Dejame mirarte y preguntarle a tus ojos
lo que tu corazon no puede decir
lo que tus palabras no alcanzan a explicar
ese silencio que me dice todo
esa mirada me sana el alma
esa ternura me devuelve la esperanza
cuando miro tus ojos
estoy tan enamorada de ti
pero no se si tu de mi
Pero te miro y iluminas todo dentro de mi
Cuando te conoci y te mire
No se que paso pero me enloqueci
Cada noche me acuesto pensando en ti
Y sueño que estar contigo me haria feliz
Paso el tiempo y yo sabia que se iba a cumplir
Y ahora que estamos juntos
No puedo evitar dejar de sonreir
Por eso no dejo de apreciar el dia que te conoci
Te amo tanto que pasari un dia sin dejarte de abrazar
Por que el dia que yo deje de vivir
Ese sera el dia que yo te deje de amar
Cuento escrito en la pandemia
De un lugar muy lejano y acompañado del señor miedo, llegó un día al Perú. Los que lo han visto, dicen que a su cuerpo le rodean muchas puntas. Solo se le puede ver con un microscopio. Se mete a los pulmones y luego te da la gripe. Los doctores lo llaman “COVID-19”, y la gente “Corona, coronavirus, microbio, bicho o Covid”.
Los noticieros decían que cada día aumentaban los contagiados y otros morían. El presidente ordenó que todos se queden en sus casas. Los policías y los soldados del ejército se encargaron de ver que los hombres y mujeres lleven mascarillas y guantes. Y que no se amontonen para ir al mercado, banco, farmacia o centro de salud. Los niños no podíamos salir para nada. Cerraron los colegios y la mayoría de padres dejaron de laborar.
¡Yupi, más vacaciones!, gritamos mi hermano y yo. Nos levantábamos tarde y veíamos muchas pelis. Pero, al pasar los días, la cara de papá se puso más preocupada. A él le gustaba mucho escuchar y ver los noticieros. Hasta que un día empezó a toser, le dio fiebre y le dolía el cuerpo.
Mamá le preparó un jarabe con ajos, cebolla y kión. Cuando sanó jugaba más con nosotros. Nos divertíamos con la chapada, las escondidas, a hacer voces extrañas de viejitos, bebés y niños. Aprendimos el juego de los incas llamado “El zorro y las ovejas”, damas, monopolio y cartas. Sumábamos, restábamos más rápido, y yo aprendí a barajear. Otras veces, cantábamos las canciones de la iglesia, las que a mamá le gustaba y las de la escuela. Y solo algunas veces bailábamos los cuatro. Nuestro día terminaba con los cuentos que papá y mamá inventaban.
En el 2020 las clases fueron por la televisión y por el internet. A mi hermano no le gustaban sus clases de inicial. Mamá dejó de laborar y se puso a ayudarle. Papá lo hacía desde casa, en la computadora y su celular.
Nosotros ayudábamos en la cocina, a limpiar la casa, lavar los trastos y nuestra ropa interior. Al vernos mamá sonreía y decía, ¡Gracias al Covid!
Papá salía a comprar y nos contaba lo que pasaba en las calles. Decía que en el carro todos viajaban sentados y se viajaba rápido. Más gente utilizaba bicicleta, y más personas vendían en las calles y otro tanto pedía alimentos dentro de los mercados y de casa en casa. Ese día, comí poco y me acosté pensando.
Aprendimos un montón de este virus. Inventamos poemas cuentos, juegos y hasta soñábamos con él. Comíamos más verduras y cereales de la sierra que tenían sabores extraños. Y nos hicimos muy, pero muy amigos del agua y jabón.
Ahora, que ya terminó el “quédate en casa”, extraño a mis amigos, profesores, al patio, el recreo y todo mi cole. Rezo para que todo se arregle, aunque no sea lo mismo.. Algunas amigas se han ido a la sierra y a la selva. Además, los vecinos y amigos están raros, nos saludan de lejos y apenas nos miran. Mi hermano pequeño pregunta ¿Por qué ahora todos son Batman? Mamá dice, qué a los cinco y nueve años, aun no podemos entender la realidad completamente.. Entonces, yo pienso para mi solita y pregunto ¿Alguien me puede hacer entender, por favor…?
No tiene explicación alguna
Se siente en los momentos más inesperados.
Su magia es conexión astral y también espiritual, con otra persona al igual que co n un familiar, o que sea cercano!
solo le dieron ese nombre para identificarlo, pero efímero.
No se engañen al demostrarlo,
porque el nace solo sin esperarlo.
Se siente en el estomago,
como si existiera un zoológico.
Algunos, solo lo evaden,
otros, lo plasman en versos o quizás prosas.
Puede manifestarse, en forma de musa, como también se genera en poesía,
es canto,
es melodía.
Como puede ser la locura de dos almas en una noche tibia.
En general, para mí es arte,
que me hace sentir admirable ante su forma de llenarnos de vida,
eso es … ¡El Amor!
Entre cuatro paredes relucen mis miserias y realmente ya no me importa. Sentada en el diván desde hace unas cuantas horas, simplemente miro hacia la ventana con aires de resignación, como quien se conforma con la iniquidad interpuesta en su destino. El cielo dejó de inspirarme hace mucho tiempo y los amaneceres perdieron el romanticismo de los viejos tiempos. Mis mañanas se hunden en las ruinas de una monotonía insalvable, y sinceramente ya no hay nadie que pueda rescatarme de mi propia perdición. Cada quien es su abismo en una guerra sin cuartel, y yo lo he sido durante toda mi vida.
Es posible que aún me quede tiempo para alumbrar mi corazón y erradicar la apatía que me ha dominado desde siempre. No quisiera ser tan dura conmigo misma, pero es a lo que me he acostumbrado y me costaría deshacer aquella identidad con la que convivo a diario. Es lo que me ha hecho fuerte. No puedo cambiar los hechos ni reparar los daños, pues el tiempo avanza sin piedad alguna y solo puedo aferrarme a aquello que todavía me pertenece.
Lo que no te mata te hace más fuerte, reza el refrán. Una verdad infinita que se manifiesta en nueve palabras tan certeras como el significado que habita en ellas. La realidad me ha empujado a descubrir mi propia entereza y es un hecho que no puedo negar, pero a cambio suelo esquivar lo que siento como si se tratara de una agria condena. Puedo proteger mi cuerpo, pero no lo que hay que detrás de él, y ello me desorienta hasta límites insospechados. Si pudiera encontrar una respuesta a la vorágine que perturba mis días, sería capaz de sentir una dulce pizca de alivio, pero como la corriente suele arrastrarme a los abismos sin cesar, solamente me queda vivir con la utopía de lo bello, de lo hermoso, de lo inalcanzable.