Cruel Desengaño Amoroso

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Los personajes:

Mario: Joven estudiante universitario domiciliado en Durazno.  No muy alto, barba tupida que lo obliga a afeitarse seguido. Boca pequeña y nariz bien formada. Hijo de acaudalado estanciero con muchos más dólares que estudios.

Noelia:  Veintiocho años, rubia de pelo casi hasta la cintura, alta y delgada. Cursó estudios primarios. Abnegada «trabajadora social» que atiende todos los reclamos de hombres solitarios que están dispuestos a colaborar económicamente con su sustento.  Carece de domicilio fijo.

Arturo: Taximetrista entrado en años, con muchos años de calle. Su mayor deseo es jubilarse pronto como operario de «Taxis Wilner» para poder tener más tiempo para jugar al truco .

Lugar de los hechos:

Este fugaz encuentro amoroso ocurre en  dos conocidos sitios de Montevideo:  en la Plazan Independencia,  cantero central, tirando hacia el lado del Palacio Salvo y  en una conocida pensión de la Ciudad Vieja que por razones obvias no damos a conocer más detalles de localización. 

Es una tardecita cualquiera de mitad de octubre. Una tardecita donde ya se respiraba el aroma distinto y vital que da, cada año  el renacer de la primavera. Hay algunos gorriones que se corretean entre las flores de un cantero.Un palomo  macho despliega todo su repertorio de plumas, poses y arrullos a una hembra blanca que mira como desentendida hacia otro lado…  Es la hora en  que ya pasaron los racimos humanos que caminan rápido sin ver ni oír otra cosa que el camino recto a casa.  Es momento de mucha calma.

Sentado en un banco, con las piernas bien extendidas,  indolente, con unos cuantos libros viejos a su lado está Mario. Hoy no tuvo un buen día en la facu.  Se aburrió mucho porque el Profe de Ciencias Tecnológicas estuvo realmente indescifrable. Además ya hace una semana que está en la capital y extraña a los suyos, principalmente, esa remesa de money que la madre le da, invariablemente cada vez que va por su casa.  De pronto, al mirar hacia el mausoleo, ve aparecer una figura femenina que lo conmueve, que le hace latir más rápido el corazón, que lo subyuga.  Camina cimbreante, muy erguida, moviendo ritmicamente sus  firmes caderas.  En el cabello, algo recogido, tiene una pequeña flor roja. La falda   corta, atrevida, provocadora  deja ver unas piernas largas y bien formadas que calzan unos zapatos de charol con gran taco. Le queda muy bien con el color de su piel y con el cabello un sueter muy fino de color verde manzana. Está ajustado a su talle y resalta con fuerza lo que deben ser unos pechos no muy grandes, pero sí bien formados y firmes. Cuando está más cerca ve Mario que la chica está fuertemente maquillada pero con elegancia.

Se miran. Se miran. Ella baja los ojos y sonríe… Mario se estremece y al principio queda paralilzado ante tanta belleza. No dan crédito su ojos y esa comunicación que acaba de producirse.

Ella se detiene unos metros más allá  y  abre su cartera como buscando algo y mira de reojo a Mario.  Entonces el joven toma sus libros, se levanta rápido y va hacia ella.

¡Qué haces, bonita?.

– Yoo… caminando. Disfrutando de esta maravilla  de tardecita.  ¿ Y tú?

Lo envuelve y lo abraza  el aroma penetrante, embriagador de la muchacha. Se excita. No sabe que hacer…¿Es una trabajadora de la calle? ¿Una prosti?

 – Yo…esperando el bondi, haciendo tiempo…. ¡ Qué suerte encontrarme contigo! ¿Cómo te llamas?

Se desarrolla entonces un diálogo entrecortado, con frases cortas pero precisas pero que entrelazan los destinos de estos jóvenes.

– ¿ Trabajas ?… ¿Cuánto cobrás?… Simple nomás….No tengo mucho tiempo… Bueno, vamos entonces…

– Te hago todo lo que tu quieras, no te vas a arrepentir mi negrito!…. Solo trescientos y la cama… Solo cien más por ser a ti mi negrito!… Es acá,  a la vueltita, si tomamos un taxi allí, no demoramos nadita…

Unos temblores misteriosos le ocurren a Mario cuando ella, » sin querer » lo roza con la cadera. Se le caen los libros que vuelve a levantar. Mira la hora. Piensa en el balance de su billetera… No importa, lo necesita… ¡Ella es tan bonita!. En un momento, cuando van hacia la parada,  se imagina contándole a sus hermanos y amigos la manera en que se ha despedido de Montevideo.

En el taxi, las manos de Mario se mueven ávidas. El solo roce de Noelia lo enloquece. Piensa que quizás no pueda durar mucho, que pronto todo se vaya al diablo. ¡ Ella le hace unas caídas de ojos!. Lo deja hacer, más bien lo estimula a ello pero, atendiendo a sus negocios le dice, con voz melosa:

Negrito, yo estoy acostumbrada a cobrar por adelantado, así que no perdamos tiempo. Además tú estás apurado.

Mario no protesta, igual tarde o temprano tendría que hacerlo. Mete la mano al bolsillo y cuenta trémulo los cuatrocientos pesos. Todavía le quedan tresientos veinte. Se los da y de pronto su mirada se encuentra con la de Arturo que observa  la escena por el retrovisor. Arturo sonríe con una cara… Ha visto aquello muchas veces y muchas veces ha llevado a Noelia con un novio ocasional, pero esta vez.. ¡qué cara pone Arturo!. Mario lo mira sin comprender.

Bajan frente a una vieja pensión, hacia el lado del puerto. Una casona centenaria con con balcones enrejados. Escalones de mármol en la entrada. Una vieja gorda que toma mate dulce con bizcochos le cobra a Noelia la entrada… Mario vuelve a ver otra sonrisa que no le gusta. Pero nuevamente su atención se centra en su pareja que, en la penumbra del pasillo le mordisquea una oreja.

La pieza donde Noelia recibe a sus clilentes es como cualquiera. Escasamente iluminada con unas bombitas rosas,verdes y amarillas. Mario se sienta en la cama, se desabrocha con dificultad unos botones que esta vez están más que rebeldes… Ella está frente al tocador, se ha quitado la flor del pelo, las caravanas… comienza a levantarse el sueter verde manzana… Entonces, con voz muy dulce, de espaldas casi, tocándose la boca en la que asoma atrevida, por entre los labios rojos, una  lengua húmeda… dice… casi en un murmullo apenas audible….

-Mi negrito… te tengo que decir algo…. yo también soy hombre…

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2 comentarios sobre “Cruel Desengaño Amoroso”

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