espinas y piedras donde
se respira acidez y amargura.
Hay un lago negro que solo espera.
Hay un suelo sangrante en cada puerta.
¡ Qué angelicales verdugos !.

En la esquina de la memoria
mil huérfanos escriben al otoño secos.
Sus escalofriantes historias recorren el abismo
y su vida deforme y grotesca no espera justicia.

En su retorno al infinito
unos ángeles encontraron los despojos
y el horrendo suelo que pisan.

Ni sombra somos del olvido perdido.
La complicidad de alguna divinidad
anima y alimenta el agua que se bebe.

En sus almas el pasado asesinó el presente.
La ira y la impotencia visten el futuro.
Existe una obscuridad que anidó el espíritu.

En el crepúsculo encontré ortigas,
recubriendo lechos y ropas y hogares
y polvo arrogante y casas desnudas.
En las nubes
alfileres y cuchillos de dioses muertos.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.

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Esmero Intrínseco…(Filosófico Experimental)

ESMERO INTRÍNSECO
(Filosófico experimental)

Ya duerme la calle su sueño de cristales y de puentes,
de bosques y bodegas, ballesteras del abismal regocijo.
Blancuras y arrebatos en la soledad, sin límite de lunas.
Devuélvele la confianza en la intimidad del desamparo,
desgranado en el cristal los signos ocres sin infancia.
Es el sonido donde se construye con extrañeza,
la delgadez del pequeño viento.
Con los pies de medianoche que recibe los abrazos.
Y
Tiene la tierra, sangre, hasta la tranquilidad más recóndita.
En el último vidrio que alumbra,
la incesante tiniebla,
y desata sin asombro la crueldad,
del áspero camino sin destino.
Con el agrio gusto de la falsa calma.
Y
Sigue haciendo del estigma un trigo de fragancia seco.
Como el saco del eco hecho del hueco.
Intriga, intervalo, armisticio, por ser astucia de tiempo.
Amarillo de mares y de furia estéril.
Ya.
El velo está implorando, rota lámpara en silencio.
Donde.
Los puentes se extienden como tigres.
Descorriendo sombras, secos labios y jarcias escarlatas,
como esos mil espejos entreabiertos, líquidos de bolsillo,
hasta que sean legibles las entrañas.
¡Con esmero!
¡Con esmero!
En la huella misteriosa del cuidado elaborado, de la forma,
del largo brío, del delirio justo, del pulcro aliento.
IN
TRÍN
SECO.
Ya viene sin la voz la baja inercia,
con el rumor que hierve al abrir la puerta,
donde el pañuelo se derrama silencioso.
¡Ya!
Olvida el mar, alimenta los espejos,
con la espuma de la carne y con la muerte,
con lo inhóspito del siglo, en la lira exigua.
Desteje los oscuros pensamientos de la sed,
con el limo de los verbos, y la espuma del acento,
y la carne de las letras,
luz que ciega y fabrica abismos,
en la sangre y las retinas.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez

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